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Frasco de perfume. Fotolia
Cosmética natural (III): Desodorantes y perfumes

Cosmética natural (III): Desodorantes y perfumes

Green Peace lleva años alertando de la presencia de sustancias químicas peligrosas en las fragancias artificiales

Rebeca Alonso

Valladolid

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Jueves, 8 de agosto 2019, 07:20

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Aunque hasta ahora no existe ningún estudio concluyente, recientemente se han generado dudas en diversos ámbitos sobre los efectos a largo plazo del aluminio en el organismo. La Organización de Consumidores (OCU) opina que «aunque no se sabe mucho sobre los efectos y la absorción del aluminio presente en los cosméticos a través de la piel y faltan estudios en este área, si existen recomendaciones de reducir la exposición al aluminio reduciendo el uso de antitranspirantes». Por eso, muchas marcas han lanzado desodorantes sin aluminio, aunque no siempre son tan naturales como pretenden aparentar. Una alternativa es la piedra de alumbre, aunque tiene sus controversias. De hecho, la OCU afirma que este producto resulta menos efectivo y que no se consigue huir del todo del alumio. Además, la OCU se preocupa más del efecto antitranspirante en sí de algunos desodorantes, que va contra la capacidad natural del cuerpo de eliminar toxinas al 'bloquear' la axila. Este efecto puede ocasionar la inflamación y posterior infección de una glándula sudorípara, generando un molesto forúnculo o 'golondrino', al obstruir los conductos por los que estas glándulas excretan el sudor.

Existe la opción de recurrir a ingredientes naturales como el aceite de árbol de té y el bicarbonato de sodio y elaborar un desodorante casero. Así, se puede mezclar este aceite con capacidad antibacteriana con el bicarbonato y otro aceite que aporte buen olor como el aceite esencial de limón o naranja o con agua de rosas. En este caso obtendríamos un desodorante 100% natural sin químicos y sin efecto antitranspirante (aunque no es muy efectivo en casos de sudoración abundante). Además, el aceite de árbol de té también es bueno para combatir los hongos, por lo que puede aplicarse directamente en los pies (preferentemente diluido en un portador) o verter unas gotas en un recipiente con agua e introducir los pies dentro. También se puede añadir unas gotas en la crema que utilicemos para hidratar los pies.

Por otra parte, Green Peace lleva años alertando de la presencia de sustancias químicas peligrosas en perfumes. De hecho, la organización elaboró un informe llamado 'Eau de Toxines' que concluyó que «34 de las 36 marcas analizadas contienen sustancias peligrosas (ftalatos y almizcles sintéticos) cuya inocuidad no ha sido probada. Estos químicos no se degradan con facilidad y algunos pueden acumularse en los tejidos del cuerpo humano. Además evidencias científicas indican que podrían tener efectos no deseados en la salud». Como alternativa, cada vez existen más empresas que elaboran perfumes naturales. Otra opción es el uso de aceites esenciales (cuidando que sean 100% naturales y no concentrados artificiales) como el de lavanda o los cítricos, que dejan un olor muy fresco y natural (mejor evitarlos en caso de embarazo), o las aguas florales como la de rosas, la de hamamelis o la de azahar, que no solo sirven como un sutil perfume sino también como tónico facial.

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