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José Ignacio Foces, con la talla de Jesús de Medinaceli, durante el pregón en la Catedral. Gabriel Villamil

Un pregón desde el orgullo de una Semana Santa 'a lo vallisoletano'

José Ignacio Foces, subdirector de El Norte, reivindica los rasgos y matices que hacen de la Pasión de Valladolid algo único

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Viernes, 5 de abril 2019, 21:39

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Hay ocasiones en que los papeles ayudan. A José Ignacio Foces, pregonero de la Semana Santa de Valladolid, le sirvieron para afianzarse y evitar que se le quebrara la emoción en el que, si se le pregunta, seguro que definirá como uno de los momentos más hermosos de su vida.

Familia aparte, claro.

Porque dibujó el pregón como una talla familiar. Con las manos de su esposa,Chari, «confeccionando en casa» el hábito que ahora viste y las de su madre, esa «tendera de Villavicencio» siempre presente en sus palabras, bordando «las iniciales de 'Jesús, Hombre, Salvador'». Con «el orgullo de padre» de ver a su hija seguir sus pasos en la cofradía y la nostalgia que le devuelven los guantes y las bocamangas, que le invitan a ver de nuevo a su abuela materna «dale que te pego con los bolillos, componiendo con el hilo una obra artística».

Redactó un pregón periodístico. Cómo si no, después de treinta y cinco años de firmas enEl Norte de Castilla. En parte cuando nombró a aquellos periodistas que acompañaron con lealtad a la Semana Santa vallisoletana desde estas páginas: Paco Cantalapiedra, María Eugenia Marcos, Miguel Delibes, Félix Antonio González. El director que escribió en 1944 ese 'Oíd, oíd, oíd, pueblos dormidos' que, explicó Foces, declama desde 1992 Álvaro Gimeno. «Álvaro lleva la cara tapada cuando cabalga pregonando el Sermón y por eso creemos que grita con la garganta. Pero no, no; el 'Oíd, oíd, oíd, pueblos dormidos' le sale del corazón y con él gritamos en silencio todos los vallisoletanos». Pero también fue periodístico el pregón porque se concitaron, en la Catedral, varias efemérides que no pueden pasar inadvertidas para un semanasantero de El Norte. «Coinciden en esta Santa Iglesia Catedral un miembro de la redacción de El Norte de Castilla pronunciando el pregón de Semana Santa el año en el que el decano de la prensa en España cumple 165 años; y preside este acto el Cristo titular de la Hermandad que nombró a este periódico cofrade de honor. Hermandad que ya ha solicitado al Arzobispado denominarse del Santísimo Cristo de Medinaceli, Nuestra Señora de la Divina Misericordia y Discípulo Amado».

Imbricó el pregón, desde esta raíz inevitablemente periodística, en la reivindicación de esa Semana Santa orgullosa de sí misma pero que siempre se exige más. «Es descorazonador entrar en el antiguo convento de Santa Catalina de Siena y ver cómo no existe la más mínima referencia a la sepultura de Juan de Juni. Valladolid tiene que saldar esa deuda con su insigne escultor. No osaré decir dónde deba estar enterrado, pero, desde luego, la propuesta de la Cofradía de las Angustias y su magnífica cripta, a los pies de la talla que tanta fama ha aportado al gran escultor de la escuela castellana, no debería caer en saco roto», advirtió primero. «Hora es ya de que la ciudad trabaje por tener todo el año una ruta turística de Semana Santa, donde los visitantes puedan admirar las impresionantes tallas que cada doce meses sacan a las calles los cofrades y cofradas de la capital del Pisuerga», envidó después. Y sí, cofradas. Porque un pregón periodístico atiende al buen uso del lenguaje y el término cofradas, miren por dónde, ya lo utilizaba la Hermandad de las Angustias hace 450 años.

Arraigó el pregón en lo vallisoletano. Pese a que, por nacer en Villavicencio de los Caballeros, «el pueblo más bonito con diferencia de la provincia», la primera vez que contactó con la Semana Santa de Valladolid fue por televisión. «Contaba con apenas cinco años, cuando en la década de los 60 proyectaron un sábado en Televisión Española la película 'Una muchachita de Valladolid'. Ahí fue cuando vi la primera procesión de Semana Santa de esta ciudad. En aquella película de Alberto Closas y Analía Gadé descubrí al Cristo de las Mercedes y los ladrones, al pregonero de las Siete Palabras, la Plaza Mayor llena de cofrades en la mañana del Viernes Santo... Fue impactante». Años más tarde vendría el momento en que, al entrar en la Iglesia de Jesús, por la sacristía, cruzó su mirada con la del Nazareno. «Y en ese cruce de miradas decidí que tenía que ingresar en esa cofradía».

Literaturizó el pregón con sus pleonasmos, a la manera en la que le gusta enfatizar las ideas cuando se enfrenta a un texto. Y ayer quería, desde luego, enfatizar algo:«Eso es Valladolid en Semana Santa», repitió.

Y con esas repeticiones musicalizó el pregón. Al modo en que suena la Semana Santa de Valladolid, marcando el paso lento, parsimonioso, de invitación a la reflexión.Una Semana Santa que para él representa un sonido por entre todos.«Me acuerdo, como si fuera ahora mismo, de que el primer sonido que escuché de la Semana Santa vallisoletana fue el silencio».

Pronunció el pregón desde el orgullo que supone que la Semana Santa fuera origen de lacinematográfica Seminci; forme parte del conocimiento y de la ciencia con las restauraciones del patrimonio; sea ejemplo de «solidaridad» a través del «buen hacer de los cofrades»; consiga igualar a todos los vallisoletanos y hacer que acudan«con esperanza» a llenar las aceras, a participar de las procesiones, a compartir estos días que son «el culmen de un año de tarea infatigable en el seno de las hermandades».

En definitiva, José Ignacio Foces dio el pregón de la Semana Santa. Porque un pregón sentido de esa manera no se pronuncia, se entrega.

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