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Carlos Polo. Henar Sastre
Rostros Solidarios

Ganarse el pan haciendo vino

Carlos Polo, encargado de RRHH en La Fortaleza del Vino, empresa vinculada al Programa Incorpora

Rebeca Adalia

Valladolid

Sábado, 30 de enero 2021, 00:04

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Los prejuicios siguen siendo un freno para que las personas en riesgo de exclusión social accedan al mercado laboral. Quieren trabajar y pueden hacerlo, solamente necesitan una oportunidad. Es más una cuestión de voluntad que de dinero y, por ello, empresas como La Fortaleza del Vino abogan por la contratación de personas que se encuentran en esta situación.

La amistad entre Asunción y Carlos Polo ha sido el nexo de unión entre la Fundación Rondilla y esta empresa del sector vitivinícola. Desde esta asociación, que forma parte de la Red Incorpora de La Caixa, ayudan a Carlos, encargado de Recursos Humanos de La Fortaleza del Vino, en la búsqueda de trabajadores que encajen con los diferentes perfiles que demanda.

El mantenimiento de las viñas para el rendimiento de las cepas es muy importante para las bodegas y cooperativas de vinos a granel con las que trabaja Carlos. No solo necesitan personal para la época de vendimia sino que en La Fortaleza del Vino ofrecen la inserción de personas con baja posibilidad de ser contratados durante casi todo el año. Trabajos como el mantenimiento del suelo, la poda, el despiece, el desbroce o el apareo de racimos son los que desempeñan estos trabajadores que se ganan el pan a cambio de hacer vino. «Nosotros no les ayudamos, son ellos los que se ganan el sueldo trabajando igual que cualquier otra persona. Para nosotros también es una satisfacción personal, aunque solo colaboramos a su inserción laboral», explica Carlos con humildad.

Desde que la planta empieza a trabajar esta empresa necesita a sus trabajadores para el cuidado de la viña. El perfil que Carlos demanda siempre es el mismo: Personas que quieran trabajar. «Si tienen ganas, pueden hacerlo. La agricultura no es como antes y el trabajo físico no es tan duro», apunta.

Para esta empresa de apasionados del vino es ya habitual contratar a una media de entre cinco y siete personas al año a través de la Fundación Rondilla. Son contratos temporales, ya le gustaría a Carlos poder ofrecer indefinidos, pero que en muchas ocasiones abren las puertas de su empresa a inmigrantes, personas mayores o parados de larga duración que seguirán ganándose el pan a cambio de elaborar vino.

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