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El meteorólogo y divulgador José Miguel Viñas.
"Las témporas no tienen ni base científica ni fiabilidad"

"Las témporas no tienen ni base científica ni fiabilidad"

El físico y divulgador José Miguel Viñas contesta en el libro 'Preguntas al aire' a interrogantes que todos nos hemos hecho alguna vez sobre el tiempo y el clima

Luis alfonso gámez (El Correo)

Domingo, 22 de junio 2014, 13:36

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José Miguel Viñas acaba de publicar 'Preguntas al aire' (Alianza Editorial). Físico y divulgador, es un habitual en la radio y la televisión, y una referencia meteorológica en Internet y las redes sociales, donde se le conoce como @Divulgameteo. En su quinto libro, responde a 212 preguntas relacionadas con el clima, el tiempo y la atmósfera: desde a qué se debe el olor a tierra mojada cuando llueve hasta por qué sopla la brisa marina, pasando por si tiene algún fundamento real la pertinaz sequía del franquismo y el peligro de los rayos. Colaborador de Radio Nacional de España desde 2004, es consultor de la Organización Meteorológica Mundial, organismo dependiente de la ONU, y recientemente ha sido elegido presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología (Acomet).

-El tiempo es un socorrido tema de conversación cuando no sabemos de qué hablar. ¿Decimos muchas tonterías?

-Sobre todo, recurrimos a tópicos. En general, no solemos tener muy buena memoria. Cuando nos sorprende algo, pensamos que nunca ha ocurrido algo parecido y así se lo decimos a familiares y conocidos. Y eso también suele transmitirse a través de los medios de comunicación. Los divulgadores estamos peleando para que los medios sean rigurosos a la hora de explicar si algo es realmente excepcional.

-A veces, viendo la tele, da la sensación de que vivimos hechos meteorológicos excepcionales todos los días.

-Forma parte de la propia dinámica atmosférica que se produzcan cambios, muchas veces bruscos. Sí está justificado que, a veces, el tiempo sea noticia en los medios. Pero otras esa información se usa como comodín. Un ejemplo muy claro es el verano: es normal que haga calor e, incluso, mucho calor durante ciertos días, y eso se convierte en noticia cuando no tendría que serlo. A veces, hay un episodio de temperaturas muy por encima de la media durante dos o tres días, y ahí sí se puede hablar de una ola de calor. Pero, muchas veces, se habla de una ola de calor cuando no lo es.

¿Condiciones climatológicas?

-¿Qué le pasa a un divulgador meteorológico por la cabeza cuando escucha que las condiciones climatológicas han hecho un partido de fútbol o una etapa del Tour más difícil?

-Jajajaja... Se enfada. Son muchos años insistiendo en que está mal dicho. En algunos medios ya son conscientes de que hay que cuidar el lenguaje, pero seguimos escuchando, sobre todo en retransmisiones deportivas, hablar de las condiciones climatológicas. Hace poco, en una campaña de la Dirección General de Tráfico, se insistía en ello. Resulta sorprendente. El tiempo es un tema de conversación habitual y, precisamente, por ser tan popular se tiene muy poco cuidado y se escriben titulares con mucha ligereza, sin matizar.

-Maticemos. Explique, por favor, por qué es erróneo hablar de condiciones climatológicas para referirse a un chaparrón durante un partido de fútbol.

-Lo único que hay que entender es que el tiempo o las condiciones meteorológicas, que son lo mismo, es lo que pasa en un momento dado -que llueva o no, que haya viento o no, que haga calor o frío...-, mientras que el clima toma como periodo de referencia mucho más tiempo. Si alguien va a Almería por primera vez un fin de semana y coincide que llueve, no puede deducir que el clima de Almería es lluvioso porque esos dos días lo hayan sido. ¿Qué necesita? Saber qué es lo habitual en Almería y, para eso, tiene que revisar los datos de 30 o 50 años: entonces, se encontrará con que allí llueve muy poco. Ése es el clima; las condiciones meteorológicas son las de su visita.

-Ahora, en cuanto pasa algo raro se achaca al cambio climático.

-Es evidente, como ya he comentado, que un fenómeno meteorológico no se puede relacionar con el clima. Por pura definición. También es verdad que, en los últimos 15 o 20 años, si se analiza el conjunto de la Tierra y fenómenos que ocurren, parece que hay una cierta relación entre una frecuencia mayor de fenómenos extremos -tormentas fuertes, temporales invernales como los de este año en el Cantábrico...- y posibles cambios en el clima. Ahora bien, eso no significa que cada vez que caiga una fuerte granizada debamos atribuirla al cambio climático, que es lo que al final se hace.

