«Cuando vimos que respiraba fue algo indescriptible»
Tres agentes de la Policía Local de Segovia relatan cómo reanimaron a un hombre en el polígono de Hontoria gracias al desfibrilador
No es la primera vez (y tampoco será la última) que la Policía Local de Segovia se enfrenta a una situación como la de tener que reanimar a una persona, de esas que exigen tener cabeza fría y nervios templados. Algunas no han tenido el resultado apetecido, en otras, en cambio, el final ha sido feliz y satisfactorio. Una de estas emergencias sucedió el pasado día 26 de enero. Ha pasado tiempo, pero la secuencia de sensaciones sigue fresca en la memoria de Ángel, Enrique y Alfredo, los tres agentes de la Policía Local que ese día tuvieron que afrontar una de estas situaciones que puso a prueba su capacidad de reacción.
La llamada entró con una ficha del 112 a la central de la Policía Local. En la calle de los Gremios Segovianos, concretamente en la empresa Prehorquisa, había un hombre desmayado al cual le estaban haciendo RCP. «A ellos les movilizó su oficial, para que se dirigieran al lugar y también me dirigí yo, en carácter de urgencia», recuerda Ángel.
Cuando los agentes llegaron al lugar, un empleado de la empresa les dijo que se dieran prisa, «que el compañero se nos va». «Cuando entré, vi que el hombre estaba frío, canónico (que se refiere a la coloración azulada de la piel o de la membrana mucosa que generalmente se debe a la falta de oxígeno en la sangre), que no respiraba, y que un compañero suyo estaba haciendo masaje cardíaco».
Los agentes le pusieron el desfibrilador «y continuamos con las maniobras que nos iba indicando el propio dispositivo. Y cuando hizo dos, tres descargas, comprobamos que la persona iba respirando. Aún así seguimos dándole masaje y seguidamente llegó al 112, que le estabilizaron y se le llevaron para el hospital», relataron.
Fueron unos minutos que se hicieron eternos. «No sabríamos decir cuánto tiempo pasó. Hasta que el aparato te dice que evalúa de nuevo, ese tiempo se te hace eterno. Y durante una descarga y la siguiente se sigue haciendo masaje cardíaco. La verdad es que se te hace interminable, muy largo», añaden.
Y cuando termina, con un final feliz, se siente sobre todo alivio. «Cuando llegamos nos encontramos con una situación de angustia e incluso de desánimo, era para ver las caras que tenían sus compañeros, pero cuando ves que tiene pulso, la sensación es de alivio y satisfacción. No eres consciente del alcance que tiene esto hasta que de alguna manera te das cuenta que ha salido bien, porque otras veces no resulta así».
Es indescriptible. «Llegas a una situación de estas y estás delante de una persona que se está yendo, porque es que se está yendo, y es cuando realmente lo valoras. Parece mentira también si lo piensas fríamente. Te vas a casa con una satisfacción; al igual que otros días a nivel profesional te vas deprimido por una intervención que no haya ido bien... Y si además el servicio sanitario del 112 te agradece lo que has hecho, y que ha sido determinante, lógicamente es una alegría terrible», apuntaron.
Y aunque ha tenido que hacer frente «muchas veces» a una situación así, Ángel añade que personalmente es la primera vez que veo las descargas del desfibrilador en una persona», ya que el aparato no emite descarga si el paciente respira.
Formación
Los tres agentes resaltaron la importancia de tener un desfibrilador. «Te va marcando lo que tienes que hacer, si tienes la calma suficiente, se lleva a término sin ningún tipo de dudas», añadiendo que reciben la formación adecuada cada dos años. «Vienen muy bien estos cursos porque refuerzas , mejoras y practicas. Lo tienes ahí que siempre viene bien», comentaron.
«No es lo mismo que en una situación real, evidentemente, pero siempre ayuda», destaca Alfredo. «Lo primero que te hace es reconocer al paciente y luego te va indicando los pasos a seguir, te lo va diciendo todo. Si ve que se puede seguir adelante es cuando te dice que se realice la descarga», añade Enrique.
Para los agentes, «el éxito ha radicado en todos los que participamos en esa cadena, que empezó en la persona que llamó al 112 y continuó con los compañeros que le estaban haciendo reanimación cardiorrespiratoria. Todo eso unido sirvió para seguir adelante. No sabremos qué hubiera pasado si no llevamos el DESA, posiblemente no estaríamos hablando del mismo final».
Los agentes ya saben que, afortunadamente, el hombre se recupera en planta en el Hospital de Valladolid. «Si ese día salimos con los pelos de punta, contentos, ahora lo estamos mucho más», concluyeron.