La historia de Villacastín se refleja en los edificios que han resistido al paso del tiempo. Destaca la iglesia de San Sebastián, sobre una elevación junto a la carretera Nacional VI. Llama la atención a los automovilistas por su tamaño, pero raramente visitan su interior, dado que se abre con ocasión de celebrar misas, bodas, bautizos y funerales, así como a excursiones acordadas y esto suele suceder los fines de semana. La glesia sigue siendo parte muy importante en la vida de Villacastín y una preocupación constante su mantenimiento. Fue construida sobre la que existía en el mismo lugar, que se desmontó a medida que progresaba la nueva.
Otro esfuerzo por engrandecer Villacastin fue la construcción por familias nobles, de un monasterio franciscano y un convento de clarisas, que se salvó de las desamortizaciones. Del monasterio franciscano aún se puede visitar el ábside.
En la arquitectura civil, destaca el edificio del Ayuntamiento, en la Plaza Mayor, lugar donde tienen lugar las fiestas y celebraciones. En los años cincuenta del siglo pasado se celebraban en ella las corridas de toros. En la actualidad se cierra en la fiesta de San Sebastián, en enero, y se sueltan toros para diversión de la gente joven.
Aún se conservan casas señoriales, como la casa de Pérez de la Concha en Plaza Mayor, la del conde de Albarreal en la plaza de la fuente de los caños, que ha sobrevivido a los cambios a que se le sometió y aún hoy puede apreciarse su esplendor, igual que en la casa parroquial de la calle Real, que fue cuartel imperial napoleónico en la que durmió Napoleón.
En cuanto al término municipal de Villacastín está formado por una parte de Sierra y otra de meseta que permite disfrutar de un entorno natural y de bellos paisajes que merecen la pena ser visitados. Villacastin es una localidad situada en la Nacional VI, que sigue siendo acogedora como antaño con los viajeros que descansaban en ella, para seguir viaje.
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