Y no, no eran terroristas...
«No van a venir esos tíos de negro –léase los efectivos de la unidad de élite de los antidisturbios de la Guardia Civil– para coger a unos camellitos», coincidían en señalar la mayoría de los vecinos
j. s.
Viernes, 6 de noviembre 2015, 13:19
«Esto es algo de terrorismo, eso está claro, no van a venir esos tíos de negro léase los efectivos de la unidad de élite de los antidisturbios de la Guardia Civil para coger a unos camellitos», coincidían en señalar la mayoría de los vecinos de Delicias que ayer, durante más de tres horas, convivieron con decenas de agentes de los Grupos Rurales de Seguridad (GRS) encapuchados, equipados con chalecos antibalas y armados hasta los dientes apostados prácticamente en cada esquina de un barrio en el que se realizaron hasta seis registros simultáneos en torno a la plaza del Carmen.
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La presencia de los hombres de negro, poco habitual en suelo urbano, hizo que enseguida comenzaran a formarse corros de curiosos en torno a los inmuebles registrados y que, en paralelo, se disparara la imaginación de los testigos sobre el motivo de la operación. «Esto debe ser algo gordo, rollo yidahista o algo así», apuntaban convecidos. Pero no era así, simplemente se tratataba de una redada contra el menudeo de droga, más que espectacular, eso sí, aunque solo eso. Y la realidad de la macrooperación policial hizo que algunos, los más, respiraran aliviados y que otros, los menos, pero los hubo, mostraran una cierta y extraña decepción. «¿Y para eso, tanto?», dijeron.
Pues sí, no eran terroristas, solo (presuntos) camellitos, pero los agentes no solo de la Benemérita sino también de la Policía Nacional sus antidisturbios, quizás por ser más conocidos en la urbe, llamaron menos la atención tenían tantos frentes abiertos que fue necesario reunir solo en este barrio al gruesgo del centenar largo de efectivos movilizados para esta intervención.
Eso hizo que las escenas cotidianas, sobre todo a partir de las nueve de la mañana los registros comenzaron una hora antes, se solaparan con la presencia de decenas de agentes, en su mayoría, encapuchados. «La verdad es que dan un poco de miedo, casi más que a los que están sacando detenidos», -reconocían un grupo de asistentes al aparatoso registro de una vivienda en el número 40 de Embajadores.
Allí, al igual que ante los portales del 21 de General Shelly y del 119 de la avenida de Segovia los tres están situados a apenas un par de minutos a pie, los vecinos de los pisos colindantes a los inspeccionados y los comerciantes de los locales cercanos entraron y salieron de sus bloques o levantaron las rejas de sus negocios ante los hombres de negro armados con metralletas. «No se preocupen, pueden pasar o abrir sus tiendas», les explicaron los agentes a los atónitos testigos de la redada.
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