Náufragos de vacaciones
La quiebra del turoperador Thomas Cook deja varados a 600.000 turistas en todo el mundo y amenaza con un desastre para el sector en Canarias y Baleares
javier guillenea y susana zamora
Martes, 24 de septiembre 2019, 07:41
Seiscientos mil turistas de todo el mundo han quedado varados en sus lugares de vacaciones a la espera de que alguien los ayude a volver a casa. Cuando salieron de sus hogares, lo hicieron de la mano de la agencia de viajes Thomas Cook, un gigante empresarial que durante 178 años ha llevado a medio planeta al otro medio, pero ayer despertaron huérfanos y desamparados. Se desayunaron con la noticia de que ya no son turistas sino náufragos a los que hay que repatriar.
Thomas Cook ha quebrado y su caída ha sacudido los cimientos del sector turístico. En España, los responsables de las principales organizaciones del sector no ocultaban ayer su desazón por las consecuencias de la desaparición de una empresa que transportaba anualmente a nuestro país a siete millones de visitantes, cerca de 10% del total de los que recibe. «Es un mazazo», «un desastre», «el 11-S del turismo», «lo que supuso la caída de Lehman Brothers para las finanzas», respondían entre reunión y reunión.
La debacle se confirmó a primeras horas de ayer cuando, tras un frenético fin de semana de negociaciones infructuosas, la empresa anunció en un comunicado la apertura de un «proceso de liquidación con efecto inmediato». El cierre afecta a 22.000 trabajadores, de los que 9.000 son británicos. El grupo Thomas Cook tiene en España varias decenas de hoteles en propiedad o bajo contratos de gestión, localizados principalmente en Canarias y Baleares. La empresa administra hoteles y aerolíneas para 19 millones de personas al año en 16 países.
La quiebra provocó la inmediata cancelación en España de 46 vuelos programados por la compañía en Canarias y Baleares. La ministra en funciones de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, explicó que la crisis afecta fundamentalmente a la industria turística de los dos archipiélagos, donde más de 30.000 personas se han encontrado sin billete de vuelta y, en menor medida, a Andalucía y Cataluña. La ministra se reunirá hoy con representantes de estas cuatro comunidades autónomas. Maroto a tener que esforzarse para tranquilizar al sector.
«Llevamos desde las seis de la mañana siguiendo los acontecimientos», contestan desde una asociación empresarial. A medida que avanzaba el lunes y se sucedían las reuniones de urgencia para valorar la situación, el desánimo en el sector se hacía cada vez más evidente. Para Rafael Gallego, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes, la caída de la turoperadora británica es «el mayor golpe que jamás ha sufrido el turismo en Canarias en toda su historia», y se une a las complicaciones que este destino ya estaba afrontando por el impacto de los destinos competidores en el Mediterráneo». «Va a provocar un gran roto en la economía de las islas, donde la temporada se puede dar por perdida», recalcó.
En una entrevista radiofónica, el presidente de la Federación de Empresarios de Hotelería y Turismo de Las Palmas, José María Mañaricúa, señaló que la quiebra de Thomas Cook dejará un reguero de «facturas sin pagar a los hoteles que han alojado a sus clientes, lo que supone una importante cantidad de dinero». Además, recordó que las cancelaciones de viajes para el invierno harán que «en los hoteles que tenían exclusividad en garantía las reservas pasen de un 90% de ocupación a un 30%».
«Se veía venir»
El nuevo escenario que se abre preocupa y mucho en el gremio hotelero. «Esta crisis es tremendamente negativa, porque, además del dinero que tengamos pendiente de cobrar, las próximas reservas para octubre se caen. A todo eso hay que sumar que la quiebra de Thomas Cook crea una enorme desconfianza hacia los viajes empaquetados», asevera el empresario malagueño Miguel Sánchez, propietario del grupo hotelero MS. Para Sánchez lo importante ahora es que el cliente (hay 120 turistas afectados en sus establecimientos de la Costa del Sol) se resienta lo menos posible, y para eso va a proponer que entre el Gobierno andaluz y las asociaciones empresariales asuman los gastos extraordinarios de la prolongación de estancias.
«Mi abuela de 95 años está sola y bloqueada en Tenerife»
Incertidumbre, desesperación y resignación. De todo un poco entre los miles de turistas que esperaban ayer en España, principalmente en los aeropuertos de Baleares y Canarias, a que se resolviera la situación que les permitiría volver a casa.
En los destinos isleños, todos los vuelos que operaba Thomas Cook quedaron cancelados, y aunque el Gobierno británico ha puesto en marcha una operación de repatriación de los más de 150.000 turistas ingleses afectados por la crisis, las dudas y preguntas sobre lo que podían hacer asaltaban a unos y a otros. Sobre todo a aquellos que debían dejar sus hoteles y no tenían asegurado el vuelo de vuelta.
