Prospección contra el desempleo

Crear huella social, construir ilusión y ofrecer prospección laboral a quienes lo necesitan. Estas son las tareas que desempeña cada día en su trabajo como técnica de Empleo María José Hernández, una joven enérgica, eficiente y cercana que colabora con el programa Incorpora de la Fundación La Caixa a través de Cocemfe en el centro cívico Casa Cuna de Valladolid.

Estudió Relaciones Laborales y empezó su andadura profesional colaborando con talleres ocupacionales. En la actualidad cuenta con ocho años de experiencia en el ámbito de la discapacidad, al que llegó de manera accidental. «Surgió esta oportunidad y no lo dudé. La discapacidad es algo con lo que todos nos podemos encontrar a lo largo de nuestra vida», explica humildemente.

Cada día su labor es diferente. Establece contacto con las empresas, busca ofertas de trabajo y atiende las necesidades de los beneficiarios. Además, realiza visitas virtuales –antes de la pandemia eran físicas– a los centros de trabajo con los que colaboran. Un sinfín de tareas que no le permiten estar de brazos cruzados. «No esperamos a que nos lleguen las ofertas de las empresas, nosotros también buscamos trabajos en los que puedan encajar los beneficiarios que acuden buscando nuestra ayuda», manifiesta María José.

Trabaja con dos perfiles muy diferentes que acuden a la entidad a encontrar ayuda en la búsqueda de empleo: personas que han vivido toda la vida con una discapacidad y personas sin discapacidad que la adquieren de adulto, lo que les obliga a cambiar la proyección de su vida laboral. «Trabajamos con ellos haciendo una recolocación y seguimiento de sus perfiles profesionales», cuenta.

Gracias a su empeño, y al de su compañera Julia, logran reactivar la búsqueda de trabajo de personas en riesgo de exclusión social con nuevas técnicas y herramientas, además de reforzar las competencias transversales y digitales de estos ciudadanos. «Nosotras vamos más allá de la entidad, el lado humano está por encima de todo. A veces hay gente que llega con situaciones muy vulnerables y es inevitable que se te caigan las lagrimas cuando salen por la puerta», explica María José con la voz quebrada pero orgullosa de ser parte de la solución.