El Lignum Crucis cumple dos siglos en Villamuriel

La llegada del Lignum Crucis a la iglesia de San Pelayo se produjo hace ya dos siglos y Villamuriel vivió ayer una jornada de fiesta. Poco antes del mediodía, el obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, oficiaba una misa a la que seguía una procesión con la reliquia por las calles del pueblo junto a un pequeño crucificado que fue portado a hombros.

En el siglo XIX, esta reliquia, un trozo de la que existe en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, fue donada por el entonces obispo de León, Ignacio Ramón de Roda, al canónigo de la catedral de esa ciudad, Sebastián Pérez Lozar, natural de Villamuriel de Campos, para ser colocada en la iglesia de San Pelayo de la localidad terracampina.

Le celebración del bicentenario motivó al Ayuntamiento a organizar otros actos además de la misa y la procesión. El viernes se proyectó un documental sobre la historia de la reliquia, ayer también hubo una parrillada al mediodía y, esta tarde, una coral ofrecerá un concierto con repertorio sacro.