La sensación inicial era que se quedaban atrapados en sus destinos. «¿Y ahora qué pasa con mi abuela? Tiene 95 años y depende de una silla de ruedas para moverse. Está bloqueada y sola en Tenerife, donde fue a visitar la tumba de mi abuelo, tras haberle dicho que su vuelo está cancelado. Están viendo con los responsables del hotel si se puede quedar, porque ella tenía la única habitación habilitada para personas con discapacidad», expone con preocupación Sandy Bunkers desde Reino Unido.
La situación de Chloe Sharpe y Paul Kerfoot no es mucho mejor. A dos semanas de su boda en Chipre están realmente preocupados, tanto que no saben si finalmente se darán allí el 'sí quiero'. Ambos, de 27 años, han pagado 6.000 libras al operador británico y otras 9.000 en extras del enlace, incluido un fotógrafo de Marbella y un viaje en barco. «Nuestro coordinador de bodas de Thomas Cook ni siquiera ha contestado a los correos electrónicos que le hemos mandado. Estamos muy agobiados. El tiempo se nos echa encima y no sabemos cómo acabará todo», declara la pareja. Su inquietud va más allá, ya que medio centenar de invitados también han reservado con Thomas Cook su traslado a Chipre para acompañarlos en su gran día. «Se enfrentan a la pérdida de su dinero y algunos dicen que no pueden darse el lujo de volver a reservar», lamentan.
Para Rachael, que el domingo llegó a Salou después de 18 meses planeando este viaje en familia, esta crisis tiene otras víctimas, además de los pasajeros. «Ahora estamos en España gracias a Thomas Cook y en lugar de volvernos locos pensando en cómo vamos a volver a casa, pienso en los miles de empleados que van a perder su trabajo», asegura esta inglesa.
Pero los problemas no solo se han dado en España. Un grupo de turistas alojados en el complejo de playa tunecino Les Orangers han contado a la emisora británica Radio 5 Live que no les dejaban salir. Les exigían que antes pagaran la cuenta, pero ellos ya la habían abonado a Tomas Cook. «Había guardias de seguridad en las puertas impidiéndonos el paso. No nos decían nada. Simplemente, no nos dejaban irnos. Nos sentíamos como rehenes», relata Ryan Farmer.
Pero esta crisis ni a él ni al presidente de la cadena Senator, José María Rossell, ha pillado por sorpresa. «Se veía venir, pero seguimos operando con normalidad; nunca pensamos que se llegaría a la quiebra», lamenta Rossell, que calcula que el operador británico les deja una deuda de dos millones de euros y medio centenar de habitaciones afectadas en su hotel Playa Cálida de Almuñécar (Granada). En su opinión, tendrán que ser los clientes los que paguen los gastos y luego reclamarlos a sus compañías de seguros.
Por su parte, el grupo Meliá ha lanzado un mensaje tranquilizador y ha garantizado a sus clientes la finalización de sus estancias en las condiciones contratadas. «Meliá considera que en momentos como estos una empresa de referencia debe apoyar y solidarizarse con sus clientes y colaboradores», declaran desde la compañía, compañera de viaje de Thomas Cook desde sus inicios.
Un mal trayecto
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Gigante caído. Thomas Cook, que opera en 16 países, cuenta con 105 aviones y posee 200 hoteles y complejos hoteleros con su marca. Su cierre afecta a 22.000 trabajadores en todo el mundo.
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525 operaciones en aeropuertos españoles tenían programadas para los próximos quince días las compañías Thomas Cook y Thomas Cook Scandinavia, pertenecientes al gigante turístico que anunció ayer su quiebra. La cancelación de estos vuelos afectará aproximadamente a 114.000 pasajeros en las próximas semanas. Las operaciones programadas en España por estas dos compañías estaban señaladas en rutas con Reino Unido (el 70%), Noruega (12%), Suecia (10%), Dinamarca (6%) y Finlandia (2%).
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El precedente. La compañía británica de bajo coste Monarch se declaró en quiebra en octubre de 2017 y dejó en sus lugares de destino a 110.000 pasajeros que tuvieron que ser repatriados por el Gobierno de Reino Unido.Las cancelaciones afectaron a 300.000 personas.
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51 destinos de los 16 países en los que operaba Thomas Cook se han visto afectados por la quiebra. La compañía británica vendía paquetes turísticos a 19 millones de clientes de todo el mundo.
De los 600.000 viajeros que han quedado en tierra de nadie, 150.000 son británicos y 140.000 alemanes. El ministerio alemán de Justicia recordó que en su país los turoperadores deben contar con un seguro de insolvencia de 110 millones de euros para responder ante sus clientes, aunque se teme que, dado el tamaño de la empresa afectada, su cobertura no alcance, informa nuestro corresponsal en Alemania, Juan Carlos Barrena.
