Javier, el dueño del bar Astrolabio, junto a los alumnos del Colegio San José.

Tribunal de fogones

Once alumnos de Primaria del Colegio San José integraron el jurado que debe elegir el mejor Pincho Infantil 2017

Jorge Moreno

Miércoles, 31 de mayo 2017, 13:21

Alguna, como Silvia, confiesa que ya hace tortillas francesas en su casa para ayudar a su madre a preparar la cena. Otros se declaran seguidores de programas televisivos de conocidos chef con estrellas Michelin. Pero su reto ayer era de mayor responsabilidad, puesto que de su opinión, unánime, dependerá quien sea el ganador del XIX Concurso Provincial de Pinchos en la categoría de Pincho Infantil, un certamen que organiza la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid (APEHV).

Publicidad

El ganador se conocerá dentro de unos días, por lo que deberán guardar secreto, dentro y fuera de las cocinas, de cuál es su mejor manjar.

Pero había que visualizarlo previamente, degustarlo después y contrastar su parecer en equipo para emitir un juicio como jurado.

Los once alumnos de 5º y 6º curso de Primaria del Colegio San José comenzaron el recorrido por el café-bar Astrolabio, uno de los cuatro establecimientos que participan en esta categoría de este año.

Antes de iniciar la valoración, en un aula del San José se les dio una explicación de cuáles son aquellos elementos gastronómicos y de presencia que se podían tener en cuenta. Y como protagonistas, este pequeño tribunal de los fogones comenzó, con gorro y delantal, a saborear las pequeñas porciones.

«Lo que he probado, era como un canelón que tenía un poco de espuma por encima. Me ha gustado la originalidad porque nos han puesto una hoja de albahaca que huele muy bien», dice Santiago de Vega, de 11 años, y a quien de mayor no le importaría ser cocinero.

La jefa de Estudios, Berta Melgosa, les acompaña y resalta que esta «actividad les ha emocionado mucho, porque profundizan en la gastronomía y en las cosas del comer».

Silvia Carrión, de 5º, confiesa que cuando va a los bares con su familia le agrada probar los pinchos, «algunos están mejores que otros». Saca también como conclusión que «ser cocinero es un trabajo un poco duro, porque se aguanta mucha presión, hay que prepararlo rápidamente y se les juzga por lo bajo». Es su dictamen para una ciudad que compite en microbocados con otras.

Publicidad

Estos estudiantes del San José no solo profundizaron durante la mañana de ayer en las artes culinarias, sino también en las nutricionales. Coincidiendo con esta actividad de la APEHV, un representante de la Denominación de Origen de Producción del Aceite de Baena (Jaén) les indicó los valores alimentarios de la oliva. Esta modalidad infantil del Concurso Provincial de Pinchos alcanza ya tres ediciones. En las anteriores participaron los colegios de Nuestra Señora de Lourdes y La Enseñanza.

Un manjer para celiacos

El restaurante La Venta de Fuensaldaña es la primera vez que participa en el Concurso, y lo ha hecho con un pincho infantil especial para celiacos. Este establecimiento es el único participante de la provincia, y competía además de con bar Astrolabio, con el bar El Cubo, y La buena vida.

Publicidad

Para que el jurado no se desplazase hasta la villa del castillo, el pincho de La Venta se preparó y sirvió en un bar de la Plaza Universidad.

«Tengo muchos niños que son comensales celiacos y pensamos hacer algo para ellos. Nos llegan hasta familias enteras, y los tenemos en cuenta en la carta. El pincho le hemos bautizado como Tataki. Lleva atún rojo con patatas, marinado con grosella negra y sésamo», explica José Antonio Zorita, dueño de La Venta, que se muestra ilusionado con la decisión que adopte el jurado infantil. Las dos cocineras de este restaurante, Begoña y Spaska, señalan que prepararlo lleva una hora. «Y tenemos un secreto que no podemos contar», apostillan.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad