Georlín López Marín. Henar Sastre
Rostros solidarios

60 días después, más humanizado

Georlín López Marín, beneficiario del programa Incorpora que ha trabajado en una residencia de mayores durante el primer estado de alarma

Rebeca Adalia

Valladolid

Sábado, 30 de enero 2021, 00:04

A punto de conseguir la nacionalidad española y con un recién nacido bajo el brazo, una llamada de la Fundación Rondilla -entidad colaboradora con el programa Incorpora de la Fundación La Caixa- dio un giro a la vida del colombiano Georlín López Marín.

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Al otro lado del teléfono una voz impetuosa buscaba evitar una nueva situación de riesgo de exclusión social. Se oyó la palabra mágica: empleo. Y Georlín continuó escuchando el mensaje de su interlocutor con mayor atención si cabía. Desde la Fundación Rondilla le ofrecían un puesto como auxiliar de limpieza en la residencia de mayores Orpea, y él, no dudó en aceptarlo. Nunca había desempeñado un trabajo así pero reconoce que esta experiencia no sólo le ha aportado un empleo si no que le ha servido para enriquecerse humanamente.

Este colombiano, afincado en Valladolid desde hace algo más de un año, llegó a España en busca del sueño europeo en el que muchos inmigrantes se embarcan para salir de la pobreza. Aterrizó hace 19 años en Cartagena y la capital del Pisuerga le acogió con la garantía de un empleo en la automovilística Renault. Con la terminación de este contrato, consiguió su empleo como auxiliar de limpieza a través de la Fundación Rondilla.

Aunque la vida en las residencias es tranquila también es ininterrumpida, y por ello Georlín iba más allá de sus labores. «Además de limpiar las habitaciones he ayudado a esas personas dándoles de comer, haciéndoles compañía y estando disponible para lo que necesitasen», explica.

Durante dos meses del estado de alarma ha estado cubriendo una baja por enfermedad de covid-19. El miedo al contagio no fue un impedimento, pues la necesidad de trabajar para mantener a su familia primaba por encima de ese riesgo.

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Han sido 60 días de experiencia que le abren las puertas para que en el futuro pueda insertarse en este sector laboral que tan alta demanda tiene en la actualidad. «Pensaba que no sería capaz de realizar un trabajo así y ahora me siento preparado para trabajar en otras residencias», explica días antes de comenzar a trabajar en la vendimia y agradecido de encontrar el abrigo de un país al otro lado del charco al que llegó en busca de nuevos horizontes y oportunidades.

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