Borrar
Actuación del grupo Fresas con Nata, que cerró el evento.
Los jóvenes de TEDxYouth piden una educación más crítica

Los jóvenes de TEDxYouth piden una educación más crítica

El foro de ideas vive su tercera edición para niños en Valladolid y demuestra que son inconformistas, rebeldes y tienen muy claro qué quieren y cómo

Antonio G. Encinas

Martes, 17 de noviembre 2015, 09:57

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El antídoto contra el fanatismo son las ideas. La educación. El mundo se inoculó este fin de semana cien dosis, en 46 países, en forma de eventos TEDxYouth. Más de mil ideas lanzadas por menores de 18 años. Y doce de ellas, en Valladolid.

Porque Valladolid forma ya parte de esa inmensa red. Tres eventos de jóvenes, cuatro TEDx, formatos como TEDxSalon... «Hoy más que nunca vamos a demostrar que el futuro y la esperanza está en nuestras manos, así que estamos todos con París», comenzó su organizadora, Belén Viloria. Y lo hicieron. Con sentido del humor, pero también con reivindicaciones. Algunas de ellas harían enrojecer de vergüenza a algún ministro de Educación. Porque hablaron de la Filosofía, de cómo tenía que reenfocarse el sistema educativo, de la necesidad de volver a los clásicos, a la Celestina, a Esperando a Godot, para aprender a vivir. De la obligación de buscar la poesía incluso «en los días grises».

Y un niño de ocho años, ¡ocho!, mostró cómo se le metió en la cabeza que él podía ser capaz de programar un videojuego. Y cómo dio el paso siguiente para conseguir que ese videojuego sirviera a sus compañeros de clase para aprenderse los huesos del cuerpo humano. Ahora cuenta con orgullo a sus ¡ocho años! (hay que repetirlo, resulta increíble) que quiere hacer otro para enseñarles no sé qué «a los pequeños».

El nivel de este TEDxYouth podría medirse en la intensidad de los aplausos, que fueron muchos, pero también en el diámetro de las bocas abiertas y cerradas. Las de asombro y las que taparon estos jóvenes de los que los adultos acostumbran a colgar sambenitos como generaciones nini y otras inexactitudes.

Inexactitudes que no alcanzan para explicar, por ejemplo, por qué 30 chavales de entre 8 y 17 años deciden ser voluntarios de un evento así y se lanzan a preparar sus funciones desde muchos días antes.

Volvamos al principio.

TEDxYouth son ocho ponentes y una actuación. Todos menores de 18 años.Y aliñados con un par de TED Lessons (lecciones grabadas, animadas y subtituladas sobre infinidad de temas, todas libres y disponibles en laRed) y dos charlas celebradas en otros eventos similares de cualquier lugar del mundo.

A partir de ahí, comienza todo.

Amanda Granda (asturiana, 17 años), recita versos. Busca poesía en todas partes. Invita a los demás a buscarla. Sueña con repartir versos por su pueblo, con hacer partícipes a todos, convencida de que ahí, en la poesía, hay un arma poderosa. Y para demostrarlo la deja en las butacas, con retazos de papel y verso pegados con celo en cada respaldo para que los asistentes al TEDxYouth se los encuentren.

Jóvenes y arte. Una combinación poderosa. Los versos de Amanda se conjugan bien con otra invitación, la de Olga Hernández (vallisoletana, 17 años). Abraza a los clásicos, La vida es sueño, Don Juan Tenorio, los representa y los interpreta. Esperando a Godot. «Siempre esperando, la vida pasa de largo. No hay que esperar parados, hay que salir al encuentro de lo que uno quiere, porque es la acción lo que nos lleva al logro».

La Celestina. «Alimentar tu sueño lleva implícito un compromiso».

Don Juan Tenorio. «Tener un sueño no cambia nada, pero la decisión de salir a perseguirlo, sí».

Y salen, vaya que si salen.

Le pese a quien le pese.

