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El Cristo de los Trabajos, a su paso por Caballería.

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El Cristo de los Trabajos, a su paso por Caballería. Carlos Espeso

Sobriedad en el traslado del Cristo de los Trabajos

La última procesión del Domingo de Ramos, corta pero intensa, congrega a centenares de fieles en el centro de la ciudad

Álvaro Muñoz

Valladolid

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Domingo, 10 de abril 2022

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Se esfumó el Domingo de Ramos en Valladolid. Dijo adiós como lo hacía hace tres años, con el Cristo de los Trabajos por el centro de la ciudad mientras los rayos de luz se empezaban a esconder. Ahí apareció la sobriedad de la talla de Gregorio Fernández. Salió de San Agustín, en la capital, pero en la memoria de los allí presentes se seguía recordando esa tradición de portar la talla desde la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Laguna de Duero. Desde allí era trasladado por los cofrades durante toda la tarde hasta la capital, una costumbre que se aparcó hace casi veinte años para dar paso al nuevo recorrido entre la iglesia de los Filipinos y su sede en Santiago.

Pero todo eso era historia. Era el momento de disfrutar de una de las procesiones robadas por la pandemia, en un traslado corto pero intenso y destacado dentro de la programación de la Semana Santa de Valladolid por mucho que La Borriquilla eclipse gran parte del protagonismo diario del Domingo de Ramos. Atravesó Campo Grande por el Paseo del Príncipe, mientras centenares de personas sacaban sus móviles para jugar con los contrastes de la luz e inmortalizar el momento, para llegar hasta la calle Santiago y reposar en la iglesia.

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Nazarenos de Peñafiel

Antes, en Campo Grande, la talla de Gregorio Fernández, que se incorporó a la procesión entre los cofrades y la banda de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Peñafiel, se hacía de rogar. Los pavos reales se impacientaban y se alborotaban al paso de las bandas, mientras dos hileras de fieles aguardaban a la llegada de la imagen. Y esta apareció cuando la noche ya era cerrada (más aún entre los árboles del pulmón de la ciudad), lo que impactó a los centenares de personas antes de enfilar el tramo final.

Pero la procesión del Cristo de los Trabajos no quedó completa por mucho que la meteorología respetara y la talla saliera tras dos años de ausencia. Su tradicional y multitudinario besapié al término del recorrido sigue embargado por la covid-19. Quedó esa espinita clavada y fue el único pero al Domingo de Ramos.

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