«Estamos vivos pero con poca fuerza»

Activo por naturaleza, el representante de los segovianos en Madrid ya piensa en ir retomando la actividad, aunque sea poco a poco. «El día 28 es último jueves de mes y tendría que haber cocido. Pues lo vamos a tener, porque se va a hacer y se va a repartir entre los socios. No quiero que pierdan el contacto y será una manera de ir retomándolo después de dos meses muy duros», desvela Horcajo, que lamenta no haber podido celebrar el centenario del Centro Segoviano de Madrid en fecha, aunque ya se hará. «Teníamos programada una jornada para este 6 de mayo muy interesante y bonita, basada en el recuerdo y la evocación de segovianos ilustres estrechamente vinculados al centro, como el escultor Aniceto Marinas o el médico Teófilo Hernando. Por cierto, me da rabia que el Hospital General de Segovia no lleve el nombre de Teófilo Hernando, nacido en Torreadrada, creador de la farmacología española y maestro del mismísimo Gregorio Marañón. Será que en Valladolid no le dan importancia a estas cosas», se queja Horcajo.

La junta directiva del Centro Segoviano de Madrid sigue en comunicación permanente. Otra cosa son los socios. Es complicado saber de todos, según el presidente: «La junta está dispersa, cada miembro en su casa. Hay quien ha tenido el virus, aunque ya lo ha superado. De los socios sé de algunos. Yo estoy empezando a llamar a los mayores, a los que más lo necesitan, aunque no tengo en casa las agendas y la documentación, que se quedó toda en mi despacho. Es posible que haya gente tocada, pero no me ha llegado, salvo el caso del poeta Rafael Sanz, que falleció». El Centro Segoviano de Madrid está cerrado a cal y canto. También el restaurante y la sala Clamores, locales de su propiedad. «Hablamos con los inquilinos y acordamos que, mientras dure el cierre obligado, no pagarán las rentas. Hay buena relación y tenemos que ayudarnos, explica Horcajo».

En la lejanía, Segovia, que está sufriendo esta crisis tanto o más que Madrid: «Estoy muy al tanto de lo que ocurre allí, porque tengo muchos amigos a los que les ha dado de lleno. Económicamente, es la ruina de la ciudad, de la provincia, porque no hay turismo y Segovia necesita ese turismo más que el conjunto de España. No obstante, hay que ser optimistas y tener esperanza. Ya digo que el segoviano es muy emprendedor y saldrá adelante. Seguro».

No existen fórmulas mágicas para superar la crisis, pero Horcajo, que es empresario, conoce bien la receta. «Hablo asiduamente con empresarios y estamos moviendo ideas. La vuelta será difícil, pero no puede cundir el desánimo. La gente va a seguir teniendo necesidades, no sé si las mismas que antes, y hay que satisfacerlas. Habrá necesidades físicas, pero también intelectuales, culturales; hay que seguir con la lectura, con la música... Todas las actividades que desarrollen algo útil seguirán en pie. Y Segovia debe seguir teniendo iniciativas. Las instituciones municipales y provinciales, las organizaciones, las asociaciones, las corporaciones en sí deben salir disparadas y abordar nuevos proyectos. Y no pasa nada si esos proyectos fracasan. Da igual si fracasa el 90%, porque el 10% que triunfe será la semilla para salir adelante. Trabajo y trabajo, y apoyo a las empresas, que son las que crean trabajo. Las facilidades por parte de las instituciones públicas han de ser enormes. Los ERTES están bien como medida transitoria, pero la economía es otra cosa. Y depende de las empresas. Hay que moverse. Es la fórmula», sostiene.

Patriarca de los segovianos en Madrid, Horcajo no se queja del confinamiento. Al contrario: mantiene una actitud optimista muy entera. «Carmen murió el 30 de noviembre y estoy solo. Me llaman mis hijos y mis nietos, pero les digo que estoy bien. Me he convertido en un cartujo y no pierdo el tiempo porque me entretengo mucho leyendo, escribiendo, escuchando música o haciendo sudokus. Lo importante es que la mente no se quede paralizada ni un solo momento», advierte Horcajo, que añora las tardes de la casa regional. «Pronto volveremos».