El pan que vino de Zamora y el boli publicitario que sale de Pucela
La calle Arzobispo Marcelo González acoge un negocio de 'merchandising' para empresas de todo el país
Vela
Lunes, 29 de diciembre 2014, 12:51
Nadie quisiera ser los goznes de la puerta que da acceso a la 'boutique' del pan El Sayagués, en la calle Arzobispo Marcelo González. A nadie le gustaría porque los herrajes no dejan de trabajar. La puerta se abre y se cierra, se abre y se cierra, se abre y... Así durante todo el día. Más aún en horario punta. Por ejemplo: ahora. Son las doce menos diez de la mañana, casi quince personas hacen cola para llevarse alguna de las barras que desde primera hora de la mañana hornea Manuel Villar, el propietario de una panadería que cumple 29 años en el barrio, con una decena de empleados y un séquito de compradores que bendicen el pan nuestro de cada día. Huele bien, ¿verdad? A pan recién hecho. ¡Mmmm! «Hace treinta años me vine a Valladolid con una mano delante y una detrás», recuerda Manuel cuando se le pregunta por los orígenes de la tienda. Llegó desde Almeida de Sayago, un pueblo zamorano de 500 habitantes en los que la familia Villar tenía un despacho de pan, después de coger el traspaso del negocio.
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Cuando Manuel recaló en Valladolid estuvo unos meses vendiendo jamones y embutidos de su pueblo, limpiando fincas, como portero. Hasta que comprobó que su futuro estaba escrito en sus raíces, que para mirar hacia adelante, nada mejor que echar un vistazo por el retrovisor. Y por eso decidió recuperar las recetas de la familia. Traer junto al Pisuerga la maestría que su familia demostró en la elaboración de magdalenas, en la preparación de las rosquillas, en un pan sayagués que tantos paladares ha conquistado en Valladolid.«Sigo haciendo el pan rústico de Zamora, pero también nos hemos tenido que adaptar al gusto de aquí, que lo busca algo más suave y con más volumen», apunta Manuel mientras abre las bocas de un horno gigantesco, que se enciende a las cinco de la madrugada y que es capaz de hornear al mismo tiempo hasta 270 barras. El ritmo de cocción es importante porque no solo importa el pan, puesto que el mostrador del Sayagués también ofrece hornazos, saladitos, bollería, empanadas, fritos, bizcochos, asados, pasteles y ahora, turrones.
Lo de los dulces típicos de estas fechas ha modificado parte de los estantes de las tiendas de la calle, porque en Écolo han incorporado, por ejemplo, polvorones ecológicos. Este es un negocio dedicado a este tipo de productos que propugna un modelo de consumo que apueste por los productos naturales, sin herbicidas, sin aditamentos químicos. «España es el quinto productor del mundo de productos ecológicos, el primero de Europa. Pero luego no los consumimos. Somos la huerta sana de los demás, porque exportamos la mayoría de lo que producimos», explica Susana García, quien atiende este local que es mucho más que una tienda de productos ecológicos.
Hace tan solo dos meses han apostado por Su.it, un escaparate para los artesanos locales. Aquí pueden exponer y vender sus creaciones. Desde ropa a joyas pasando por grabados, pendientes, bisutería (alguna hecha de papel) e incluso ropa de casa elaborada con telas ecológicos (por ejemplo, fundas para los cojines). Además, el 7% de lo obtenido se destina a financiar proyectos solidarios y sociales de la ciudad, como Allende Mundi, Sodepaz, Alba o Música Abierta. «Es una forma de cerrar el círculo, de influir en la sociedad con lo que vendemos, compramos y consumimos». El proyecto de Écolo, en La Farola desde ela año 2008, se completa con la oferta de salas y un espacio para que los colectivos del barrio puedan celebrar aquí diferentes actividades, desde cursos de pilates o yoga hasta talleres de dibujo. «Y durante la celebración, nosotros les ofrecemos, por ejemplo, té».
La crisis ha obligado a muchos negocios de la calle a echar la persiana y hay demasiados locales vacíos. Eso sí, hay marcas que no solo han conseguido sortear las embestidas de la recesión, sino que han surfeado con éxito por encima de ellas. Es el caso de Alvaroman, una empresa de regalos publicitarios que abrió en mayo de 2006 y se ha adaptado a las necesidades que la realidad le iba imponiendo.«En un primer momento concebí el negocio como servicio para empresas pequeñas y medianas de Castilla y León», explica Álvaro Román. Ahora, la mayor parte de sus clientes son grandes empresas de Madrid o Barcelona. Como Bankinter, BBVA, Viajes El Corte Inglés, Gamesa, Renault... Los departamentos de marketing de estas firmas se ponen en contacto con él y le encargan toda suerte de productos de 'merchandising'. Desde los clásicos bolígrafos, camisetas y viseras hasta productos más sofisticados como los pinchos USB(«han sido la estrella en los últimos años») o las 'powerbanks', unas minibaterías recargables para el móvil que, dice, serán la estrella de los regalos de empresa durante los próximos años. Disponen de más de 4.000 referencias de proveedores de cualquier parte del mundo.«Acudimos a ferias en Alemania, en Polonia, en Hong Kong».
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Y allí, entran en contacto con los fabricantes. «De China, por ejemplo. Hay gente que piensa que los productos chinos son todos de mala calidad. No es verdad. China tiene calidad... pero hay que pagarla», apunta Román. Uno de los últimos encargos han sido unos juegos de dardos para Bankinter, con la pluma y la punta naranja y que ha comprado en Japón. Cuenta que estas fechas son las de más intenso trabajo. Pero no por Navidad. «Es cuando termina el año y, si las empresas ven que tienen presupuesto disponible, lo destinan no a las grandes campañas publicitarias, sino a estos productos». Alvaroman gestiona no solo la compra a proveedores, sino que también encarga (en la mayoría de los casos a empresas locales) el bordado de los materiales, la impresión de los bolis, la estampación de las camisetas. En este 2014 ha puesto en marcha una línea de servicios a empresas y 'cátering' y para 2015 abrirá una tienda 'online' para particulares que funcionará desde este calle del arzobispo Marcelo González.
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