Los técnicos siguen sin decidir cómo reparar el 'anillo mil', la principal conducción de Valladolid
Los reventones en la tubería que une las dos depuradoras de la ciudad traen de cabeza a los expertos
J. Sanz
Miércoles, 20 de mayo 2015, 21:30
La última rotura de la principal conducción de agua potable de la capital, el denominado anillo mil, está trayendo de cabeza a los técnicos de Aguas de Valladolid (Agualid) cuando se cumple un mes justo desde que un tramo de esta tubería de mil milímetros de diámetro de ahí su nombre reventara en las inmediaciones de la rotonda de San Agustín. Allí, en la intersección de las avenidas de Zamora y de Madrid, continúa abierto un enorme socavón de más de cuatro metros de profundidad a la espera de una decisión técnica, y también política, sobre cómo reparar la avería.
Los operarios han examinado la conducción con cámaras y ultiman un informe que concrete tanto el coste como la intervención más factible a realizar. En cuanto a lo segundo se baraja, por un lado, utilizar un robot que suelde al tramo fracturado de la tubería de poliéster con fibra de vidrio y, por otro, acoplar una camisa del mismo material por el interior para tapar el boquete.
El objetivo, según explican fuentes de la empresa concesionaria, pasa por evitar «abrir un socavón que implicaría un corte prolongado» del más que concurrido cruce de la avenidas de Zamora y de Madrid. Pero es que el anillo mil, además, discurre en este punto a cuatro metros de profundidad y enclaustrado bajo un recubrimiento de hormigón. Eso en cuanto a la parte puramente técnica.
Cuestión aparte merece la económica después de que el propio alcalde, Francisco Javier León de la Riva, anunciara la semana pasada que pediría explicaciones al fabricante por lo ocurrido tanto en San Agustín, el 21 de abril, como en La Victoria, el 23 de enero allí se produjo entonces un primer reventón. El material, en teoría, es el más fiable y en la construcción de esta conducción circular de 19 kilómetros que une las dos depuradoras de la capital se invirtieron 29 millones de euros entre 1986 y 2007. «El objetivo es descubrir el fallo y adoptar la mejor decisión para evitar futuras fugas», resumen desde Agualid.
