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Pedro José Labrador Hernández. Henar Sastre
Rostros solidarios

La vida del emigrante no es fácil

Pedro José Labrador Hernández, transportista autónomo

Rebeca Adalia

Valladolid

Sábado, 30 de enero 2021, 00:04

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La historia como inmigrante de Pedro José Labrador arranca hace tres años. Huyó de su país natal, Venezuela, por razones económicas y aterrizó en Santander. «No es fácil dejar todo atrás. Yo pude venir a España porque un familiar ya residía aquí. Si alguien no te ayuda o vienes con algunos ahorros no puedes huir de allí», explica.

Ha vivido experiencias que no desearía a ningún otro ser humano. Él sabe lo que son sentimientos como la soledad, el agobio y las ganas de retroceder, de echar la vista atrás y tirar la toalla, pero gracias a la labor de asociaciones como Procomar, integrada en la Red Incorpora de La Caixa, ha conseguido que las ansias de volver a cruzar el charco solamente nazcan de la ilusión de ver a su familia.

Lleva dos años en Valladolid, y aunque no ha conseguido homologar su título como Técnico de Conducción Civil que traía de Venezuela, se siente afortunado por las oportunidades que le han brindado a través de la asociación vallisoletana.

A sus 41 años ha trabajado en España de camarero, de operario en Renault y ha realizado prácticas en empresas como Carrefour y Butrans, un bagaje y experiencia que le ha llevado a adquirir su propia furgoneta para emprender como autónomo en el reparto de paquetería.

De Venezuela solamente echa de menos a sus padres y a su hija. «El país está al borde de la inflación. Los sueldos allí no dan para vivir, no puedes comprar ni un kilo de arroz y carne siendo camarero. Hay problemas de abastecimiento con la gasolina y para conseguir una pequeña botella de gas butano hay que hacer colas de doce horas», recuerda decepcionado con la tierra que le vio nacer.

Gracias a Procomar encontró el apoyo de Rosa y Fran, dos de las personas que le ayudaron y orientaron cuando más lo necesitaba. «Allí realicé el curso de Carretillero y Personal de Almacén y me ofrecieron comida, además de comprensión y amistad», cuenta agradecido.

En la actualidad busca una empresa que le contrate para distribuir mercancía con su furgoneta. Necesita un sueldo digno que le ayude a vivir y ahorrar para comprar un billete de avión, de ida y vuelta, para ir a su país a visitar a los familiares que ha dejado atrás a cambio de un futuro mejor.

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