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Daniel Miguel San José posa en el patio del Palacio de Santa Cruz.W. Dos Santos
«El problema del profesorado es el más grave, es una cuestión de futuro»

«El problema del profesorado es el más grave, es una cuestión de futuro»

Daniel Miguel San José, rector de la Universidad de Valladolid

Antonio G. Encinas

Lunes, 6 de octubre 2014, 11:18

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Cuando acabo el recuento electoral,Daniel Miguel cerró con alivio la agenda de actos de campaña que durante un mes le tuvo de ronda por departamentos, asociaciones y campus de la Universidad de Valladolid. Casi cuatro meses después, la agenda rectoral absorbe su tiempo entre reuniones en Madrid con el ministro, actos académicos y, tal y como prometió, todo tipo de eventos sociales de la ciudad. «Hay que conectar la Universidad con la sociedad», decía en campaña.Y en ello está, pleno de compromisos y con todo su equipo de vicerrectores jadeante aún por un verano acuciante en el tema del profesorado.

Más de cien días ya. ¿Se ha encontrado lo que esperaba?

Sí, más o menos es lo que esperaba, pero no por ello deja de ser agobiante, porque las elecciones retrasan muchas cosas, las dejan paradas. Tomamos posesión el 12 de junio y hubo que ponerse inmediatamente a trabajar para tener listo todo el profesorado. Hubo que contratar a seiscientos y pico profesores asociados, y eso es casi un tercio de la plantilla y requiere un montón de trabajo. Primero para saber si tenemos el dinero. Segundo, para ver si no superamos el techo de gasto. Y tercero, para ver si sobra algo para atender los casos particulares. Ha sido un trabajo muy duro durante el verano, no tanto para mí como para los vicerrectores. Han trabajado muy bien y han colaborado y les estoy agradecido.

El profesorado va a ser el gran reto para este año y para el resto del mandato.

En estos momentos es la cuestión más grave, porque es una cuestión de futuro. Lo que hemos hecho este verano es lo estrictamente necesario para empezar el curso, pero hay que pensar más allá, en hacer programas para otras figuras de profesorado. Lo que estamos haciendo con asociados, que en muchos casos son profesionales de reconocido prestigio y vienen a enseñar lo que saben hacer, es simplemente para poder completar la docencia. Echamos mano de profesores que contratamos a tiempo parcial, con contratos precarios, de un año, que si acaso se renuevan, pero esas no son las mejores condiciones para desarrollar la docencia.

Haría falta un compromiso a medio plazo, un calendario que permita planificar a años vista.

Lo estamos hablando con los sindicatos. Hay que plantear algo a medio y largo plazo. Ahora hay que capear el temporal, con los recortes, la crisis, el techo de gasto y la tasa de reposición, pero hay que pensar qué vamos a hacer si esto se liberaliza un poco.

De momento lo de elevar la tasa de reposición al 50% aparece como una buena noticia.

Es mejor el 50% que el 10%, pero eso quiere decir que de cada dos que se jubilan, perdemos uno.

Que se tiene que sustituir por un asociado.

Y además si un profesor pide una excedencia, y vuelve, consume tasa de reposición. Si se transforma una plaza de titular a catedrático, que suele ser para la misma persona, que promociona, también consume tasa de reposición. Y no nos consienten hacerlo de otra manera, lo han intentado en otras universidades y se lo han parado. Porque la medida está tomada para ahorrar, y la manera de ahorrar es evitar lo más posible todo esto.

Lo que sí hay es un frente común. Muchas más universidades tienen ese problema que usted comentaba de la necesidad de un relevo generacional en el profesorado, y se han pronunciado igual.

Sí, es un problema general. Pero también es general la restricción. Ahí el ministro de Hacienda y el presidente del Gobierno han sido inflexibles en mantener esas políticas de ajuste.

¿Sigue pensando que habrá dinero de aquí a diciembre para poder ejecutar ese plan de contratación?

Dinero hay. Lo vamos a hacer. Procuraremos que sea lo más amplio posible. Pero ahora mismo no sé cuánto. Mientras cumplamos con el techo de gasto...

