Paco Cantalapiedra
Con 6.000 columnas escritas ya en El Norte, admite que no quiere tener «tanta experiencia»
Decir Paco Cantalapiedra es decir dominio de la ironía y el sarcasmo. Decir Cantalapiedra es decir memoria viva de una forma de vivir no tan lejana en el tiempo, pero que a los que tienen ahora de 40 años para abajo les suena a chino. Pero ahí está él para recordarlo y, si no, se encarga de preguntar a la enorme lista de amigos que dice que tiene, con la que llenaría un listín telefónico.
-¿Es usted el vallisoletano que más amigos tiene?
-No puedo demostrarlo, pero todos los que tengo son bastante buenos.
-Mencionar a tantos amigos en sus columnas, ¿es contrastar fuentes?
-Eso se llama darles la chapa para que me respondan.
-¿Un periodista jubilado es la quintaesencia de la experiencia?
-Un jubilado es un jubilado... Y yo soy un jubilado. ¿Experiencia? No quiero yo tanta experiencia. Me gustaría tener menos años.
-Tantos años opinando de los demás, ¿qué opina de usted como opinador?
-Que no debo ser un mal tipo. Y que no lo debo hacer mal cuando sigo escribiendo gracias a El Norte. Me parece que llevo 6.000 artículos...
-A la semana, ¿cuántos enfadados suma?
-A mí no me lo dice nadie si se enfada. Al periódico se lo dicen a veces, gente que está muy enfadada y llama. Esa frase que decía mi amigo Pepe Arteche 'Las penas ajenas de los cataplines me cuelgan'... Él no decía cataplines, pero decía otra cosa parecida.
-¿Cómo ve que anda la sociedad de sentido del humor?
-Creo que tiene bastante poco sentido del humor, empezando a veces hasta por mí, que me cabreo sin necesidad.
-¿A hacer columnas no le ganan ni los griegos?
-Hago muchas, los griegos han hecho bastantes menos.
-A quién no criticaría nunca?
-A mí mismo, claro.
-¿Cuándo sea mayor, cómo se ve como columnista?
-No sé... Es que mayor ya empiezo a ser. Yo ya me canso, como decía don Enrique Tierno Galván: «Vayan ustedes que son jóvenes«. Yo soy mayor y me estoy cansando.