Purga en la casa real de Tailandia

Esa Casa, por muy Real que sea, parece más una de lenocinio. La de Tailandia, hablamos. En síntesis: la concubina oficial, desposeída de todos sus cargos en el Palacio y en el Ejército por «deslealtad» con el rey y maniobrar contra la reina; dos guardias de su escolta, despedidos fulminantemente por ejercer sus deberes de forma «laxa» e «inapropiada»; y otros dos ayudantes de cámara, precisamente los encargados de los aposentos del monarca, expulsados sin contemplaciones por «adulterio» y conducta «extremadamente mala». Los textuales son del gabinete de comunicación del hombre que ostenta la corona, Maha Vajiralongkorn, una especie de boletín oficial del Estado que no se anda con chiquitas a la hora de adjetivar.

En total, diez funcionarios de la corte han sido purgados tras la caída en desgracia de Niramon Ounprom, de 34 años, antigua enfermera en un hospital militar, a quien Vajiralongkorn acusó de arrogarse funciones de reina apenas tres meses después de reconocerla como «consorte real», a comienzos de agosto, en una ceremonia que dio que hablar en media humanidad por la sumisión de la mujer a que obligaba tan atávica tradición.

Ounprom, que se describía en su biografía como coronel desde 2015, tras completar el entrenamiento militar en paracaidismo, cuerpo de guardaespaldas reales y un «curso de calificación de combate en la guerra de la selva», con licencia de piloto privado tras formarse en Alemania, se ganó la máxima confianza del rey, al punto de ser distinguida con el título de Chao Khun Phra (consorte real), lo que no se veía en el país desde hace más de cien años, y las estrellas de mayor general.

Su nombramiento tomó por sorpresa a la población, ya que en mayo Vajiralongkorn se había casado sin previo aviso, a tres días de su coronación, con la actual reina, Suthida, que antes de ser elevada al trono fue azafata de vuelo. En el pasado, los monarcas tailandeses eran polígamos, una práctica que se abandonó en el siglo XX y fue abolida legalmente en 1935. Pero eso parece que no va con Vajiralongkorn.

Guardaespaldas y amantes

Desde su ascenso a la jefatura del Estado, Maha, que se ha casado en cuatro ocasiones y tiene siete hijos, ha ampliado sus poderes y el control sobre el dinero y la seguridad de la Casa Real. Tailandia tiene una de las leyes de lesa majestad más duras del mundo, que imposibilita cualquier debate público sobre las decisiones del rey y prevé penas de entre tres y quince años de prisión por difamar, insultar o amenazar al titular de la corona, la reina, el príncipe heredero o miembros cualificados de la familia real.

Antes de seguir subiendo peldaños en el escalafón de la monarquía, Suthida y Niramon formaron parte del escuadrón de élite que protege a Vajiralongkorn, con quien también compartían una relación sentimental. Pero todo se torció la semana pasada. «Desleal», «ambiciosa», «ingrata»... fueron algunas de las descalificaciones vertidas por la Casa Real para argumentar la deshonra pública de Ounprom, que perdió incluso el derecho a usar su nombre de noble, Sineenat Wongvajirapadki. Desde entonces, se desconoce su paradero.

En las horas siguientes, seis oficiales de la corte, incluidos policías, militares y otros empleados, como la responsable de velar por el bienestar de los perros y demás animales que corretean por los jardines del Palacio, fueron cesados por «indisciplina» y «beneficiarse personalmente de sus puestos». Este miércoles ha trascendido que dos oficiales que se encargaban del cuidado del dormitorio del rey no lo harán más, por comportarse de forma «malvada». Apenas más detalles, salvo que eran «adúlteros». Y de paso, en el mismo 'ere' palaciego, caían otros dos miembros de la guardia personal de Maha Vajiralongkorn por demostrar «escaso celo» en su cometido.