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Viernes, 24 de junio 2016, 12:10
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El final de la primavera trae cada año la caída de la pelusa de los chopos. Aunque es la causa de problemas de suciedad, de riego de incendios y, a pesar de ser inocuas, de molestias en ojos, boca y nariz, cada año regalan bellas estampas como el blanco manto de pelusas sobre las aguas del Canal de Castilla en Medina de Rioseco.
Pero quizá esta imagen tenga los días contados. Los chopos hembras, que son los que producen las pelusas, empeizan a estar en la diana de aquellos a los que, durante unos días, molesta esta peculiar forma de expresión de este género de árboles. Lo que quizá no sepan quienes abogan por la tala es que la presencia de chopos es vital para mantener las orillas del Canal de Castilla en buen estado: sus raices frenan la natural erosión que va provocando el permanente paso del agua. El chopo es árbol al que no importa tener las raíces muy cerca del agua, y es de las pocas especies que lo soporta. Talar los chopos, además de privarnos de imágenes tan espectaculares, implicaría al final más riesgos que beneficios.
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