Es curioso, porque tener la universidad saneada debería ser, en teoría, una ventaja competitiva, sobre todo respecto a otras de la región, pero en la práctica no es así porque no se permite hacer nada que exceda de lo fijado.

Está saneada, y eso quiere decir que además tenemos algún dinerillo, que podríamos hacer algunas cosas, aunque no tanto como las grandes obras que tenemos pendientes. Si hay que hacer un arreglo en un edificio tenemos dinero para hacerlo. También se pueden crear figuras de becarios de investigación, por ejemplo. Todo lo que no sea gasto que se consolide. Lo que está absolutamente controlado es el gasto de personal. Y todos los contratos estables entran dentro de la tasa de reposición.

Y al margen de ese gran tema del profesorado, ¿qué percepción tiene del resto de la Universidad?

Tenemos deberes que hacer. El campus de Segovia, algunas cosas que faltan en el de Soria y la remodelación de la facultad de Ciencias para Ingeniería. Y eso es mucho dinero. Podemos ir avanzando en estudiar exactamente qué queremos y si tenemos un plan viable, cuánto nos va a costar en cada uno de los casos.

¿Quizá el modelo sea el del arreglo de la fachada de la Universidad, con un avance lento que permite al final conseguir un ahorro en la ejecución de la obra de un 30%?

Procuro, cuando hablo con la gente implicada, decir vamos a definirlo para ir avanzando en algo. Que se vea que tenemos las ideas claras. Y además también confío en que cuando tengamos un plan razonable y bien pensado será más fácil conseguir la financiación. Que no sea ir al consejero y decirle dame tantos millones y ya veré cómo lo hago. Normalmente esto funciona peor que decir queremos hacer esto, esto y esto, y con estas fases y estos plazos. En el caso de los ingenieros, cuanto más se tarde, más presión hay en el profesorado y en los estudiantes, que tienen que ir y venir aquí y allí. Y la sede de Mendizábal está lejos. Y además ahora tenemos los tres edificios abiertos. Si conseguimos reunificarlos tendríamos algo de ahorro en gastos de mantenimiento y personal. Lo dije claramente. Ninguna de las tres cosas odemos hacerlas solo con los recursos de la Universidad. La solución más conservadora sería ahorrar un millón al año y cuando tengamos treinta millones, lo hacemos. Serían treinta años. Si no tenemos otro tipo de ayudas no puede ser. ¿Qué haría un padre de familia? Hipotecarse. Pero en las instituciones la situación es más complicada.

La Universidad sí tendría capacidad para poder cumplir con un plan organizado.

Pero hay cuestiones complejas. Como entidad pública está afectada por la limitación en la deuda. Si una persona particular se hipoteca, adquiere una deuda privada. Si hiciéramos eso, la deuda que adquiriríamos sería pública, y computa en la deuda pública, y eso también está limitado. Aunque quisiéramos hacerlo, primero tendríamos que contar con las autoridades.

Comentaba que la matriculación se va a mantener, aunque falta plazo todavía. Eso es una buena noticia, porque ya están en la guerra de pelear por los estudiantes.

El ministro dio unas cifras en Toledo que decían que la población entre 18 y 24 años había caído un uno y pico por ciento. Y sin embargo el porcentaje de esas personas en la universidad había descendido un 0,8%. Digamos que en términos demográficos aún ha ascendido un poco la matrícula en España. Y nosotros tenemos una situación estable, por la demografía y por la sociología de los alrededores. No esperamos ni grandes pérdidas ni grandes ganancias.

Grados en riesgo

Pero ha aumentado la competencia. Están probando con nuevas fórmulas de atraer alumnos y además, si es posible, a los mejores, con esos dobles grados. ¿Qué resultado espera?

Es de esperar que eso tenga éxito y se consolide, porque parece que hay demanda de profesionales de esos dobles grados. Digamos que, como se dice ahora, la empleabilidad de esos grados es alta. También esto fluctúa. Hay titulaciones que sobre el papel tendrían mucha empleabilidad y luego tienen poca demanda por parte de los estudiantes.

¿Algún grado le preocupa por su situación?

