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Bode Miller, durante la disputa de la supercombinada. :: OLIVIER MORIN-AFP
Vancouver 2010

La tercera medalla del Terrible Miller

El estadounidense suma el oro en la supercombinada a la plata en Super-G y al bronce en descenso

PABLO DE JESÚS

Martes, 23 de febrero 2010, 01:59

Con sus tres medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver-2010, incluida una de oro, el esquiador estadounidense Bode Miller reivindicó una carrera deportiva marcada por los altibajos y su actitud de 'niño terrible'.

«¡MillerTime in Vancouver!», exclamó el llamado 'Chico Malo' del esquí alpino segundos después de ganar la prueba del supercombinado olímpico, una medalla de oro que se le había vuelto esquiva en cuatro Juegos invernales consecutivos, desde Nagano (Japón) 1998.

Es la Hora Miller en Whistler, donde este hijo de hippies, que calzó sus primeros esquíes a los dos años, ha reverdecido laureles justo cuando pensaba en la retirada, a los 32 años y con una vitrina cargada de trofeos, pero sin ningún título olímpico.

«No puedo pedir más. No sé cuánto tiempo más me voy a mantener en este deporte, pero estoy emocional y físicamente exhausto», dijo Miller .

Esta es la tercera medalla en estos Juegos del esquiador de Easton, después del bronce ganado en el descenso y la plata en el Super-G.

Con este triunfo, Miller limpia un poco su imagen delante de sus compatriotas, muchos de los cuales le consideran 'políticamente incorrecto' por escandalosas revelaciones como que una vez ganó un campeonato esquiando borracho, o sus alegatos a favor de la legalización del dopaje.

Miller , que había ganado cuatro campeonatos mundiales y dos Copas del Mundo, y alcanzó 68 podios con 32 victorias en el circuito élite y cuatro medallas olímpicas, cargaba en sus espaldas el fiasco de haberse ido en blanco en los Juegos de Turín-2006, y de nunca haber ganado una medalla de oro en cuatro citas olímpicas.

Rebelde e iconoclasta por naturaleza, no da mucha importancia a la gloria sentimental de sus triunfos. De hacerlo no hubiera perdido la medalla de oro de la prueba del combinado en el Campeonato del Mundo 2003, que se le fue por un desagüe, tratando de amarrar con la cinta la tapa del retrete de su casa.

Considerado un esquiador que toma muchos riesgos, lo cual explica la mayoría de sus fracasos, Miller se concentró en Whistler lo justo para ganar el oro en el combinado, aunque se benefició de la descalificación del sueco Aksel Lund Svindal, quien se saltó una puerta. «Podría haber esquiado mejor, pero sí puedo decir que esquié con el 100% del corazón, y fue fantástico», aseguró Miller .

El norteamericano apuntó que, por el contrario a Turín-2006, donde sintió la presión de ser el favorito para ganar la mayoría de las medallas dados sus resultados en el circuito mundial, ahora en Whistler le favoreció el hecho de que nadie le tuviera en cuenta.

«Lo tomé todo con más calma. No entrené en la primavera y estuve más tiempo con mi hija y calzándome las 'sneakers' (zapatillas) en vez de los esquíes», aseguró. «Una medalla olímpica es grandioso, es histórico, pero hay prioridades en la vida», subrayó.

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