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Alejandro Catalina posa en las instalaciones de su gimnasio
Un novedoso concepto de pago por uso aplicado al gimnasio

Un novedoso concepto de pago por uso aplicado al gimnasio

Alejandro Catalina ha abierto Veevo, un centro que fusiona el entrenamiento personal, el ‘fitboxing’ y la meditación

laura negro

Domingo, 12 de junio 2016, 13:50

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Un negocio exitoso es el reflejo de la persona que lo construye. Un buen ejemplo de ello es Veevo, un ambicioso proyecto que acaba de abrir sus puertas en Valladolid y que es el fiel reflejo de la personalidad de su promotor, Alejandro Catalina Sánchez. Este joven natural de Íscar siempre soñó con ser empresario, pero ha estado esperando durante años el momento adecuado, hasta tener muy madura la idea de negocio y un profundo conocimiento del sector.

Veevo es un centro que fusiona el entrenamiento personal, el fitboxing y la meditación. «Aquí preparamos a nuestros clientes para la vida, porque aparte del entrenamiento físico, basado en el boxeo pero sin confrontación, hacemos un importante trabajo mental usando técnicas de mindfulness y empowerment. Lo que pretendemos es el equilibrio perfecto entre cuerpo y mente», asegura este emprendedor.

Al finalizar su carrera de empresariales, Alejandro comenzó a trabajar en la empresa familiar, dentro del sector de la maquinaria de construcción. Abrió una nueva delegación en Madrid, pero tras tres años de intenso trabajo y aprendizaje, su empresa se vio afectada por la crisis y finalmente tuvo que cerrar.

Fue entonces cuando le surgió la oportunidad de embarcarse en un nuevo proyecto en Ibiza en el sector del fitness como director de un importante gimnasio con más de 2.100 socios y 5.000 metros cuadrados. Fue ahí cuando descubrió su pasión por el culto al cuerpo y donde fraguó su idea de negocio.

Cinco años después, con una amplia experiencia a sus espaldas, decidió que era el momento de regresar a su tierra para poner en marcha su proyecto empresarial. «Me asesoré muy bien para comprobar si mi idea de negocio estaba bien fundamentada, para ello acudí a consultores especializados en el sector. También viajé a Estados Unidos para analizar las tendencias del sector del fitness», explica.

Una vez que tenía clara la idea de negocio, comenzó con la búsqueda del local, tarea que le resultó bastante complicada. Para implantar su negocio necesitaba un espacio de entre 500 y 700 metros cuadrados y con gran altura en los techos. Finalmente encontró el adecuado en la céntrica calle Perú. La remodelación fue también otro caballo de batalla. «La gestión de licencias y permisos fue bastante rápida, pero es cierto que ajustarse al presupuesto y a los plazos fijados es muy difícil. Tengo mucho que agradecer al equipo de arquitectos de Mediterranean Fusion, que me realizó el diseño y a la empresa D-Zero, encargada de la ejecución de obra. Ellos me dieron las mayores facilidades», subraya Alejandro.

Estilo industrial

Este centro de fitness sorprende al que lo visita con un impresionante interior de estilo industrial, con grafitis y otros elementos decorativos únicos y originales. No falta un solo detalle. La música, la iluminación, los materiales y el equipamiento están cuidados al máximo para que los clientes solo se preocupen de disfrutar de cada sesión. «El método de entrenamiento es totalmente efectivo y no es necesario tener una preparación física previa. Contamos con una serie de servicios adicionales como wifi gratuito, toallas para el entrenamiento y para la ducha, gel, champú en definitiva, todo para que nuestros clientes salgan de aquí con una sensación de bienestar y confort dentro de un ambiente de lujo, pero al alcance de cualquier bolsillo. Aquí no existen cuotas de alta ni matrículas. La idea de negocio está basada en un concepto de compra inteligente de pago por uso. Aquí el cliente paga por cada sesión que consume. Si no viene, no paga», explica este emprendedor. El precio de cada rutina de 45 minutos es de 13,5 euros, con la posibilidad de contratar bonos de 20 sesiones a un precio de 10 euros por sesión.

Redes sociales

«La primera vez siempre es gratis», adelanta Alejandro. «Es algo que ofrecemos como cortesía para que todo el mundo que quiera vivir la experiencia Veevo, pueda hacerlo. Para esa primera vez, nosotros dejamos guantes, vendas, y solo se tienen que preocupar de hacer la reserva previa. Esto no es un gimnasio al uso. Es un método divertido, efectivo y toda una experiencia para cuerpo y mente», continúa Alejandro, quien está realizando una intensa labor de difusión en redes sociales, buzoneo y campañas de Street marketing. También, de forma mensual, organiza eventos para sus clientes, con la colaboración de partners y diversas firmas vallisoletanas.

Ya tiene en nómina a dos monitores, un comercial y una persona para el servicio de limpieza. Además, contrata monitores externos para sesiones puntuales y entrenamientos personales. Alejandro tiene unas miras muy amplias y muchas ganas de expandir su proyecto a otras ciudades. Recientemente se ha asociado con una importante empresa del sector en Santander y próximamente abrirán una nueva delegación de Veevo en la zona centro de Barcelona. «La siguiente meta está en Madrid. Es la ciudad perfecta para este tipo de negocio y para recibir un concepto de gimnasio tan diferente como este», aclara.

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