Mi casa en un bus
Juan Pablo Pérez se ahorra gastos de hipotecas y alquiler. Compró un autobús de línea por 1.200 euros y lo ha acondicionado para hacer de él su vivienda
Juan Pablo Pérez, Juampy, se divorció y sufrió en carne propia lo que era la carestía de la vivienda. Optó entonces por una solución barata e imaginativa, aunque trabajosa: compró un viejo autobús de línea por 1.200 euros en un desguace de Arteixo (A Coruña) y lo acondicionó para que no le faltara de nada. Lo recubrió con paneles, desmontó casi todos los asientos de que estaba dotado e instaló en el techo seis placas solares para proveerse de energía. Ahora vive en una casa de 12 metros de largo equipada con electrodomésticos nuevos y muebles reciclados.
Rehabilitar el autobús para hacer de él su morada le ha salido por 32.000 euros, pero goza de la ventaja de que lleva su casa a cuestas. De esta manera se ahorra los gastos de luz y comunidad. Nada de gastos de hipotecas o alquiler. En verano viaja en el 'Juampy bus' hasta Ibiza, donde trabaja durante la temporada como conductor. Sus días los pasa junto a su perro Teico y cuando siente necesidad de compañía se desplaza a unos pasos, hasta el lavadero de coches, donde pega la hebra con los empleados.
o que ahora es su domicilio fue antaño su medio de trabajo, pues el mismo autobús lo conducía cuando estaba contratado en una empresa de transportes que cubría el trayecto entre Alcorcón y Príncipe Pío, en Madrid. El vehículo está aparcado ahora en un polígono de Fuenlabrada, donde residen sus padres, que le suelen invitar a comer.
Juampy ha equipado su casa con cocina, baño dotado de ducha e hidromasaje y un habitáculo con sofá que hace de salón. Su hogar, de unos 30 metros cuadrados, no necesita escrituras, aunque le ha obligado a pasar revisiones para su homologación, además de la ITV. Entre las piezas que dan color a su hogar figuran una cafetera de bar de 1946, rescatada en Ibiza de un contenedor, una máquina de hacer palomitas y un horno que prepara pizzas en cuestión de segundos. Pero el rey de la casa no es su titular, sino su mascota. El conductor ha procurado que Teico disfrute de todas las comodidades, confort que le fue negado por los padres de su dueño, que no querían ver al chucho por sus dominios. «Prefiero dormir con un cartón en la calle que matar a mi perro. Para mí, es como un hijo», dice el inquilino.
Cuando le entregaron el bus, este estaba hecho una ruina, lleno de inmundicias y cachivaches. Un vez que lo limpió, casi todas las obras de remodelación las hizo él, salvo las mecánicas. Alguna mano le han echado los amigos, pero ha sido una tarea titánica en la que se ha sentido solo muchas veces. «No tuve más remedio que llevarlo al taller para que arreglaran la caja de cambios», dice el conductor, que instaló por su cuenta el sistema eléctrico. Es una vivienda apañada y modesta. La cocina, herencia de su abuela Tomasa, tiene más de medio siglo. Juampy la recuperó de un desván en el que permanecía arrumbada.
El propietario se jacta de haber montado una casa «autosuficiente». Lo es a duras penas, pues las placas solares aportan lo justito, de modo que la calefacción necesita un suministro adicional de gas. Dispone incluso de aire acondicionado y de un espacio con cacharros para satisfacer su vocación de radioaficionado, una actividad que no ha abandonado pese a ser, a sus 40 tacos, todo un 'youtuber'. En la plataforma de internet cuelga vídeos con consejos técnicos para que quienes pretendan emularlo salgan airosos.
Cabreo por no parar
Juan Pablo Pérez no es nuevo en estas lides. Ya rehízo una caravana que convirtió en vivienda y 'food truck', en la que despachaba café, cerveza y hamburguesas en festivales de música. Con el remolque viajó cuanto quiso, de manera que pudo presentarse en el Viña Rock de Villarrobledo (Albacete), el Frekuency de Portugal y el Tomorrowland de Bélgica.
Pese a que lleva apenas un año en su hogar móvil, aparcando un día en un polígono industrial y al siguiente en otro, ya está pensando en volar más alto. Está a la espera de que surja la oportunidad para poder comprar un autobús de dos pisos. Si con el 'Juampy Bus' ha hecho un bonito apartamento, qué no será capaz de montar en un dúplex. No es ambicioso, trabaja lo necesario y está a gusto con su suerte.
El inquilino se va a Ibiza en verano para trabajar como conductor
A raíz de que se conociera su historia gracias a las televisiones, los curiosos merodean por el autobús para conocer su pisito. El inquilino sobre ruedas les ha brindado toda su hospitalidad e invitado a un café salido de su añejo trasto. «Salen deliciosos». Si no fuera porque tiene que procurarse el agua, la residencia motorizada iría como la seda. Y eso que el vehículo genera 15 litros al día de agua no potable, por lo que siempre dispone de lo justo para fregar, ducharse y poner una lavadora. Otro inconveniente es que la cama, más bien camastro, no permite demasiadas holguras.
Ya ha celebrado en casa una comida con los amigos y, pese a las estrechuras, los convidados no expresaron queja alguna. El espacio dejado por los cerca de 47 asientos da para eso y mucho más.
El moverse con un mamotreto de 12 metros de largo a veces concita malentendidos. Más de un usuario del transporte público se ha enfurecido al verle pasar de largo sin detenerse en la parada del autobús. Pese a que ahora saborea las mieles del triunfo, ha pasado momentos malos. Los problemas se acumulaban, el esfuerzo por hacer del bus un lugar habitable era ingente y a punto estuvo de tirar la toalla. Ahora lo ve todo con otra luz, se siente libre. Ni siquiera ha probado a aparcar en un camping. Estaciona donde le place, cerca de un acantilado o en la playa, y se encuentra como en casa.
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