Vecinos de La Victoria comparten sus aficiones y habilidades en un ciclo gratuito de talleres
Profesores voluntarios de calceta, jabones o decoración enseñan sus destrezas una vez a la semana en el centro cívico del barrio
Víctor Vela
Domingo, 7 de diciembre 2014, 13:17
Recuerda María Ortiz cómo aprendió a hacer punto en su pueblo natal, en Langa de Duero(Soria), compartiendo lumbre y labor con su abuela. Perfeccionaría la técnica después, ya en Valladolid, en La Rubia. Yahora es ella la encargada de transmitir sus conocimientos en La Victoria. A Belén Arnaz, una apasionada de las manualidades, le enseñó ganchillo su madre. Tenía nueve añitos y con doce ya hizo un colcha para la cuna de su sobrina. Hoy es ella la profesora, la mujer que traslada a sus alumnas lo que un día aprendió en familia.
Una rueda que no cesa, en fin, para que los conocimientos salten de generación en generación, de vecino a vecino. La asociación Los Comuneros de La Victoria ha iniciado la segunda edición de Compartiendo Saberes, un ciclo de talleres gratuitos en el que voluntarios del barrio enseñan a otros residentes aquello que mejor se les da. Hasta marzo, habrá en el centro cívico, todos los miércoles, talleres de jabón artesano, de decoración floral, escritura creativa o cestería con papel.El primero de todos (en dos sesiones) ha sido el de punto y ganchillo, impartido por María y Belén. El 17 llegará el segundo, dedicado a las plantas medicinales.
«La idea es trenzar relaciones de vecindad, poner en contacto a personas del barrio que quizá se han cruzado por la calle o en una tienda y que no se conocen, que nunca se han hablado», indica Teresa Sánchez, presidenta de la entidad vecinal. Es una trueque de saberes. El profesor de uno de los cursos puede ser el alumno del siguiente. Todos sabemos algo que los demás desconocen.Todos tenemos una habilidad que para muchos es un misterio. «Y lo mejor que podemos hacer es compartirlo». Lina, por ejemplo, enseñó el año pasado a hacer licor de café. Ahora es una de las alumnas de ganchillo. La cadena de saberes no para.
Cada uno de los encuentros se limita a una o dos sesiones. No es un curso reglado. No es una academia. La idea es que, con tres horas, se hayan asumido las claves necesarias para poder iniciarse en la afición.
¿Yes posible aprender a tejer en tan poco tiempo?«Sí. Lo básico, sí», dice María. Saber cómo coger puntos y, a partir de ahí, investigar por uno mismo. Esther García lo hace, por ejemplo, a través de Internet. Tiene trilladitos algunos vídeos del youtube con ideas para el ganchillo. «En la red puedes encontrar cosas muy interesantes, pero siempre es mejor tener a una profesora delante, alguien que te lo explique», asegura Esther, quien se ha apuntado a este curso para comprobar que tiene validez lo que ha aprendido con el ordenador. Susana Ruiz también se ha interesado por el taller. De pequeña aprendió ganchillo con su abuela. «Ella sabía hacer de todo:calcetines, jerseys, gorros. Ami madre también se le da bien. Y yo quería recoger su testigo», asegura.
Esta iniciativa de Los Comuneros aprovecha además una corriente que parece reivindicar lo artesano, lo hecho por uno mismo. «Casi todo el mundo prefiere lo que es fácil, lo que lleva poco tiempo y menos dinero», incide María. Pero siempre queda la satisfacción de lo que uno es capaz de hacer con sus propias manos. Todavía hay plazas libres para algunos talleres (información en el centro cívico), aunque todos tienen límite de asistencia para facilitar el aprendizaje de los alumnos de esta red social para compartir saberes.