Hay una serie de titulaciones que tienen pocos estudiantes. Eso a la larga es una situación insostenible, pero espero que se pueda remontar. En Ciencias, por ejemplo, ha habido unos años en los que había muy pocos en Matemáticas y Física. Ahora vuelve a remontar. ¿Qué quiere decir, que tendríamos que haberlas cerrado? Esto va y viene, y hay factores sociológicos que influyen.

Siempre está esa amenaza de que las titulaciones con pocos alumnos se cierren.

Satisfacción por el archivo del caso Abril

  • El juzgado decidió hace apenas diez días archivar la causa contra el exrector Evaristo Abril. Daniel Miguel formó parte de su equipo, y durante la campaña siempre dijo que confiaba en que se resolviera cuanto antes «en un sentido o en otro». Eso explica que se sienta «satisfecho» por el desenlace de este polémico asunto. «Además porque se ha acabado todo antes de mi toma de posesión. El juez pidió las últimas alegaciones con un plazo que terminaba el día que yo tomaba posesión. Entiendo que se hizo lo que se tenía que hacer, se mandaron todos los papeles que había que mandar, y listo. Ya dije que cuando el juez dijera A o B, se acababa todo. Y ahora lo que tenemos que hacer es trabajar y mirar hacia adelante», zanja el actual rector.

Lo ha vuelto a repetir en Toledo el ministro Wert. También es razonable. La cuestión es a qué ritmo tenemos que hacer esas especializaciones, si es de hoy para mañana o si vamos a ir colocándonos poco a poco, apostar por unas cosas y no por otras... Y ver cómo lo vamos a hacer, si con el serrucho o con el bisturí.

Cada vez que van a ver a Wert deben ir pensando que a ver qué se le ocurre. Con lo de flexibilizar la duración de los grados les ha puesto en un brete.

Hay cosas del Ministerio que se han aprobado, pero eso no es noticia. Es noticia cuando algo no nos gusta. Él sigue con la idea del 3+2, de dejarlo a la consideración de cada universidad, y yo creo que eso es un error. Pero si la ley se promulga y se aprueba, habrá que ver qué hacemos.

Y no hay una fórmula mágica. No vale ni para todas las universidades ni para todos los grados.

Cada universidad tiene su realidad, su entorno, sus estudiantes, y hay muchos factores a considerar aparte de los académicos y no es fácil. Pero la pega que le ponemos no es porque no sea fácil, sino porque puede crear un mapa muy confuso, con títulos que en un sitio sean de tres años y en otros de cuatro. Todo viene del problema de que no hay un catálogo de titulaciones, si hubiera un consenso general estaría puesto en un sitio y todos a cumplirlo. Pero no es así.

Una de sus ideas era apoyarse en el Parque Científico para atraer recursos a la universidad. ¿Cómo está el asunto?

Bueno, han pasado años malos y ahora mismo el Parque está en la etapa de las inversiones. Se han hecho unos edificios, y aunque la mayor parte fueron fondos Feder, hay una parte que hay que devolver. La ocupación es alta, tenemos empresas y están funcionando, aunque estos años no han sido muy buenos para esto. Porque estos parques se crearon en un momento en que había dinero para estas cosas. A ver si la cosa remonta y remontamos con la marea. Hay préstamos que hay que devolver, no son cuantiosos. Tiene que ser una incubadora de pequeñas empresas, basadas en la innovación científica, que después se puedan hacer grandes.

Otro de los temas en los que hizo hincapié en su discurso fue en la investigación, que ha sufrido importantes recortes.

Hay un problema importante con la investigación. Los grupos han perdido mucho, y es general en toda España. Por primera vez en muchos años hay grupos con un trabajo razonable que se han quedado sin financiación, y eso es grave. No sé lo que podremos hacer, pero hay que hacer algo para paliar esa situación. Buscar financiación, lo que tengamos en casa y lo que podamos buscar fuera. Y que no se nos paren los equipos. Lo más importante son los becarios de investigación, los doctorandos, son la columna vertebral de la investigación que se hace en las universidades. Todo lo que podamos incrementar sobre el programa de becas de la Junta, mejor. Mientras los grupos tengan gente en el laboratorio, siguen funcionando, aunque haya menos dinero para el

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