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3.500 mujeres arropan a la Virgen de la Soledad en una procesión que tuvo que ser suspendida por la lluvia

La imagen, de gran devoción en la ciudad, tuvo que volver al templo de salida sin completar el recorrido

Alicia Pérez

Domingo, 27 de marzo 2016, 12:41

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La Virgen de la Soledad protagonizó el Sábado Santo en Zamora. De gran devoción en la ciudad, la talla mariana del imaginero local Ramón Álvarez volvió a salir a las calles de Zamora aunque por poco tiempo. La amenaza de lluvia fue constante durante toda la tarde y las primeras gotas y los paraguas aparecieron con la Virgen ya fuera de la iglesia de San Juan, cuando la procesión daba inicio a las 20 horas. La Soledad volvía así a las calles en un recorrido en un principio acortado por la calle Benavente, aunque finalmente, sobre las 21:20 horas, cuando La Soledad se encontraba en la calle Santa Clara, a la altura del Casino, tuvo que volver al templo de salida tapada con un plástico para resguardarla de la lluvia.

Las 3.500 damas de la Soledad que arropan a la Virgen en su luto por las calles de Zamora también se quedaron sin completar el recorrido por las fuertes lluvias, aunque desfilaban ya por las calles después de que a las 20 horas los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de La Congregación, como se conoce popularmente a la cofradía, iniciara el desfile en la Plaza Mayor. La Virgen volvía a desfilar después de que lo hiciera en la madrugada del Viernes Santo junto a otros once pasos en la procesión de la Cofradía de Jesús Nazareno, la más numerosa de una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional y Bien de Interés Cultural.

Zamora apuraba ayer su semana de Pasión después de las intensas jornadas del Jueves y el Viernes Santo, en una jornada en la que la Soledad desfilaba en solitario, como único paso y centrando todo el protagonismo. Esta vez lo hacía ya sin el manto y la túnica de terciopelo negro bordado en oro del Viernes Santo, tan solo con un sencillo velo de lienzo. De riguroso luto también, las 3.500 mujeres de la Cofradía de Jesús Nazareno, las damas de la Soledad, que alumbraban a la principal imagen de devoción de la Cofradía con sus tulipas encendidas y vestidas con capa con capucha de lienzo negro.

Con el himno de España, a hombros de 24 cargadores y adornada con flores, hacía su aparición la Santísima Virgen de la Soledad en la puerta de la iglesia románica de San Juan de Puerta Nueva. A ambos lados del recorrido, cientos de zamoranos y visitantes no querían perderse el deambular doloroso de la Virgen de Zamora por la muerte de su hijo con la cabeza agachada, las manos entrelazadas y su vestimenta humilde movida por el viento. Sin embargo, fueron pocos los que pudieron disfrutar de la belleza y la ternura de su rostro. La Soledad tuvo que volver al templo antes de tiempo y desde ayer descansa en el altar que preside durante todo el año.

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