-¿A qué viene que, de repente, se pongan de moda términos como 'sensación térmica' y 'ciclogénesis explosiva'?

-Realmente, es algo que tendrían que investigar los sociólogos. Respecto a la ciclogénesis explosiva, su origen es una terminología técnica que se empieza a usar en los servicios meteorológicos hace bastantes años. Como hay interacción entre los periodistas que cubren el tiempo y los servicios meteorológicos, en un momento dado, comienza a incluirse en crónicas. Es un término atractivo desde el punto de vista periodístico porque es un titular en sí mismo. ¿Qué pasa? Que se recurre a él constantemente y no se explica bien. No digo que este invierno no haya habido ciclogénesis explosivas; las ha habido.

-¿Pero qué es una ciclogénesis explosiva?

-'Ciclogénesis' hace referencia a la generación de un ciclón, una borrasca. Si le ponemos el 'explosiva' detrás, es porque, en ocasiones, ese proceso es más rápido de lo normal.

-¿Es algo habitual?

-No. Cuando uno analiza las series históricas, ve que no es normal que en un invierno se encadenen siete u ocho ciclogénesis explosivas como ha pasado este año en el Cantábrico. Es excepcional que haya habido tantas, pero no que haya alguna cualquier invierno. Lo que pasa es que antes no se las llamaba así. Se hablaba de una borrasca muy profunda, por ejemplo.

Predicciones y fiabilidad

-El año pasado, después de una primavera de muy mal tiempo, se corrió la voz en junio de que nos íbamos a enfrentar a un año sin verano. ¿Tiene sentido hacer ese tipo de predicciones a meses vista?

-En Semana Santa y en el verano, hay una gran demanda social por saber qué tiempo va a hacer porque mucha gente coge vacaciones. Ahora bien, a día de hoy, ese tipo de predicciones no están perfectamente desarrolladas y contrastadas. Aún así, algunos servicios meteorológicos han optado por darlas a conocer. Yo creo que no deberían hacerlo porque no son fiables. Y así paso lo del año pasado. Las predicciones del año sin verano venían de una empresa francesa de consultoría meteorológica, no de un servicio oficial, pero se montó la bola de nieve y al final había gente que decía: "Los meteorólogos están diciendo que el verano va a ser frío". Desde el primer momento, se veía que se habían tirado a la piscina.

-¿A cuántos días vista puede hacerse una predicción meteorológica fiable?

-En primavera y otoño, el tiempo es más cambiante y, por lo tanto, la predicción local no es muy fiable más allá dos o tres días. Luego, hay otros periodos más estables, como el verano, en los que el pronóstico se puede extender hasta diez días. Y eso siempre va a ser así. El meteorólogo Edward Lorenz, con su teoría del caos, demostró que la atmósfera es un sistema caótico y, por lo tanto, impredecible más allá de un cierto periodo de tiempo. A veces, por el tiempo que hace, es muy difícil hasta la predicción a muy corto plazo.

-Ustedes usan información de satélites, boyas, barcos, estaciones en tierra... Sin embargo, en toda España, hay personas que predicen a meses vista sólo echando un vistazo al cielo determinados días. Me refiero a cosas como las témporas y las cabañuelas, a las que dedican espacio algunas televisiones públicas.

-Es algo que se arrastra desde tiempos inmemoriales y cuenta con muchos seguidores en el entorno rural. Como es una cosa exótica, llama la atención de los medios. Las cabañuelas y las témporas no tienen ninguna base científica ni fiabilidad. Y eso se puede demostrar fácilmente comparando sus predicciones con el tiempo que hace después. Lo que pasa es que, además, juegan con generalizaciones, la ambigüedad... Dicen cosas como que el frío entrará en la primera semana de febrero. Ya, es que eso es muy probable. En realidad, no te están diciendo nada.

-En el libro cuenta curiosidades como que la 'pertinaz sequía' del franquismo tiene base real.

-Así es. Cuando analizamos cómo ha sido el tiempo hacia atrás, comprobamos que vivimos en una región de influencia mediterránea donde es habitual que se sucedan periodos de años con menos lluvias de lo normal y a la inversa. Sequías pertinaces o de larga duración las ha habido siempre, y hay muchos registros que lo certifican. Casualmente, la posguerra coincide con uno de esos periodos de sequía severa y generalizada en todo el país. Entre eso y cómo quedó España tras la Guerra Civil, se sacaron de la manga la expresión 'pertinaz sequía' para intentar justificar lo mal que estaba el país con ese fenómeno natural y ocultar todos los disparates que se habían cometido.

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