El TSJ investiga el acoso laboral contra un cirujano del Río Hortega
Dos procedimientos, por vía contenciosa y penal, denuncian que el especialista es apartado del quirófano ante el cambio de jefe y solo se le da trabajo siete de cada diez días laborables
Ana Santiago
Martes, 25 de noviembre 2014, 12:28
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Valladolid investiga un caso de presunto acoso laboral en el Servicio de Cirugía General y Digestivo del Hospital Río Hortega. En realidad son dos los procedimientos, uno Contencioso-Administrativo contra Sacyl y el otro por vía penal contra el que fuera jefe de dicho departamento en aquella época, los interpuestos por un especialista de dicho hospital en las que denuncia un largo proceso de persecución y perjuicios profesionales.
El caso, siempre según recogen las demandas, arranca desde el año 2007. Primero fueron escritos y reclamaciones internas que pedían explicaciones de lo que el afectado califica de discriminación y auténtica persecución. Vía administrativa, contenciosos y, finalmente y de forma reciente, una demanda penal. Sacyl, de momento, no ha querido hacer valoraciones.
La causa de esta presunta persecución, según recoge la presentada ante el Contencioso- Administrativo, fue una fuerte animadversión del jefe del Servicio de entonces que arranca de una impugnación por parte del demandante, en marzo de 2007, de la convocatoria para cubrir dos plazas, sobre un total de tres, de jefe de sección de Cirugía en el Río Hortega con un mismo perfil. «A partir de dicho hecho, la actitud del responsable del departamento hacia este cirujano del equipo cambió por completo y la primera consecuencia fue la denegación de una ayuda económica» para una estancia de dos meses de formación en un hospital noruego, centro de referencia en el cáncer de recto. Un informe desfavorable de su anterior jefe impidió el acceso a la misma. Finalmente, el cirujano pide un mes de asuntos propios para poder acudir a Noruega y, esta vez, el director del hospital, saltándose el informe negativo del jefe, lo autoriza; lo que evidencia estima la demanda que «el proyecto era interesante».
Según recoge la amplia documentación que llegó al juzgado, esto solo fue el principio de una larguísima lista de obstáculos para formarse, investigar o desarrollar su actividad asistencial. El cirujano demandante fue excluido de participar en la Comisión de tumores digestivos y se le denegó también acudir de forma sistemática a congresos como uno en Suiza o el de la Asociación Castellano y Leonesa de Cirugía en Miranda de Ebro pese a tener aceptadas comunicaciones en ambos. Desde entonces, este médico decide acudir a cursos y congresos con el uso de días de libre disposición.
Formación
También, añade la acusación en otra parte de la demanda, se le oculta la enseñanza de una técnica quirúrgica de la mano de un especialista extranjero que acude para ello al Río Hortega y se le vuelve a denegar la participación en un congreso alegando que no puede ir por necesidades del Servicio; pero sí se le conceden los mismos días como jornadas de libre disposición y ello sin que lo hubiera solicitado. Lo rechaza. En enero de 2011, interviene la Inspección Médica que determina que no hay pruebas de tal discriminación; aunque concluye que existe una clara situación de animadversión personal, recomendando la mediación de la dirección del hospital, mediación que no llega a producirse.
El resultado de esta investigación le es comunicada al interesado desde la Gerencia pero nunca se le había notificado trámite alguno ni que esta investigación se estaba realizando, por lo que lo recurrió solicitando que «se hiciera una investigación con todas las garantías y afrontando el problema en profundidad», siempre según datos del demandante. La lista de agravios también recoge que, pese a estar de baja laboral «por la presión ejercida» y habérselo comunicado al hospital, su jefe le llenó de actividad el mes de agosto de 2010; lo que sobrecargó a sus compañeros y luego se le hizo responsable de ello.
Las limitaciones asistenciales llegaron en marzo de 2010. El entonces jefe del Servicio reorganizó el departamento en cinco unidades especializadas (de colon y recto, esofago-gastro-duodenal y endocrino, hepatobiliopancreática, trasplante hepático y de cirugía mayor ambulatoria) y asignó a los facultativos a cada una de ellas «sin criterio alguno o, al menos, no lo hizo público» e, incluso, no los vinculó «conforme a la especialización que tenían los profesionales afectados». De esta forma, el cirujano demandante es adscrito a Cirugía Mayor Ambulatoria; «lo que supone pasar de operar áreas de responsabilidad clave a tareas de menor entidad». Hay que tener en cuenta que el demandante tenía una larga experiencia asistencial y de investigación, y era su campo habitual de trabajo, en cáncer de colon y recto y tampoco se le permite, como a otros cirujanos, pertenecer a dos unidades. De esta forma, junto a otros dos especialistas, fue relegado «a realizar funciones auxiliares, sin facilitarle pacientes y sin dotar a la unidad de camas». Así es como, un cirujano que operaba en un año el 25% de las intervenciones quirúrgicas de cáncer de colon y recto (además de otras) en un servicio de 23 facultativos, en 2010 deja de hacerlo con lo que bajan el número de operaciones y la complejidad de las mismas porque la ambulatoria atiende patología menor.
La consecuencia de esta decisión es que el cirujano del Río Hortega, junto con otros dos compañeros, «está siete de cada diez días en un despacho, de ocho de la mañana a las tres de la tarde, sin actividad ninguna asignada, aislado física y psicológicamente del resto de los compañeros del servicio». Así, mientras los tres médicos permanecían sin atender pacientes, el hospital contrató un facultativo interino (no fue la única vez) y, además, se dejaron de enviar muestras al Banco de Tejidos; lo que supone perder material de investigación, siempre según las demandas judiciales. El sumario recoge además, entre su documentación, que «estos médicos estaban sin operar en la nueva unidad en su horario matinal mientras este mismo tipo de pacientes se intervenían por la tarde, bien en módulos de guardia o bien régimen de autoconcertación», es decir, que Sacyl pagaba horas extra para reducir lista de espera y también derivaba a la privada. Tampoco rotan médicos residentes en formación por la unidad desde su creación. En 2012 y 2013 estos tres cirujanos juntos apenas suman tres o cuatro operaciones semanales.
«Me dejan sin actividad asistencial siete de cada diez días; pero me pagan dinero extra por operar por la tarde o en módulos de guardia o en peonadas, lo que no me dejan operar por la mañana». Y, «me acusan de mal profesional; pero nadie me abre una investigación. Curioso», destaca el interesado.
Desde marzo de 2014, con el cambio de jefe de Servicio y posiblemente por la presión de los procedimientos judiciales en marcha, los tres cirujanos han pasado a la unidad de cirugía esófago-gástrica volviendo a tener lo que se puede denominar como una actividad acorde con su capacitación. La Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria se ha cerrado y esta cirugía es realizada por dos cirujanos que están asignados a otras unidades.