La siembra, grano a grano
Carolina Ureta colabora en los programas de voluntariado de la Fundación La Caixa
Cuando ingresó en la Caixa hace una década, a Carolina Ureta le absorbió la charla sobre las labores en obra social. «Me llegó lo de predicar a nivel profesional. Era un fleco importante en lo que hacemos». Y a través de esa puerta abierta se coló en proyectos que empezaron por propuestas que implicaban a niños, seguramente porque su vida familiar también la ocuparon los hijos. «Me apunté a los programas de salidas al campo y proyectos ambientales, todo aquello que se hace en familia».
Y, además de apoyar para hacer posibles estas actividades, de algo ha servido esta siembra en su entorno, en su casa. «Tengo una hija adolescente que, en cuanto pudo, se metió en el voluntariado... Y creo que su hermano pequeño seguirá la estela», se muestra orgullosa Carolina.
De un programa a otro, el proselitismo practicado desde dentro de la entidad le ha llevado a trabajar en otros programas como los de vacunación infantil o campañas como 'Ningún niño sin bigotes', por la que se garantiza el vaso de leche a los pequeños en colaboración con al Federación de los Bancos de Alimentos.
Y como la lista de espacios en los que seguir sembrando voluntariado no deja de crecer, Ureta muestra interés en implicarse en uno de los más novedosos: educación financiera. Compañeros suyos de la Caixa acuden a los institutos a dar charlas a los alumnos. Es una asignatura que no está en los currículum escolares pero a la que todo el mundo se enfrenta a lo largo de su vida. «Como sociedad tenemos una laguna: solemos gastar más de lo que tenemos», recuerda. Y a ella le apetece ofrecer ideas «claras y adaptadas» a colectivos como los adultos en riesgo de exclusión o los extranjeros. «Es un grano de arena. Pero las cosas se construyen poco a poco».
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