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¿Por qué el perro labrador es tan terapeútico?

¿Por qué el perro labrador es tan terapeútico?

La personalidad de esta raza ha convertido a sus ejemplares en un elemento valioso en el tratamiento de enfermedades humanas

Eloy de la Pisa

Martes, 23 de febrero 2016, 21:15

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La imagen de Mahe, una labradora negra de pelo corto, tumbada en una cama de hospital junto a su dueño se ha convertido en viral. James es un niño autista que tiene especiales problemas para relacionarse con el entorno, y al que solo ir al hospital provocaba convulsiones. La presencia de su perra le ayuda a relajarse, le da la seguridad necesaria para afrontar pasos que a los demás seres humanos nos resultan intrascendentes, pero que para él son retos monumentales.

Es el último caso de los efectos beneficiosos de los perros, o las mascotas, sobre los seres humanos, a los que ayudan en muchas cosas, y también a mejorar su calidad de vida cuando la genética o la edad se interponen. Todos recordamos imágenes de grupos de personas mayores cuidando perros como terapia para mejorar sus problemas mentales, por ejemplo. Sus efectos beneficiosos están muy estudiados y comprobados, pero ¿por qué casi siempre se utilizan perros de raza labrador para este tipo de caso? ¿Qué tienen los labradores que les hace tan adecuados para ayudar a las personas?

Veamos si podemos responder a las preguntas.

Si ves este vídeo, obtenido en youtube, podrás empezar a comprobar las cualidades que adornan a esta raza

Vale, igual has echado alguna lagrimilla. Es normal, no te apures, a mí me ha pasado igual. Pero habrás observado que ante el niño el perro muestra su perseverancia, su delicadeza y su sumisión: no cede hasta que el niño no le hace caso, lo hace siempre sin dañarle y con infinita ternura y siempre sabiendo que quien manda es el ser humano.

En esas tres cualidades está la explicación a la primera cuestión

Perseverante: un labrador raza vez abandona su objetivo. Para hacerlo tiene que ser obligado o llegar al convencimiento de que allí no está lo que busca. Esta virtud es la que le convierte en un gran complemento en la búsqueda, por ejemplo, de droga, dinero o de sustancias de todo tipo. No es el olfato su mejor virtud, aunque lo tenga tan poderoso como cualquier can, pero como le dé el tufo, no parará hasta encontrar lo que le llama la atención. De la misma manera, como note que su amo está triste se acercará a él para, a su manera, intentar animarle. Y a su manera significa: «dame mimos, acariciamé, diviértete, juega conmigo»

Delicadeza, que también puede entenderse como paciencia. El labrador es el perro perfecto para estar con niños porque siempre es condescendiente con ellos. Y, por la misma razón, es el ideal para dejarse atender por personas mayores. Nunca tiene prisa, nunca se impacienta, nunca entiende nada como una agresión. La inteligencia natural de esta raza, que le permite aprender muchos trucos con apenas unos meses de edad -date una vuelta por youtube y lo comprobarás-, provoca que cuando recibe una orden sea incapaz de incumplirla hasta que se le diga que lo haga. Y si le dicen que esté tumbado mientras es ateclado por un grupo de personas, por ejemplo, así estará mientras su dueño no le indique que se levante.

Ausencia de sentido del dominio. El labrador puede ser en ocasiones dominante con otras razas, pero nunca lo es con el ser humano. Es inaudito verle gruñir o ladrar a una persona. Esa ausencia de sentido de la posesión tiene su parte mala, claro, ya que le convierte en un animal poco menos que inútil para la guarda y defensa; pero a cambio otorga la enorme tranquilidad de garantizar que el perro no provocará un altercado ni alterará a los humanos que le rodean.

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