Las filiales germanas de Thomas Cook –Neckermann, Öger Tours, Air Marin, Bucher Last Minute y Thomas Cook Signature– aún no han declarado insolvencia, pero han suspendido todas sus operaciones de venta de viajes. La compañía aérea alemana Condor, también filial de Thomas Cook, mantiene por ahora su plan de vuelo, pero desde ayer no puede embarcar clientes de su arruinada casa matriz. Condor se encuentra también al borde de la insolvencia y ha solicitado un crédito con garantía estatal cuya concesión estudia Berlín.
En Grecia, otro de los destinos turísticos donde operaba la compañía, son cerca de 50.000 los clientes que han quedado varados, mientras que los gobiernos belga y holandés confirmaban que sus nacionales afectados superan los 20.000. Aún se desconoce cuántos españoles se han visto envueltos en la crisis. La ministra de Turismo aseguró ayer que se están recabando todos los datos para así poder trazar una hoja de ruta y contar con «una foto clara y total de la situación».
Traer a sus ciudadanos a casa se ha convertido en una prioridad para el Gobierno de Reino Unido, que ha organizado la mayor operación de repatriación realizada por el país en tiempos de paz, a la que ha dado el nombre de Matterhorn, en referencia al nombre de una campaña de bombardeos estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
El premio de un predicador a sus feligreses
Al ebanista y predicador baptista Thomas Cook se le ocurrió en julio de 1841 una idea que cambiaría el mundo. Como las reuniones antialcohólicas que convocaba no tenían demasiado éxito, premió la asistencia con una recompensa que consistía en una salida a un congreso que trataba la adicción en Loughboroung. Para ello, contrató un tren en el que viajarían 570 personas que, tras el pago de un chelín, pasarían un día de excursión. La idea tuvo tanto éxito que el predicador fundó poco después Thomas Cook e Hijo, la primera agencia de viajes de la historia.
Durante décadas el crecimiento de la empresa fue imparable.En 1851 organizó un viaje a la Exposición Universal de Londres para 165.000 personas y cuatro años después, otro a la de París. Hasta llegó a ser contratada para organizar peregrinajes a la Meca.Fue la mayor agencia de viajes del mundo, pero todo tiene su fin.
Caída en picado
Pese al estrépito, la caída de Thomas Cook no ha sido ninguna sorpresa. La compañía, que arrastraba desde hace años una delicada salud financiera, no ha podido soportar el peso de una deuda de 1.913 millones de euros que le impedía hacer frente de manera competitiva a sus rivales del mercado de viajes 'on line'. Este lastre obligaba a Thomas Cook a tener que vender tres millones de paquetes de vacaciones al año simplemente para poder cubrir los pagos de sus intereses.
Para empeorar las cosas, las cuentas de la empresa sufrieron en 2016 los impactos del intento de golpe de estado en Turquía –el destino más popular en los paquetes que ofertaba–, así como de la ola de calor que afectó a Europa en 2018 y que hizo que muchos turistas prefirieran quedarse en casa. Y como las malas noticias nunca llegan solas, la incertidumbre generada por el 'brexit' ha llevado a muchos potenciales clientes a evitar gestionar reservas vacacionales con un operador que va a salir de la UE.
El grupo británico registró el pasado mayo 1.680 millones de euros en pérdidas correspondientes a la primera mitad del año fiscal. Como vía de salvación tenía previsto sellar la pasada semana un paquete de rescate con el conglomerado chino Fosun, estimado en 1.023 millones de euros, pero la operación fue retrasada por la exigencia de los bancos de contar con nuevas reservas de cara al invierno. Pedían 226 millones de euros que el turoperador ha intentado encontrar hasta el último minuto, pero sin éxito. Ni siquiera el Gobierno británico ha acudido al rescate económico del grupo. Thomas Cook ha muerto solo.
El rescate de viajeros ha sido organizado por la Autoridad de Aviación Civil del Reino Unido (CAA), que prevé haberlos traído a todos de vuelta de forma gratuita para el próximo 6 de octubre. Se estima que la soperación costará unos 100 millones de libras y que será necesario utilizar aviones prestados por otras compañías. La autoridad civil calcula que será necesario duplicar los esfuerzos realizados cuando quebró la aerolínea Monarch en 2017. Entonces se necesitaron 567 aviones para repatriar a unas 84.000 personas.
En los once aeropuertos españoles con vuelos comercializados por Thomas Cook –Alicante, Almería, Gerona, Reus, Ibiza, Menorca, Palma, Fuerteventura, Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife–, representantes de la embajada británica comenzaron a atender a los turistas que acudieron a las instalaciones a pesar de los mensajes lanzados por la autoridad de aviación civil, que advertía sobre la inevitabilidad de algunas alteraciones debido a la «significativa magnitud de la situación». Las mismas escenas se repitieron en países como Cuba, Turquía, Grecia y Túnez. «La tarea es enorme», admitió el ministro británico de Transporte, Grant Shapps. Los náufragos de vacaciones se cuentan por miles.
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