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EL NORTE
Miércoles, 9 de diciembre 2015, 18:24
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Habitualmente las bodas son toda una aventura. Se mezclan varios factores: mucha gente, ganas de farra y comida y bebida a raudales. Pero, si el enlace además es en la otra punta del país y un grupo de amigos que viven fuera de España... la cosa se suele complicar.
Esto fue lo que le ocurrió a una decena de jóvenes procedentes de San Sebastián, que se reunieron en Sevilla para celebrar la boda de uno de sus amigos.
Según cuenta el Diario Vasco, en el camino hacia el autobús tras una pausa para ir al baño los amigos se subieron al primer vehículo que pillaron y... se fueron a un banquete al que no estaban invitados. Pero, como las bodas son así, siempre acuden varios invitados a los que nadie conoce y ninguno de sus compañeros de cóctel les puso sobre la pista de que tal vez la Hacienda Molinillos -en la que se encontraban y que hace algunas semanas fue escenario del enlace entre Cayetano Rivera y Eva González- no era el lugar en el que debían estar.
Las pistas eran varias. Al entrar, una decoración a base de botellines de cerveza recibía a los invitados pese a que «el novio no es muy cervecero», como reconoce uno de los integrantes del grupo de amigos vasco. Las mesas estaba ordenadas bajo el nombre de varios grupos míticos de rock, pero «en su casa apenas tendrán veinte discos y algunos CD en el coche». Obviamente, el pastel se descubrió cuando llegaron los novios. El grupo de donostiarras se escapó sigilosamente, montó en taxi y, 48 kilómetros más allá llegaron, cerca de las cuatro de la tarde, al banquete correcto, «hicimos una entrada triunfal», aseguran.
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