Borrar

Sacyl, condenado a pagar 650.000 euros por las secuelas en un niño

El TSJ asegura que hubo mala atención y retraso en el diagnóstico

EL NORTE

Jueves, 1 de enero 1970, 01:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha condenado a Sacyl y su compañía aseguradora a pagar una indemnización de 650.000 euros a una familia por las lesiones y secuelas sufridas por un niño que sufrió una fractura de cráneo tras un parto en el Hospital Río Hortega de Valladolid. Después de su nacimiento, se produjo una deficiencia asistencia y un retraso en el diagnóstico de una hemorragia cerebral que causaron importantes secuelas, según la sentencia del caso, llevado por los servicios jurídicos de El Defensor del Paciente a través del abogado Santiago Díez, en cuyo despacho han comparecido en rueda de prensa, además del letrado, la presidenta de la Asociación, Carmen Flores, y los padres del menor, María Ginés y Alberto Gómez, vecinos de Laguna de Duero.

El menor nació el 18 de marzo de 2008 en el Río Hortega en un parto normal, rápido y no instrumental, y sólo se produjo una única incidencia que el padre, presente en el paritorio, recuerda que fue un gesto brusco por la asistente de la matrona, como si el niño «se resbalara», y la contestación de la matrona al decir «tranquila, los niños son de goma».

Tras el parto y en un primer momento, el recién nacido agarró bien el pecho durante la mañana y la tarde de su nacimiento, pero por la noche presentó rechazo al alimento y estaba adormilado, signos que, aunque pueden no resulta llamativos por sí solos, sí lo son si se tiene en cuenta que inicialmente el niño hizo una toma normalmente. Al día siguiente, presentaba además letargia, disminución de la conciencia, hipotonía y disminución del tono muscular. Sin embargo, las indicaciones iniciales de los pediatras no pasaron de una analítica y la observación, hasta que ya en la noche del día 19 se produce un episodio de hipertonía y cianosis y se le traslada a la Unidad de Neonatología por sospecha de lesión neurológica 33 horas después de las primeras manifestaciones de lo que se producía.

Esa noche (22.15 horas) sufrió una crisis convulsiva y a las 23:00 horas se le realizó una ecografía cerebral en la que se apreciaba una hemorragia cerebral, por lo que se solicitó la realización de un TAC craneal, que se llevó a cabo a las 2.10 horas y confirmó la presencia de fractura craneal y una gran hemorragia.

El niño fue sedado para ser intubado y se decidió su traslado al Hospital Niño Jesús de Madrid -a las 4.30 horas- en UVI móvil, ya que el Río Hortega carece de medios para tratar este tipo de hemorragias en neonatos. Según la madre del niño, María Ginés, en el hospital vallisoletano llegaron a decir que en esos casos lo único que se podía hacer era «esperar a que deje de respirar», aunque obligaron a buscar una solución, ya que no había intención de hacer algo.

Ya en el Niño Jesús de Madrid se advirtió de que si se tratara de una cuestión congénita no había solución, pero se intervino al recién nacido y se observó la lesión.

Fractura craneal

La sentencia, a la vista de las pruebas practicadas, estima que el origen de esa hemorragia cerebral puede considerarse en el mismo momento del parto o inmediatamente después y se tiene en cuenta la apreciación del gesto brusco que observó el padre en el paritorio y el comentario de la matrona a residente que asistía el parto, no negado por ésta. Además, se considera que el parto fue normal y el menor presentaba un estado de absoluta normalidad, pero la evolución posterior indica que se estaba formando la gran hemorragia que después se evidenciaría por las pruebas realizadas, sin que se pusieran los medios necesarios para detener su avance y los daños neurológicos asociados a ella.

En la sentencia se pone de manifiesto que se retrasó el diagnóstico al no observarse los signos que alertaban de lo que ocurría, al igualque después de la crisis convulsiva, cuando podrían haberse puesto en marcha los mecanismos diagnósticos necesarios. De esta forma, la sentencia considera que tras la crisis convulsiva, con sospecha de lesión neurológica, resulta excesivo el tiempo en la realización de las pruebas diagnósticas así como en la toma de decisiones por parte del personal médico, cuando la hemorragia cerebral en un recién nacido tiene un riesgo de mortalidad en torno al 30 % y aún sabiendo que no tenían los medios necesarios para la intervención quirúrgica que el menor precisaba urgentemente.

Actualmente el menor presenta una encefalopatía multiquística, con hemiparesia derecha grave y retraso psicomotor (alteración grave del lenguaje, no camina ni gatea, por lo que precisa silla de ruedas, y no controla esfínteres). Se ha reconocido al niño una discapacidad del 96 por ciento, con asistencia de terceras personas para su cuidado personal y vigilancia.

Condena «insuficiente»

La presidenta de El Defensor del Paciente ha calificado de «buena» la condena aunque considera que es «insuficiente» porque considera que se debería ser más «duros» con los profesionales. Además, para el abogado Santiago Díez lo que se refleja es la falta de medios en Castilla y León, donde sólo hay una unidad de neurocirugía para niños y hay que derivar a los pacientes a Madrid, de manera que cuando se produce un retraso en Valladolid , éste crece de manera exponencial si se tiene en cuenta el desplazamiento.

Díez ha señalado que lo que se evidencia es un retraso en el diagnóstico y el tratamiento por falta de medios, a lo que considera que alguien tiene que «poner coto». Además, ha incidido en que ahora los padres de este niño tienen que hacer un esfuerzo «tremendo» para llevar a cabo un tratamiento especializado por parte de empresas privadas, ya que no hay unidades de daño cerebral en Castilla y León.

Así, ha afirmado que hay que «invertir» para evitar que esto vuelva a ocurrir y ha incidido en que esto «no está pagado con dinero, obviamente», aunque algo se ayude, y ha criticado lo bajo que se pagan errores de este tipo en España frente a otros lugares de Europa.

Por su parte, la madre del niño afectado ha asegurado que lo que le gustaría es que esto no volviera a ocurrir, aunque ha incidido en que todos son «humanos» y se puede cometer un error, pero ha exigido que si se produce un fallo se busque pronto la solución, lo que en este caso habría supuesto unos daños más leves y probablemente el niño, que asegura que es «muy feliz», no estaría en silla de ruedas.

María Ginés ha afirmado que «jamás» ni el hospital ni la Administración han pedido perdón ni han vuelto a ver a las personas que intervinieron en el parto y en lo que sucedió después.

El padre del menor ha añadido que «no debería ser una lotería» que se vaya a dar a luz a un hospital y pueda vivirse una situación de este tipo.

En esta línea, Carmen Flores ha asegurado que son errores «no permisibles» y ha reclamado medidas para evitar estos casos, que hacen perder credibilidad a los hospitales y a los profesionales, aunque la mayoría sean buenos. Por otra parte, ha criticado que los elementos necesarios para garantizar la vida del niño tales como sillas de ruedas o grúas para ayudar a meterle en la bañera o en la cama tributen «como un coche de lujo», con un 21 por ciento de IVA.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios