Borrar
Consulta la portada de El Norte de Castilla
El Cirineo, dentro del embalaje especial en el que regresó de Alemania.

El cuidadoso regreso a casa del 'Camino del Calvario'

Las cinco figuras que componen el conjunto, del siglo XVII, llegan a tiempo de procesionar el Lunes Santo tras pasar cinco meses expuestas en Alemania

a. g. encinas

Lunes, 3 de abril 2017, 20:19

Nada más abrir el cajón y extraer la figura del sayón, Carolina Garvía, restauradora del Museo Nacional de Escultura, se acerca a ella y empieza a examinarla de arriba a abajo. Apunta con una linternita, saca fotos, comprueba sus documentos. Es una revisión similar a la que se hace antes y después de que una talla salga del Museo para procesionar en Semana Santa, solo que esta vez las cinco figuras del paso 'Camino del Calvario' acaban de llegar de Alemania.

Allí, este conjunto monumental y otras obras de arte no solo del Museo vallisoletano, sino también del Prado, Bilbao o Sevilla, han formado parte de una muestra llamada 'El siglo de Oro. La era de Velázquez', que se ha celebrado en Berlín y en Múnich.

Los camiones las han traído de vuelta a tiempo para salir en la procesión del Lunes Santo del Santísimo Rosario del Dolor, portadas por la Cofradía del Cristo Despojado. Estrenarán peanas. Se las han cambiado aprovechando la coyuntura, porque las anteriores, con treinta años ya sobre ellas, eran de poca calidad. Ahora lucen unas plataformas de madera maciza de iroco que se taladrarán para atornillarlas al carruaje sobre el que se monta y mueve el paso.

A primera vista, todo está bien, aunque habrá que comprobar si el viaje ha afectado a las piezas. Al ser imágenes pensadas para salir en procesión, no están hechas de madera maciza. El resto está hueco, para que el peso no sea excesivo. «La mayoría de los pasos de Semana Santa no son de madera maciza, tan solo de rodillas hacia abajo. El resto de las tallas están ahuecadas para poder sacarlas en procesión», explica Miguel Ángel Marcos, uno de los conservadores del Museo. Eso, al mismo tiempo, conlleva un riesgo importante. «Son sensibles a los cambios de humedad y temperatura. Son piezas que han sufrido muchas restauraciones y hay que extremar aún más el control de la conservación de las policromías».

Por eso cada figura viaja en una caja hecha a medida y con unas características peculiares, confeccionada por empresas especializadas en el transporte de obras de arte, en este caso la alemana Hasenkamp. «Están normalizadas las calidades con que se construyen, las maderas, espumas para absorber las vibraciones, etc. Son cajas con calidad de museo», explica José Ignacio Hernández, conservador del Museo Nacional de Escultura. Son embalajes con un coste elevado que asume quien monta la exposición en este caso el consorcio de museos estatales alemanes y que después, probablemente, se destruyan. «En el caso de figuras tridimensionales es más complicado poder volver a utilizarlos. O las almacenan las empresas de transporte o se destruyen», explica José Ignacio Hernández.

Las paredes de madera cuentan con unos paneles aislantes para preservar la obra de los cambios de temperatura y de humedad, igual que el camión en el que se trasladan. Además, los listones de madera que fijan la talla para que no se mueva ni sufra con las vibraciones se recubren con espumas que impiden que el roce dañe la policromía.

Más información en la edición impresa de El Norte de Castilla.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El cuidadoso regreso a casa del 'Camino del Calvario'

El cuidadoso regreso a casa del 'Camino del Calvario'