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J. ASUA
Miércoles, 22 de junio 2011, 12:35
Se rehabilitó aprovechando la ola de la bonanza económica y desde hace tres años espera cerrada a que se le dé un uso. Primero se pensó como sede del Museo Provincial. Incluso se construyó junto a ella un edificio auxiliar para la sala de exposiciones de las más de 700 piezas artísticas de los fondos de la Diputación. Sin embargo, la crisis económica ha dejado la granja José Antonio sin inquilinos. Los aprietos presupuestarios de la Administración han llevado a sus responsables a rechazar la idea de abrir este complejo. Al menos de momento. En el 2009 la Consejería de Hacienda mantuvo contactos para adquirir la parcela situada junto a estos dos inmuebles -con una edificabilidad de 17.000 metros cuadrados- con el objetivo de construir un edificio de usos múltiples que le ahorrase las rentas de los locales que usa en alquiler. La operación no ha prosperado. Fuentes de la Junta de Castilla y León confirmaban ayer que «en este momento no hay interés» en los terrenos. La razón: las exigentes restricciones presupuestarias que se anuncian para los próximos años.
A cambio de la cesión, la institución provincial pedía entonces recuperar la inversión cercana a los seis millones de euros que se gastaron en la rehabilitación de los silos, el bloque de nueva planta y el gran parque de las Cortes.
Ahora le ha salido una nueva novia. Se trata de la Gerencia de Justicia, órgano dependiente del ministerio, situado en García Morato. La delegación del departamento gubernamental que gestiona Francisco Caamaño atiende a cinco provincias de Castilla y León.
Su representante en la comunidad, Arturo López Sacristán, visitó antes de las elecciones este enclave acompañado de responsables de la Diputación. Le gustó como sede. Principalmente el cubo de colores edificado junto a la granja, mientras que en la antigua escuela podría utilizarse como archivo o almacén. El edificio agrícola tiene dos plantas diáfanas perfectamente rehabilitadas y sería un lugar idóneo para la celebración de actos sociales o culturales de cualquier tipo.
Su ubicación, cercana a la futura Ciudad de la Justicia, la convierten en un lugar ideal para la gerencia. «La verdad es que nos harían un inmenso favor, de momento hay un interés inicial, pero que no se ha concretado formalmente», explica López Sacristán.
El vicepresidente de la Diputación en funciones, Alfonso Centeno, matiza que tendrá que ser la nueva corporación, que se constituye hoy, la que tome decisiones al respecto. «Es un bien patrimonial de la institución, que está ahí; todo lo que signifique darle un uso es susceptible de estudio», precisa. Juan José Zancada, futuro portavoz del PSOE, es partidario, por su parte, de buscar una salida a estos inmuebles para evitar que se inicie su deterioro. «Consideramos que hay que hacer una gestión racional del patrimonio; en este caso se podría plantear una cesión del uso, un alquiler o una permuta», propone. Jesús Revenga, presidente de la asociación de vecinos, también aboga por darle vida pública para que no entre en situación de abandono, a pesar de que en la Diputación advierten de que su mantenimiento es constante.
No es la primera vez, desde que comenzó la crisis, que una administración local se pilla los dedos construyendo o rehabilitando inmuebles para los que no ha previsto un prepuesto de mantenimiento. El Ayuntamiento de Valladolid ha tenido cerrados más de un año edificios recién remozados hasta que ha contado con dinero para abrirlos. Es el caso del centro cívico José Luis Mosquera (Huerta del Rey), del centro de mayores de Arca Real o del de la Zona Este, que han tenido que esperar más de lo deseado para entrar en servicio.
Y es que la Diputación de Valladolid ha visto cómo han caído sus ingresos de forma importante tras el 'boom económico' que supuso la venta de las parcelas de Villa de Prado. De hecho, la institución mantiene en barbecho, hasta mejor momento, los excedentes de suelo que le quedan en el barrio. Doce parcelas para la construcción de otros 284 pisos por las que en 2007 se pidieron 61,5 millones de euros. Aquella subasta quedó desierta.
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