Valladolid

Adif deja sin local de ensayo a una decena de grupos de Medina

Estos espacios están gestionados por Adif. Pero hace cuatro meses, la empresa de transportes les anunciaba la suspensión del contrato. «Lo renovábamos cada año y medio o dos años, más o menos, pero sin más han decidido que no seguían, que necesitaban el edificio para algo, pero no nos han dicho para qué», menciona Javier Vilorio, cantante de Los Desgraciaus.

«Nos llevamos un gran disgusto después de tantos años, porque el sitio es ideal para nosotros», añade. Los locales disponen de grandes beneficios para estos músicos, pues al encontrarse en la periferia de Medina del Campo, el sonido no molesta a los vecinos. «No dejan de estar al lado de la estación, con lo cual siempre hay movimiento y gente, y sin querer hay vigilancia. No es como estar en medio del campo que pueden entrar a robar en cualquier momento», comenta Vilorio.

Durante este largo periodo de tiempo, las agrupaciones musicales medinenses se han encargado del mantenimiento de los locales. Javier asegura que los contratos de Adif son «súper duros» y la entidad no se hace cargo «de nada en absoluto». «Si no hubiéramos estado aquí estos veintitrés años, desde luego que el edificio no estaba en pie. Estaría medio caído como muchos otros que se encuentran abandonados», asegura.

A lo largo de estas semanas, han intentado ponerse en contacto con Adif, pero sin respuesta alguna. «Les hemos mandando mails para ver si seguíamos con ello, pero no nos han contestado», explica Vilorio. Incluso, el consistorio de Medina del Campo también habría intentado comunicarse con la empresa, a través de una misiva, pero de momento no hay contestación. «El Ayuntamiento ha alegado que somos la cultura del pueblo, de la música y del rock», menciona el cantante. Y es que no solo era la cuna del pop-rock de la villa, sino también de otros nuevos proyectos como música electrónica, salsa o reggaetón.

Los Desgraciaus aseguran sentirse «muy frustrados, nostálgicos y con mucha pena» ante esta desoladora situación. «Con 54 años la música me sigue dando mucha ilusión, igual que a mucha gente. Cada uno pasa la vida como quiere, y para nosotros esta es nuestra manera de vivir», manifiesta. «Es triste que nos echen de un sitio que debería ser público», añade.

Es ahora, cuando se encuentran a la búsqueda de un nuevo local. «Llevamos unos meses y no es tan fácil, está siendo una locura», cerciora Vilorio. Un trabajo que está yendo más lento de lo que querrían, ya que necesitan un sitio apartado del pueblo. «No queremos, ni nos conviene, molestar a la gente», comenta. Además, los diez grupos musicales no quieren separarse, y esperan reubicarse en otra nave todos juntos, para mantener la unión que conservan. «Es algo muy chulo acabar de tocar pop-rock y estar escuchando reggeaton al de al lado. Conoces gente nueva y estilos que no estás acostumbrado a escuchar», puntúa Javier.

De aquí en adelante, hasta que llegue el mes de junio, y se vean obligados a abandonar los locales, Los Desgraciaus aprovecharán este tiempo al máximo. «De hecho se nota que, cada vez que vamos a ensayar, hay más movimiento que habitualmente», indica Vilorio.