Paula Rodríguez (leonesa afincada enValladolid, 16 años) dispara puyas con humor para demostrar, nombre a nombre, hecho a hecho, que los grandes inventos de la Humanidad han sido obra de mujeres, y protestar porque no han tenido el mismo reconocimiento que los hombres. Provoca las sonrisas con sus verdades.

Pero entonces PabloPérez-Paetow (Canarias, 17 años) cambia el ritmo.No el de la reivindicación, que lo sostiene, sino el del tono. ¿Sistema educativo? No lo es, según Pablo, si ampara el «triángulo mágico de repite, memoriza, escupe».

«Nos han metido en la cabeza que pensar no es lo mismo que pensar críticamente. Hoy en día la opinión del alumno no vale nada, está infravalorada. El pensamiento crítico debe ser importante en la educación. Pensar, ni se valora, ni se necesita.Con memorizar, repetir y escupir, te vale. Para pasar el curso hay que pasar exámenes y solo necesitas ese triángulo mágico», advierte. Y entonces, sí, pronuncia una frase que devuelve una dolorosa bofetada de realidad. «Sin pensamiento crítico no eres nada, eres igual que una máquina. El dogma y la opinión hegemónica campan a sus anchas».Y la mente se va a París, claro. Y a los fanáticos.

Fanáticos que nacen de la ausencia de ese pensamiento crítico, que a su vez impide aceptar cualquier opinión divergente. Impide aceptar al de enfrente. Impide querer conocerle.Y eso hace que se pierdan tantas cosas. Se lo podría explicar Carlos González (Valladolid, 17 años), que vivió un año entero, él solo, en China. Desentrañó los símbolos del chino mandarín y se encontró con una sociedad que le contaba sus intimidades. La palabra familia está formada por un techo con una chimenea. El radical de mujer (una sílaba pictórica, por así decirlo) forma parte de la palabra esfuerzo, pero también de envidia. Y el de hombre se encuentra en un símbolo que sería «fuerza del campo».

Y brillante más cielo forman el día de mañana. «¿No sería maravilloso pensar siempre que mañana va a ser un día brillante?», preguntaba Carlos.

Quizá sea un mañana tecnológico. Mejor dicho.Lo será. Lo tienen claro estos jóvenes. «Habrá robots destinados a atender a la gente mayor, o a enseñar a los niños. Nuestras profesiones también cambiarán, irán enfocados a crear, diseñar estas máquinas que nos hacen la vida más fácil. Quizá alguno sea telecirujano o consejero de robots», confiaba Marina Martínez (bilbaína en Valladolid, 14 años). Y volvía, aprovechando el momento, la reivindicación que entroncaba con el discurso científico humorístico de Paula Rodríguez. «Los hombres tienden a elegir más carreras tecnológicas que las mujeres. ¿Por qué? Creo que se debe a que la atracción hacia estos campos ha estado mas enfocado hacia los hombres, pero eso no significa que se les den mejor», advierte.

Tecnología para humanizar. Para mejorar la sociedad y atender a quienes más lo necesitan.Así viven estos chicos-ponentes la tecnología.

Sara Miguel (Valladolid, 17 años) demuestra, además, que ese sentimiento compasivo, humanitario, reflexivo, lo comparten con todos los sers vivos. Ella y sus compañeros han investigado, basándose en definiciones filosóficas y en experimentos realizados por científicos, si los animales tienen moralidad. Para que sea así, deberían tener reciprocidad, justicia, empatía, resolución de conflictos, compasión y normas sociales. Tras semanas de análisis, ¡eureka! Resulta que los chimpancés tienen moralidad. Pero como estos chicos son inconformistas, y les gustaría recuperar la filosofía como modo de interpretar el mundo y no de recitar autores de memoria, les surge una duda. «Si tienen moralidad, ¿tienen derechos?». Quizá respondan en otra edición de TEDxYouth en Valladolid. Ayer no quedaba sitio para más. Solo para que un grupo de bailones, Fresas con Nata, improvisaran y llenaran de energía el auditorio del LAVA, la mejor forma de que el antídoto contra el fanatismo y la estupidez coja fuerza y actúe.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios