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Así es la 'española' que reina en el porno femenino

Así es la 'española' que reina en el porno femenino

Erika Lust dejó Políticas para rodar el cine X «que las mujeres queremos ver». Hasta su madre lo entendió con su primer corto

ESTHER REQUENA

Lunes, 12 de septiembre 2016, 20:20

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Erika Lust (Estocolmo, 39 años) recuerda perfectamente la primera vez que vio porno. Con solo once años, una amiga de su clase organizó una fiesta de pijamas y les puso una cinta VHS que había encontrado entre las cosas de su padre. Lo que contempló en televisión no le pareció nada excitante. Más bien le dio «asco». Su opinión no cambió con el paso de los años, cuando llegó a la universidad y tuvo novio. «Era un porno feo, agresivo y machista. Y es el que se sigue haciendo todos los días. Esto no ha cambiado ni lo más mínimo Bueno, algo sí, porque las mujeres hemos decidido tomar cartas en el asunto para empezar a crear las historias que nosotras queremos ver», recalca con contundencia Lust, a la que apodan la reina del porno feminista, si bien ella prefiere definirse como «directora de cine erótico independiente».

Desde su productora en Barcelona, donde se instaló en el año 2000 tras enamorarse de la ciudad en unas vacaciones, esta licenciada sueca en Ciencias Políticas retrata en la pantalla el sexo como ella lo ve: «Hermoso, inteligente y lleno de alegría». Nada de mujeres objeto. Sus obras incluyen sexo explícito, pero también historias, personajes, emociones... «Tengo la loca idea de que nosotras debemos disfrutar del sexo tanto como los hombres», ironiza desde el set de rodaje, enfrascada en su último proyecto, una serie de minicapítulos llamada XConfessions, donde cuenta los testimonios íntimos que le hace llegar gente de forma anónima.

Lust creció en Suecia, en una familia más o menos tradicional. Su madre, una feminista en estado puro, trabajó como jefa de enfermería hasta que se jubiló y su padre, informático y economista, ya tiene más de setenta años. «En mi casa el sexo siempre se ha tratado con mucha naturalidad, aunque sin dar grandes explicaciones». El matrimonio se separó en los noventa, pero nunca se divorciaron. Viven en diferentes apartamentos, pero siguen pasando las vacaciones juntos. Un buen día Erika les soltó que quería ser directora de cine X. Solo una década después, la revista Vogue habla del «cine inteligente» de Lust, a la que han invitado a impartir una charla TEDx, un acontecimiento anual en el que algunos de los pensadores y emprendedores más importantes del mundo comparten lo que más les apasiona.

Su empresa no solo ha resultado ser rentable, sino que, atención, la mitad de los seguidores de su filmografía son hombres, algo impensable cuando rodó su primer trabajo, The good girl, y se puso como apellido artístico Lust (lujuria, en inglés). «Quería una palabra que identificase un gran deseo, una gran pasión, que transmitiera sensaciones positivas y que me motivase». Vaya si lo logró. En 2004 subió su corto gratis a Internet para testar a la audiencia y se tuvo que pellizcar varias veces al comprobar que las descargas superaban los dos millones. Poco después ganó el Festival Internacional de Barcelona, lo que supondría el espaldarazo necesario para seguir adelante en un mundo infestado de testosterona. «Hasta mi madre entendió entonces que lo que yo quería hacer no se parecía en nada a lo que ella había visto», rememora entre risas.

Ahora recibe a diario correos electrónicos y mensajes, tanto de mujeres como de hombres, que aseguran que han reconectado con su sexualidad a través de sus películas. «Para mí esto tiene mucha más importancia que opiniones sueltas de mentes cerradas, machistas y discriminatorias», asegura la cineasta nórdica residente en España.

¿Qué es lo que más le ha molestado de lo que le han llamado o dicho en estos años?

He aprendido a lidiar con las críticas de una forma muy sana. Últimamente me enfrento a la discriminación. Hace unas semanas, Youtube quitó dos vídeos no explícitos que había subido, sin darme ninguna explicación coherente. Lo hizo por ser quien soy, mientras que da pista libre a contenidos horriblemente machistas disponibles en su web.

¿Hasta qué punto la industria del porno es machista?

Mayormente está controlada por señores heterosexuales, de mediana edad, que filman sexo a escala industrial. El 90% de esas películas refleja el interés masculino mainstream (de la masa): pechos y culos de plástico, y posturas y situaciones irreales.

¿Usted no elige a los actores por sus atributos físicos?

El tamaño de los pechos o del miembro no es un requisito para actuar en mis películas, salvo que la historia lo exija, claro. Físicamente, busco a gente con tipos variados, con quienes el público se identifique.

Sado y vampiros

Su caché cotiza al alza en el sector y los mejores intérpretes de la industria quieren trabajar con ella. Por supuesto, en sus cintas no falta Amarna Miller, a la que algunos consideran la Sasha Grey patria una exactriz porno de 26 años que ahora se gana la vida como modelo, escritora y DJ. Precisamente, la cineasta recuerda que la trilogía, y posterior película, 50 sombras de Grey ayudó a que muchas mujeres se sintieran libres para hablar sobre sexo. Pero también para que se extendiera la idea de que los que practican el sadomasoquismo «tienen algo mal en la cabeza. Y esto es algo que me pone de los nervios porque se trata de una práctica muy sana», revindica. Por eso, decidió abordar el tema en el cortometraje An Appointment With My Master (Una cita con mi maestro) «donde quise dejar patente cómo es el sadomasoquismo real y no el sensacionalista».

Desde hace algún tiempo, Erika Lust está enfrascada en XConfessions, su proyecto más ambicioso en los diez años que lleva en el sector. Ahora más que nunca su trabajo le permite estar en contacto con el público, saber qué le apetece ver y cuáles son sus curiosidades. Y todo porque sus seguidores comparten con su productora sus fantasías sexuales y experiencias más excitantes en una especie de comunidad online en la que pueden incluir, además, comentarios y anotaciones. Junto a un equipo de más de diez personas, Lust lee todas las aportaciones y selecciona las que luego convertirá en cortometrajes. Las hay de los más insospechados tipos, asegura. ¡Hasta con vampiros!

¿La realidad supera a la ficción en materia de fantasías sexuales?

Siempre. El real, el sexo de verdad, con la persona que deseamos, es imbatible. En los escritos que me llegan encuentro de todo: memorias de momentos pasados, historias reales cotidianas, costumbres entre parejas... Pero también hay fantasías en universos paralelos, otros planetas, realidades virtuales o historias que difícilmente ocurrirán, como tener sexo con alguna celebrity.

¿Por qué los españoles no confiamos nuestras aspiraciones eróticas ni a los amigos?

¡Buena pregunta! ¿Qué os lo impide? ¿El miedo? ¿La vergüenza? ¿El tabú? Aunque es así, he notado que este bloqueo empieza a cambiar. Es cuestión de tiempo. No hay ningún problema en disfrutar de nuestra sexualidad si lo hacemos de forma sana. ¡Al contrario!

Caliente también es la conversación que deberá tener algún día con sus dos hijas, aún demasiado pequeñas para comprender a lo que se dedica su madre. Por ahora, solo saben que hace películas. «Ya llegará la hora de sentarme con ellas y explicarles qué es la pornografía y para qué sirve. Lo veo como una gran ventaja para ellas, porque la gran mayoría de los niños nunca llega a tener una conversación abierta con sus padres sobre sexo y erotismo. La pornografía tiene efectos buenos y mlos, y es responsabilidad nuestra ayudarles y prepararles para que los sepan identificar», enfatiza.

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