Agricultores de Pollos montan rondas nocturnas para espantar a los jabalíes
Los animales acuden a las tierras a comer el maiz recién sembrado
Silvia G. Rojo
Lunes, 20 de abril 2015, 19:08
A las tareas habituales de preparar la tierra, sembrar, regar o, en su momento, cosechar, los agricultores de Pollos le suman una más: vigilar.
En cuanto anochece, da igual el día de la semana, los agricultores de esta localidad vallisoletana empiezan a repartirse por sus tierras con el objeto de evitar que los jabalíes se coman lo que han sembrado. A algunos, como María Reoyo, ya la ha tocado sembrar dos veces la misma tierra de maíz, y rápidamente enseña las fotos de los destrozos que estos animales han provocado en sus tierras e, incluso, instantáneas de los propios jabalíes sorprendidos en mitad de la noche. En cualquier caso, no ha sido la única, y rápidamente saltan los nombres de otros agricultores que sembraron un día su tierra y a la mañana siguiente, no había nada.
A María, por ejemplo, la apoyan en esta tarea su marido y sus padres, y entre todos hacen turnos para no descuidar lo sembrado. Comenta su madre, María Belloso que «llevamos ocho noches aquí, vigilando, y estaremos hasta que se nazca el maíz y haya pasado el peligro». Recuerda que el año pasado fueron 13 los días que permanecieron en vela, «todos los años venimos», y la espera se alarga más o menos en función de cómo venga el tiempo y lo rápido que nazca lo sembrado.
María Belloso se muestra pesimista y manifiesta que «no tenemos nada más que el derecho al pataleo» y según lo que lleva observado, «son animales muy caprichosos y nosotros que nos pasamos las noches enteras aquí, unas veces les ves a las once de la noche, otras a las cuatro de la madrugada e, incluso, a las ocho de la mañana».
A pesar de todo lo dicho, y de que la misma noche que contaban su historia habían visto junto con otros agricultores hasta 14 jabalíes juntos en la misma tierra, indican que «se ven muchos menos que otros años porque dicen que del otro lado del río han sembrado patatas y les atraen más».
Es el río Duero el que riega todos esos campos de maíz y en sus inmediaciones, en un paraje conocido como la isla, es donde se esconden estos animales. «Están metidos en la isla por cientos y como eso pertenece a la reserva de las Riberas de Castronuño, ahí no se puede entrar pero antes de que funcionara la reserva, aquí no se habían visto nunca jabalíes y los cazadores no les mataban porque no les había», insiste María Belloso.
Los agricultores, en general, se quejan mucho de las restricciones que supone estar en una zona de reserva: «en la isla no se puede entrar pero es que, ahora mismo, sería muy complicado porque está muy abandonado, lleno de maleza; además, ruido para espantar a los jabalíes tampoco puedes hacer porque molestas a los pájaros y así, todo».
Esos mismos agricultores cargan contra la administración ya que según manifiestan, «el año pasado hubo gente que denunció los daños, que se quejó pero no tenemos una solución, nadie se hace cargo de los desastres que nos hacen así que, luego dicen que los pueblos se están despoblando y más que se van a despoblar si te están poniendo problemas por todos lados».
Una vez que el maíz nazca, parece que los agricultores podrán descansar tranquilos una temporada, al menos hasta que esté la piña pues «ese es otro momento en el que suelen hacer mucho daño», cuentan.
Según estos mismos agricultores, «hay dos cazadores que están autorizados para abatir jabalíes pero es muy complicado» por lo que concluyen que «está visto que somos nosotros los que tenemos que defender lo nuestro así que así vamos a estar hasta que haya pasado el peligro».