Vivir sin un techo con temperaturas bajo cero

En la ciudad de Segovia, aunque algunas personas vivan en situación de pobreza o en llamadas 'infraviviendas' –porque no cumplen unas condiciones adecuadas para ser habitadas, como luz o calefacción– lo cierto es que, en la calle, de forma permanente, solo vive una persona. O al menos esta es la información que maneja Cáritas, la organización que se encarga de dar asistencia a estas personas a través de un convenio con el Ayuntamiento de Segovia.

Se trata de un hombre, de unos cincuenta años, que reside en la calle de forma fija, pero que desde hace unas semanas ha accedido a pasar la ola de frío en un alojamiento que gestiona Cáritas gracias a la financiación del Consistorio segoviano.

Una de las trabajadoras sociales de la organización, Irene Martín, explica que si existen entre una o dos personas que viven en la calle de la ciudad, lo hacen por motivos personales que les hacen elegir vivir de este modo.

«No siempre es fácil trabajar con estas personas, porque a menudo tienen problemas de salud mental o de adicciones, que dificultan el comportamiento o el compromiso para adherirse a un programa o recibir ayuda», explica Martín. En su opinión, en el caso de Segovia, no se trata de «falta de atención o de voluntad de las instituciones», sino que es mucho más complejo. «Nosotros lo intentamos, pero si no quiere, o no puede, no le podemos obligar, también tenemos que respetar la voluntad de la persona», señala la técnica en atención primaria.

Cuando comenzó el frío más acusado en la ciudad, este vecino aceptó resguardarse en un hostal que gestiona Cáritas, y está previsto que allí permanezca hasta que las condiciones mejoren y pueda volver a la calle, si así lo decide.

Este tipo de asistencia también se da a otras personas sin hogar que, aunque no viven de forma permanente en Segovia, pasan por la ciudad y pernoctan en ella. Los que acuden a la organización católica reciben el cobijo en un hostal de la ciudad que se ha prestado a ello, gracias a una subvención del Ayuntamiento. El pasado año 2020, con una partida de 22.000 euros de los fondos municipales, se pudieron atender a 71 personas de estas características.

Además de un techo, las personas que lo necesiten pueden acudir al comedor social ubicado en San Millán, que es gestionado en este caso por la Junta de Castilla y León. En él se sirven desayunos, comidas todos los días y se ofrecen cenas para llevar a las personas en situación de vulnerabilidad económica. Sus trabajadores han percibido un leve incremento de personas que solicitan esta ayuda desde que comenzó la ola de frío pero, por lo demás, la rutina de este servicio se ha mantenido igual.