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Elaboración artesanal de una mascarilla. Efe
Covid Free

Mascarilla. Por favor, póngasela

Utilidad ·

La mascarilla sirve para protegernos a todos, es de uso personal exclusivo y nunca ha de compartirse

Jaime Rojas

Valladolid

Domingo, 25 de octubre 2020, 10:30

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El uso de mascarillas es parte de la prevención y control para evitar la propagación de la covid. Sirven para protegernos a todos: a las personas sanas para evitar infectarse y a las personas contagiadas para impedir la transmisión a otros. La mascarilla es útil e impide el acceso de esas gotitas imperceptibles de saliva que se despiden al hablar, toser o estornudar. Por eso, pongásela, por favor, y recuerde que es de uso personal exclusivo y no debe compartirse.

Consejos generales para su uso

Cambiarse la mascarilla cuando se humedezca, se ensucie o se deteriore; colocársela solo agarrando las gomas elásticas sin tocar el frente o desechar la mascarilla usada con evidentes signos de desgaste son los consejos generales y sencillos que han de tenerse en cuenta para su utilización. Para el buen uso de las mascarillas lávese las manos antes de ponérsela durante aproximadamente un minuto y colóquesela con cuidado y que cubra la boca y la nariz y esté bien sujeta.

Pero a veces su manipulación es inadecuada y nos puede dejar desprotegidos frente al virus. Y no nos engañemos: en muchos momentos del día hacemos un mal uso de la mascarilla, con un manejo incorrecto porque estorban, molestan y dificultan la respiración. Así, también para evitar perderla, se retira de la boca y la nariz constantemente, abandonándola en cualquier parte del cuerpo. El brazo, el codo, la muñeca y la mano son algunos de los destinos eventuales que recibe la mascarilla, como lo son la oreja (a modo de pendiente), la papada (de babero) o como una diadema. O estrafalarias: en la nuca o en los ojos. Y para mejor respirar es un error muy frecuente tapar solo la boca y dejar al descubierto la nariz (a modo ballena) con lo que se anula toda su efectividad, aunque nos parezca lo contrario.

Llevar una de recambio es también una medida muy recomendable; hágalo y evitará complicaciones derivadas, por ejemplo, de la lluvia, porque una mascarilla mojada es inútil al perder sus propiedades, como lo es aquella mal manipulada al ponérsela, seguida del tocamiento de ojos o boca. Es posible que el uso le genere dolor de cabeza, dificultades para respirar e incluso lesiones cutáneas. En estos casos de malestar consulte al médico, aunque recuerde que el uso genera una sensación de incomodidad.

Tipos de mascarillas

Existen varios tipos de mascarillas según los materiales con los que se fabrican. No todas son iguales, ni protegen de la misma manera.

Higiénicas: reutilizables o no, evitan el contagio a los demás pero no garantiza que si se acerca alguien con el virus y no lleva mascarilla pueda infectarle.

Quirúrgicas: no reutilizables, normalmente de color azul celeste, también sirven para impedir el contagio a otros y lo normal es no usarlas más de 4 horas

Antifiltrantes o EPIs: reutilizables o no, actúan de barrera de protección en ambos sentidos para no contagiar y que le contagien.

Caseras: no cuentan con la protección exigida para estar certificadas como protectoras o respirables, aunque si se agrega un filtro renovable en el interior sí actúa como barrera contra el virus. En algunas comunidades las han prohibido para acceder a los centros sanitarios.

El precio de la seguridad

El gasto en mascarillas se ha convertido en un inesperado lastre en la economía de los hogares. Una familia formada por cuatro miembros que utilizan al menos una mascarilla diaria cada uno de ellos –120 unidades al mes–, alcanzaría los 115 euros mensuales si las adquieren al precio máximo fijado que es de 96 céntimos.

Esta cifra depende de muchos factores, como el tipo de familia, su composición, la clase de mascarilla que compren, el precio que paguen y en dónde residen, entre otros.

Su compra en lotes es siempre más económica que si se hace de forma individual y la oferta es amplísima. Su venta se ha generalizado más allá de las farmacias y los supermercados y los comercios se han convertido en los lugares más comunes para su adquisición. También la compra on line es una opción muy aceptada.

Reutilización con lavado y moda

Para saber si una mascarilla es reutilizable se debe mirar la etiqueta, aunque en las populares quirúrgicas –las azul celeste– no es necesario puesto que no pueden volverse a utilizar. Cada fabricante explica las instrucciones de lavado. Usar un método distinto al recomendado puede deteriorar el producto y, por lo tanto, perder su efectividad, conforme a las indicaciones del Ministerio de Consumo, que también señala que no es recomendable dar la vuelta a la mascarilla, porque ni aumenta su durabilidad ni su eficacia.

La mascarilla es una moda impuesta por las circunstancias sanitarias excepcionales que vivimos, pero su obligatoriedad no es ajena al diseño. La creatividad en este complemento forzado es infinita y muchas veces señala la personalidad de quien la porta. Aunque lo importante es que proteja del virus.

Regulación

En las últimas fechas, el Ministerio de Consumo ha iniciado el procedimiento para regular el comercio de las mascarillas higiénicas con el objetivo de ampliar los requisitos de etiquetado, publicidad y control de estos productos para que los ciudadanos tengan conocimiento de lo que adquieren y posteriormente utilizan.

Entre la población sin síntomas y que no está en contacto con personas contagiadas, se ha popularizado el uso de mascarillas higiénicas. Pero muchas de ellas no alcanzan los requisitos mínimos de protección facial.

Y la Comisión Europea lo ha advertido porque en la normativa en vigor a veces las indicaciones, presentación o referencias provocan malentendidos. Por este motivo el Gobierno apuesta por una regulación que defina el concepto de mascarilla higiénica para endurecer la regulación de este producto.

La idea es reforzar los requisitos de etiquetado para que indiquen información sobre lavados y pérdida de eficacia. Asimismo, se prohibirá la utilización de inscripciones, signos, anagramas, dibujos o indicaciones que puedan dar lugar a engaño sobre el tipo de mascarilla que el consumidor está adquiriendo.

También pretende regular la utilización e información del comercio de los filtros que son utilizados a modo de consumibles y que son intercambiables. Estos pueden comercializarse separadamente de las mascarillas higiénicas, aspecto que actualmente tampoco tiene una normativa específica. Quienes comercialicen mascarillas sin respetar los requisitos de etiquetado se enfrentarán a sanciones o la retirada del mercado de mascarillas.

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