Tu cuerpo: tu mejor 'influencer'

De nuevo el frío asoma, ya no nos pilla de sorpresa y nuestro armario va siendo más acorde a la época en la que nos encontramos. Colores otoñales y prendas calentitas llenan la barra y los cajones. Mientras nuestra cabeza intenta hacer el Tetris con las botas de caña alta que no entran en el zapatero (¿de veras que eran tan grandes el año pasado?) tú te repites una y otra vez la eterna pregunta: ¿qué me pongo?.

Finalmente decides salir de compras para completar lo que sabes que le falta a tu armario para afrontar la nueva temporada. No tiene que pasar mucho tiempo para fijarte en algunos estilismos que te hacen tilín en el escaparate de tu tienda preferida pero...

-Qué bien le queda al maniquí, luego me lo planto yo y no veo por donde cogerlo.

Visitas el probador para darle una oportunidad y a cambio obtienes un montón de dudas. Así estilismo tras estilismo, tienda tras tienda. Finalmente desistes y te vas a casa con lo que saliste de ella, es decir, sin nada nuevo. No pasa nada, quizás no era el día, sabes que muchas veces pasa eso. No hay que tirar la toalla tan fácilmente.

Rápidamente te pones a revisar ideas en la red o en las revistas pero...

-Qué modelazos. ¿Y cómo demonios lo hacen las y los instagramers?, aunque se pongan un churro ellas siempre tan monas y ellos tan atractivos. Claro, es que ¿dónde voy yo con mi cuerpo y mis complejos?.

¡Stop!, ¡para!. No vayas por ese camino. Deja de flagelarte. ¿Acaso piensas que ellos no los tienen? Es sencillo: ellos han aprendido a sacar partido a sus virtudes y a trabajar sus defectos para disimularlos o neutralizarlos. Conocen su cuerpo.

Todas las personas (sí, todas) tenemos complejos que nos persiguen, nos acechan y condicionan. Complejos que nos acompañan cuan satélite de nuestra propia existencia. Habrá personas que se sientan mal por esos kilos de más, otras por esos de menos. Algunas por tener altura, otras por no tenerla. Hay personas con complejos de nariz, de orejas, de manchas, de cicatrices, de barriguita, de cadera ancha o estrecha. Personas a las que no les gusta su pelo rizado y personas que adorarían tenerlo así...

Podría citar una lista infinita de los complejos más comunes pero ¿sabéis una cosa? Tenemos que cambiar el chip. ¿Y si en vez de pensar en lo que no nos gusta de nuestro querido cuerpo nos centramos en lo que sí lo hace?

Tenemos que sacar provecho a sus formas y giros, a sus curvas y medidas, a todas sus fortalezas para poder disimular con ellas sus debilidades. ¿Cómo lo conseguiremos? Primero hemos de conocer los diferentes tipos de cuerpos que existen a fin de identificar el nuestro y saber actuar. He aquí los tipos, junto con una mínima directriz para que puedas investigar.

Tipos de cuerpo (morfología) masculinos:

Triángulo. La parte de la cadera es más ancha que la parte de los hombros. La forma más favorecedora de vestir es dando volumen a los hombros y disimular las caderas con colores oscuros.

Triángulo invertido. Los hombros son muy anchos y la cadera muy estrecha (cuerpo de nadador). Lo ideal para este tipo de morfología es equilibrar esa desproporción dando más volumen en la parte inferior. No es recomendable vestir prendas demasiado ceñidas.

Óvalo. Se identifica en los hombres con un cuerpo redondito (piernas y brazos cortos en comparación con el tórax). Aquí funciona bien los trajes o prendas que marquen sutilmente la cintura y armen los hombros.

Rectángulo. Esta forma masculina es la más equilibrada. En ella los hombros, la cintura y la cadera tienen la misma anchura. En ellos un acierto es utilizar prendas que ensanchen suavemente los hombros, entallen un poco la cintura y con ello resten protagonismo a la cadera.

Trapecio. Se considera una de las formas masculinas más perfectas en la que los hombros son más anchos que las caderas, sin ser éstas demasiado estrechas. A este tipo de cuerpo le sienta bien cualquier prenda o estampado (siempre respetando los colores que favorezcan al sujeto).

Continuamos con la morfología femenina en la que predominan estas formas:

Guitarra. Es la forma más femenina teniendo proporcionados hombros y caderas, con la cintura muy estrecha y con mucha curva. La forma de vestir que mejor sienta es entallando las prendas para realzar las líneas del cuerpo sin esconderlas.

Triángulo. Como su nombre indica, la parte superior del cuerpo es mucho más estrecha que la parte inferior. Ha de vestir disimulando las caderas y dirigir la atención con detalles en la parte superior.

Triángulo invertido. La base del triángulo serían los hombros y el pico la parte inferior. La parte superior ha de vestirse con el mínimo detalle, realzando la cadera y nalgas para equilibrar las dos partes.

Rectángulo. La parte superior e inferior están proporcionadas y la cintura no está muy definida. Hay que buscar la manera de dar forma a la cintura y crear curvas en las caderas.

Óvalo. Es la forma en la que los hombros son redondeados, la cintura está más llenita y las nalgas son más bien lisas. Las prendas que mejor le sientan son las que tienen caída desde los hombros para no crear volúmenes innecesarios.

Reloj de arena. Se considera la forma perfecta. Los hombros y las caderas son proporcionados y la cintura está marcada. Pueden ponerse todo tipo de prendas siendo las más favorecedoras las que muestran la silueta, marcando la cintura y realzando busto y caderas.

Un pequeño tip general, si necesitas dar volumen a una parte del cuerpo utiliza prendas de color clarito, si por el contrario lo que quieres es quitarlo, utiliza colores oscuros.

¿Has dado con el tuyo?, pues ya tienes por dónde empezar tu personal revolución.

Ya lo decían en 'Con faldas y a lo loco': nadie es perfecto. Lo que sí es perfecto es que, sabiendo que hay estilismos para todo el mundo, aceptemos cómo somos y disfrutemos de nuestra propia esencia. Anchos o estrechos, altos o bajos, de piel pálida u oscura...¡bendita diversidad! Qué aburrido sería si todos fuésemos iguales, ¿verdad?