Los vendedores del mercadillo temen que el traslado a La Lanera fracase como el Ferial
Los comerciantes ambulantes creen que se trata de un lugar alejado que no invitará a que se acerquen las clientas
JOSÉ MARÍA DÍAZ
Jueves, 15 de diciembre 2011, 02:26
Amaneció con frío, viento y amenaza de lluvia. Desde luego no era buen día para el mercadillo y menos para organizar reuniones improvisadas, como a veces hacen los vendedores, cuando quieren discutir algún asunto importante. Pero ayer nadie tenía ganas de reunirse, bastante tenían con decidir si levantaban el puesto o terminaban de ponerlo, si colocaban los plásticos del techo o los quitaban para evitar que se los llevase el viento. Y así, la mañana fue pasando sin pena, pero tampoco con demasiada gloria. Bueno, gloria, más bien poca, como pocas fueron las ventas. Porque como explicaba uno de los vendedores que había decidido mantener su puesto contra viento y marea, resulta muy difícil vender cuando entre los puestos se cuelan continuamente las furgonetas de quienes piensan que el día no merece la pena y que es mejor no arriesgarse a que se moje el género.
Y como no hacía día de ventas ni de reuniones, no hubo asamblea de vendedores para estudiar la última propuesta del Ayuntamiento de Palencia sobre el traslado del mercadillo de los martes a la zona de La Lanera. Pero aunque no hubo gran reunión ni se pudo adoptar una línea de actuación conjunta, sí hubo corrillos y comentarios de todos los tipos. Todo el mundo estaba ya enterado en la mañana de ayer, salvo algún despistado, de que el apetecible emplazamiento en el Paseo de la Julia, en las proximidades de los patios de los maristas, había sido cambiado por la zona de La Lanera y el parque Rivera Sur, un lugar mucho más espacioso, pero también mucho más alejado.
Y las sensaciones no eran buenas: sorpresa, hastío, enfado, cansancio y también resignación, mucha resignación. «No nos quieren en ningún sitio», se lamentaba uno de los vendedores, que negaba con la cabeza cada vez que se mencionaba la zona de La Lanera.
Porque los comerciantes ambulantes ya se habían hecho a la idea de que la ubicación definitiva del mercadillo de los martes sería el primer tramo del Paseo de la Julia, una zona en la que en principio no causarían demasiadas molestias a los vecinos y se encontrarían lo suficientemente cercanos al casco urbano como para garantizar una notable afluencia de clientas. Sin embargo, esta propuesta contaba con un punto flaco: la necesidad de cortar al tráfico el Paseo de la Julia durante las mañanas de todos los martes -únicamente se mantendría abierta la vía de servicio para dar salida a las furgonetas de los vendedores por la calle San Juan de la Cruz, que atraviesa todo el barrio del Carmen-.
Pero esta situación ha pesado demasiado en contra, puesto que los vecinos de la zona no estaban dispuestos a aceptar el cierre al tráfico del Paseo de la Julia y así se lo plantearon al equipo de gobierno municipal del PP, que ha buscado la solución salomónica de emplazar el mercadillo en La Lanera. Se respeta de esta forma la petición de los vendedores de que sea en la zona sur, en el barrio del Carmen y hasta en el Paseo de la Julia, aunque también se da satisfacción a los vecinos, puesto que la ubicación junto al parque Ribera Sur no implica ningún corte de tráfico, ya que se trata de un viario con cuatro carriles separados por una mediana.
Pero aunque se haya intentado encontrar una medida que complazca a todas las partes, realmente no ha podido ser: los vendedores no ven con buenos ojos la zona de La Lanera, puesto que consideran que se encuentra demasiado alejada del verdadero casco urbano de la ciudad. «Si allí no vive nadie. Hay cuatro chalés, pero muchos están vacíos. Y a las señoras les va a parecer muy lejos. Otra vez que nos están sacando de la ciudad», se quejaban ayer entre los puestos de venta.
Los vendedores se lamentan de que durante las épocas electorales todos los partidos se acercan a ellos para ofrecerles sustanciosas mejoras de las condiciones de los mercadillos, aunque, según señalan, siempre quedan en aguas de borrajas. «Vienen a pedirnos el voto y nos prometen el oro y el moro. Pero después se olvidan de nosotros y de las promesas, nada de nada. Siempre pasa lo mismo», reprochaban ayer algunos de los comerciantes al equipo de gobierno municipal, del que aseguraban que les había prometido una rápida solución para el prácticamente desaparecido mercadillo de los martes.
El problema radica en que muchos vendedores temen que el traslado desde el Recinto Ferial, adonde no acudía nadie, hasta la zona de La Lanera sea salir de Guatemala para meterse en 'guatepeor', como se dice popularmente. Otros, sin embargo, sin estar convencidos de que el nuevo emplazamiento que quieren asignarles sea bueno, confían en que, al menos, pueda ser un poco mejor que el Real de la Feria. «Cualquier cosa seguro que es mejor que el Ferial. Digo yo que al menos vengan las señoras de las Casas del Hogar y de esta zona que no está tan lejos», afirmaba uno de los vendedores, revestido de una esperanza que nace únicamente de la resignación. «Parece que han dicho que lo van a aprobar la semana que viene y que no vamos a poder hacer nada. Pues si tienen que llevarnos, que nos lleven, que ya estamos muy cansados. Supongo que cualquier cosa será mejor que el Ferial, porque allí no va nadie», aseveraba con resignación un vendedor.
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