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Un niño recibe una vacuna en la República Democrática del Congo. UNICEF/UN0287582/Diefaga
Unicef recuerda que catorce millones de niños no reciben ninguna vacuna al año

Unicef recuerda que catorce millones de niños no reciben ninguna vacuna al año

Lanza la campaña Pequeñas Soluciones para tratar de alcanzar el 95% de la cobertura global en vacunas como las del tétanos, la tosferina y la difteria

Iker Cortés

Madrid

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Martes, 20 de octubre 2020, 15:20

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Con toda la atención mediática puesta en el desarrollo de las vacunas frente a la covid-19, no está de más recordar que hay catorce millones de niños en todo el mundo que no reciben ninguna vacuna al año. Unicef se ha propuesto atajar ese problema y acaba de lanzar una campaña, Pequeñas Soluciones, para tratar de alcanzar el 95% de cobertura global para vacunas como la difteria, la tosferina y el tétanos. «Hablamos de esta vacuna», explica Blanca Carazo, responsable de Programas Internacionales de Unicef España, «porque da la medida de la capacidad que el sistema tiene de vacunar a todos los niños del mundo, pero en realidad estamos hablando de todas las vacunas».

En la actualidad, según señala Javier Martos, director ejecutivo de Unicef España, «hay un estancamiento en las tasas de vacunación infantil de alrededor del 85%, pero nos preocupa ese 15% de niños que no son vacunados en sus primeros años de vida porque son los niños más vulnerables, los que viven en zonas más aisladas y aquellos que tienen más dificultades para acceder a los centros de salud». A todo ello, hay que sumar las dificultades de la pandemia que han puesto en jaque los servicios sanitarios de muchos países, «especialmente en los países menos adelantados». Para muestra un botón: «En Pakistán, en el primer semestre del año, se ha retrasado la vacunación en aproximadamente el 30% de los niños», expone Martos, que asegura que 133 países han retrasado a lo largo de este año su calendario de vacunación contra el sarampión, por ejemplo. Por eso, desde Unicef, el primer proveedor de vacunas a nivel mundial, vuelcan sus esfuerzos para llegar «a aquellos rincones a los que no somos capaces de llegar y por los que necesitamos el apoyo de nuestros ciudadanos, socios y aliados». En este sentido, el spot publicitario de la campaña hace hincapié en que las vacunas son «soluciones sencillas, eficaces y económicas que salvan la vida de 2 o 3 millones de niños en todo el mundo cada año».

Para Carazo, que ahora mismo las tasas de vacunación infantil estén en el 85% «es un gran progreso». No es para menos. En 1980 esa cobertura global era de un 20% y en el año 2000 de un 72%, «por lo tanto hemos mejorado mucho pero no es suficiente porque llevamos unos años estancados en ese 85% y porque mientras no lleguemos a unos niveles en torno al 95% no alcanzaremos la inmunización colectiva o de rebaño que garantiza que todos los niños están protegidos». La responsable de Programas Internacionales de Unicef España también advierte de que ese porcentaje esconde multitud de disparidades, pues en la región de África Central y del Oeste, la cobertura global se queda «en solo un 66%» y en países como Somalia, República Centroafricana o Sur Sudán «está por debajo del 50%, lo que significa que la mitad de los niños de esos países no están protegidos contra las enfermedades».

Carazo ha puesto como ejemplo dos de los trabajos que Unicef está realizando ahora. Así en Yemen la organización está desde hace tres días realizando una campaña de vacunación contra el tétanos materno y neonatal con el objetivo de llegar a 500.000 mujeres entre 15 y 49 años en siete regiones. Estas vacunaciones se harán en centros de salud y con brigadas móviles y van acompañadas de un despliegue de comunicación sobre la importancia de vacunarse. Mientras, en República Democrática del Congo, «tenemos en marcha una campaña de vacunación contra la polio con la que queremos llegar a 3 millones de niños entre 0 y 5 años y para ello los equipos de vacunadores van puerta por puerta distribuyendo cada una de esas vacunas».

Según ha explicado, los esfuerzos de Unicef se mueven en tres ejes distintos. Por un lado, el refuerzo de los sistemas de salud, con buenas infraestructuras y profesionales, por el otro la comunicación, «informar a toda la población de lo importantes que son las vacunas», y finalmente un elemento clave: la logística. «Es imprescindible una buena logística para que todas esas vacunas lleguen a los niños que viven en los contextos más difíciles, debido a las barreras geográficas o los conflictos», apunta Carazo.

Más allá de todas las dificultades que implica la covid-19, Carazo ha querido destacar un dato «para la esperanza» y es que por primera vez en muchos años se tiene la posibilidad de erradicar la polio, una enfermedad que en 1988 afectaba a 350.000 niños en 125 países, y de la que el pasado año solo se conocieron 200 casos en dos países, Pakistán y Afganistán. En el lado negativo, subraya que la incidencia del sarampión ha ido creciendo en los últimos años «y la causa es esencialmente que se ha reducido el numero de niños vacunados». Explica la responsable de Unicef que la vacuna contra el sarampión «ha salvado la vida de más de 23 millones de niños desde el año 2000. Sin embargo en los últimos años se ha observado un aumento de los casos. Entre 2018 y 2019, el aumento ha sido de más del 200% y eso ha ido en paralelo a un descenso en las tasas de vacunación de muchos países». A este respecto afirma que la misión de todos es que «ningún niño muera por enfermdades para las que existe una vacuna».

Por su parte, Lucía Galán, pediatra y miembro del consejo asesor de Unicef España, ha destacado la efectividad de las vacunas, que han hecho descender las muertes por meningitis o tosferina. Según ha explicado, el Ministerio de Salud estima que las vacunas evitan mil muertes cada año en España, especialmente la de niños, pero ha subrayado que a medida que van avanzando en edad, las coberturas disminuyen progresivamente. De hecho, «las vacunas correspondientes a los adolescentes no remontan la tónica observada años atrás y siguen mostrando coberturas bajas. Por ejemplo, la vacuna frente al virus del papiloma humano teníamos cifras del 79%, que han caído a un 77,5 y ahora mismo estamos en un 74,2%. Y esto consideramos que son cifras demasiado bajas». A su juicio, esto significa que «no nos podemos relajar ni bajar la guardia». Ha insistido en que las vacunas «no son demorables» y hay que recuperar aquellas que se perdieron durante la pandemia. «Ponérselas no solo es es un acto de responsabilidad, sino también de generosidad hacia todos aquellos niños que no pueden recibir sus vacunas», ha dicho. Con respecto a los padres con dudas de vacunar a sus pequeños, ha explicado que los sanitarios «no deben ejercer el papel inquisidor, sino mantener la puerta de la consulta siempre abierta para ofrecerles toda la información que precisan de forma pausada y serena. La confianza en el profesional sanitario es la clave».

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