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el norte
Miércoles, 5 de agosto 2015, 13:56
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Es verano y no todos los conductores encuentran el lugar idóneo a la sombra para aparcar su vehículo. Lo habitual es notar una bofetada de aire caliente al abrir la puerta después de haberlo dejalo al sol durante un rato, o incluso no poder sentarse dentro del coche durante unos minutos o sentirse incapaz de agarrar el volante por su alta temperatura. Según las estimaciones, un vehículo aparcado al sol puede llegar a alcanzar los 55 grados centígrados cuando la temperatura exterior es de 35 y la radiación del sol le afecta de manera directa.
El color de la carrocería resulta un factor determinante para el efecto que tiene los rayos del sol en un vehículo parado. Cuanto más oscuro sea el coche mayor temperatura absorberá. El Real Automóvil Club de Cataluña, el RACC, lo ha comprobado exponiendo durante una hora a la luz del sol a un automóvil blanco y uno negro. El turismo de color claro llegó a los 63 grados mientras que el oscuro hasta los 80.
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