Los indigentes continúan en el viejo cuartel de Artillería de Arco de Ladrillo

El mayor núcleo de pobreza de la capital, concentrado ahora en el viejo cuartel de Artillería del paseo del Arco de Ladrillo, continúa vivo un día después de que ocho de sus más veinte inquilinos fueran desalojados por la Policía Municipal. Los indigentes, en su mayoría inmigrantes, que ocupan sus maltrechas estancias regresaron esa misma noche a sus habitaciones y allí siguen después de que los propietarios no acudieran ayer a tapiar el boquete abierto hace un año en el muro por el que entran y salen los inquilinos.

Las improvisadas escaleras dos viejas ventanas de madera que facilitan el acceso a las antiguos instalaciones militares a través de la tapia que da a Arco de Ladrillo continúan colocadas en el mismo punto por el que los residentes llevan doce meses entrando al lúgubre hotel en el que han convertido la planta baja y las dos superiores del cuartel General Monasterio, un edificio catalogado por su valor histórico y que cerró sus puertas hace catorce años.

La visita de los agentes que el lunes por la tarde desalojaron a los ocupantes que encontraron en el cuartel sirvió, al menos, para engordar el informe que la Policía Local está elaborando sobre la situación del inmueble, construido en 1953, con la intención de advertir a los servicios municipales de Acción Social, Salud Pública y Urbanismo para que adopten las medidas oportunas u obliguen a hacerlo a las constructoras propietarias de los terrenos. Sobre ellos está prevista la edificación de 870 viviendas desde hace siete años.