¡Qué mal nos vemos!

Hasta el reputado 'Washington Post' hace chistes con nuestra siesta, pero los estudios dicen que el prestigio internacional de España está por encima de Francia y Estados Unidos. «Somos un extraño país con una imagen de sí mismo peor de la que tienen fuera»

fernando miñana

Viernes, 15 de abril 2016, 21:47

Una tormenta de tópicos cae sin descanso sobre la piel de toro. La siesta, las fiestas sin fin, la paella, las tapas, las dificultades que tenemos con el idioma de Shakespeare, el bullicio de nuestras calles, esos horarios laborales que se eternizan hasta las tantas de la noche... Sin ir más lejos, la semana pasada, el prestigioso The Washington Post, The Independent y varios tabloides ingleses hacían chistes con la «siesta de tres horas» que quería eliminar Mariano Rajoy por intentar copiarles a ellos: salir de trabajar a la seis de la tarde, aunque solo tengamos una hora para comer. No es la primera vez que cuatro periódicos tratan de difundir esa España de pandereta, ¿pero realmente nos ven así en el extranjero?

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Carmen González, catedrática de Ciencia y Política en la UNED e investigadora principal del Real Instituto Elcano, ofrece unos datos que arruinan esas creencias tan generalizadas: la postal que enviamos al mundo no es ni mucho menos grotesca. «La imagen de España es muy buena y, de hecho, ocupa el decimoséptimo puesto en un ranking formado por las 55 principales economías en cuanto a prestigio internacional. Y estamos por encima de Francia (19) y Estados Unidos (22). Los líderes del prestigio son los nórdicos, Australia, Nueva Zelanda...». Tampoco es verdad que piensen que somos unos vagos adictos a la cabezadita después de comer y a gozar de la buena vida. «Entre nuestros atributos está el de ser un país trabajador. En las encuestas que hacemos, cuando preguntamos con qué término nos relacionan, un 74% lo hace con el de trabajador y un 24% con el de ocioso». De hecho, pasamos más horas en la oficina que franceses, británicos, alemanes... aunque producimos menos.

Íñigo Gurruchaga, corresponsal de este periódico en Londres, no es de la misma opinión. El periodista recoge una expresión utilizada por los británicos, spanish practices (prácticas españolas), que surgió en tiempos de las contiendas entre España e Inglaterra por el control de las rutas marítimas y que tuvo cierto auge durante los conflictos laborales de los años 70. «En Fleet Street, la calle de la prensa, era habitual que los empleados de los talleres trabajaran solo unas pocas horas y recibiesen el salario de una jornada completa. La patronal lo calificaba de spanish practices. Hace tres años, el jefe del Royal Mail, el servicio público de correos ahora privatizado, utilizó el mismo término para quejarse de que los sindicatos querían que los empleados cobrasen horas que en realidad no trabajaban. Eran las spanish practices». No ayuda que cuando visitan España, y en 2015 llegaron más de 15 millones, se sorprendan por nuestros horarios y hábitos comerciales: «Yo he estado en la cola de un vuelo Bilbao-Londres un lunes y los británicos estaban alucinados porque, con las tiendas cerradas los domingos, no habían podido comprar nada».

Juan Carlos Barrena, corresponsal en Berlín, cree que nuestra imagen viene marcada por las vacaciones de los alemanes en Mallorca, Canarias y la Costa del Sol. «Esos recuerdos positivos despiertan simpatías. Para los alemanes somos poco menos que los reyes de la fiesta y la jarana. Un país que ha sabido aprovechar su ingreso en la UE para desarrollarse, pero que se vio poco preparado ante la crisis. Conocen nuestras astronómicas cifras de desempleo y saben que muchos jóvenes tienen que emigrar. Pero también piensan que España se esfuerza por recuperarse o eso asegura por lo menos la canciller Angela Merkel, que siempre nos pone como ejemplo de los países que mejor han afrontado la crisis financiera de la UE».

Las encuestas del Real Instituto Elcano permitieron conformar el último Barómetro de la imagen de España en 2015. ¿En qué piensan los extranjero cuando hablan del país de Goya y Cervantes? Pues en el sol y la playa, los toros, en ciudades como Madrid y, sobre todo, Barcelona, en la crisis y en el fútbol. La Roja, el Real Madrid y el Barça son famosos en cualquier rincón del planeta. También ha mejorado la idea de que es un buen lugar para invertir. Donde más nos valoran es en Brasil y México, y donde menos, en Marruecos. Y desde fuera nos ven más tradicionales que modernos, ¡más honestos que corruptos!, más trabajadores que ociosos, más pacíficos que conflictivos, más solidarios que egoístas, mucho más tolerantes que intolerantes y solo un poco más ricos que pobres.

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El afecto francés

«España abunda Carmen González es un extraño país que tiene una imagen de sí mismo peor de la que tienen fuera. ¡Y eso que hemos mejorado! En lo peor de la crisis, nuestra autoestima era aún más baja. En la época del milagro económico español nos dábamos un notable, crecíamos más que el resto de la eurozona y se publicaban reportajes en la prensa extranjera sobre lo bien que lo hacía España, pero la caída tuvo un impacto mucho más fuerte en nuestro orgullo. Hasta hace poco España era el país con la mayor diferencia entre la puntuación que nos dábamos y la que nos daban fuera. Ahora seguimos por debajo, pero Italia nos ha superado en masoquismo». La representante del Instituto Elcano habla de una puntuación que valora el prestigio de las naciones. «Fuera, en el grupo del G8, nos dan 68 puntos sobre 100, nosotros nos damos 63. Cinco puntos negativos de diferencia. La verdad es que el prestigio del país evoluciona al lado de la prima de riesgo».

Fernando Iturribarria lleva como corresponsal en París desde 1989 y allí ha comprobado que los franceses nos valoran más que nosotros a ellos: «Hay un afecto hacia lo español nunca desmentido y no siempre correspondido desde este lado de los Pirineos». También detecta una tendencia preocupante: «Un desplazamiento desde la tradicional percepción de España como el país desenfadado de la Movida, la fiesta, la diversión hacia una visión, aunque sea subliminal, de paraíso del vicio, las drogas, la prostitución y el crimen organizado. El problema es que cada vez tienen más eco porque son temáticas de indiscutible interés para los periodistas porque cosechan importantes audiencias». De todas formas, los franceses también se dejan deslumbrar por Rafa Nadal o la selección de fútbol. «La Roja es el paradigma de la España que gana, imaginativa, creativa, solidaria y colectiva».

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Al otro lado del Atlántico, en un país mastodóntico como Estados Unidos, muchos ciudadanos piensan que somos mexicanos y que nuestra comida es picante, según cuenta Mercedes Gallego, corresponsal en Nueva York. «Pero de España lo poco que conocen es Madrid y, mucho más, Barcelona. Siempre te preguntan por Barcelona porque han estado o quieren ir».

La periodista gaditana introduce matices, que siempre hay gente culta con un conocimiento más profundo del mundo, como sucede en Nueva York con los temas culturales. También habla de la admiración que sienten los estadounidenses por Pedro Almodóvar, Penélope Cruz y Antonio Banderas, de la creciente afición por el fútbol o de la hemingwayana fascinación por los encierros de San Fermín. Y aunque parezca mentira, Mercedes Gallego ha tenido que matizar más de una vez que, aunque vivamos en una monarquía, eso no significa que carezcamos de un sistema parlamentario.

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