Chapa y pintura para el Pasaje Gutiérrez

Mario Juan Sánchez hace equilibrios, llave en mano, para llegar a la puerta y abrir su negocio de fotografía en el Pasaje Gutiérrez, donde se instaló hace un año. Un gran andamio se lo pone difícil estos días. La semana pasada comenzaron los trabajos para limpiar la cara al Pasaje Gutiérrez, una galería comercial de inspiración centroeuropea que cumple en este 2010 sus primeros 125 años de vida. Y lo hace con una «pequeña intervención» que servirá para restañar las heridas de uno de los escenarios habituales de las visitas turísticas a la capital. No en vano, el pasaje es Bien de Interés Cultural desde abril de 1998. Cuatro personas se afanaban ayer en sanear humedades de paredes y techos, en pintar cornisas, en rematar la instalación de nuevos focos y luminarias y en colocar unos pinchos en los salientes para evitar la entrada de palomas, que ya han dado más de un disgusto en el interior del pasaje, con excrementos acumulados en el suelo.

María Ángeles Lucas abrió aquí su peluquería hace tres años y asegura que los trabajos que se llevan a cabo estos días «pintan muy bien» y permitirán recuperar la imagen de un espacio que nunca ha sido tratado con el mimo que debería. «Lo que habrá que ver es si luego, cuando terminen las obras, también se encargan de su mantenimiento y de su limpieza», asegura Lucas, para que la caspa no vuelva a anidar en las sienes de Mercurio, el dios del comercio representado en la estatua colocada en el centro del pasaje.

Las obras, según explican sus promotores, no van más allá de un lavado de cara: limpieza y repintado de las paredes, con respeto de los mismos colores que existen en la actualidad. Ayer, un operario levantaba la pintura de un tramo de pared ubicado junto a la entrada de Fray Luis de León para proceder al saneamiento y el posterior repintado. Durante estos días, el pasaje presenta además un panorama fantasmagórico, puesto que se ha optado por cubrir puertas, lienzos, esculturas y murales con plásticos para evitar que la pintura dañe el rico patrimonio del que está considerado como el primer centro comercial de la capital y que vivió su última gran restauración entre 1990 y 1993, después de que los propietarios cedieran en 1986 su uso al Consistorio a cambio de su restauración.

Abrió con 23 tiendas

El pasaje Gutiérrez se construyó entre 1885 y 1886 a instancias del comercial Eusebio Gutiérrez, quien decidió acercar a Valladolid un modelo constructivo propio del centro de Europa. EL NORTE DE CASTILLA presentaba entonces el pasaje con sus naves de 4,80 metros, una rotonda de ocho metros de diámetro y «una elevación hasta la cubierta de otros ocho metros». Inicialmente, el pasaje tenía 23 tiendas.