La triste huella de un final de agosto sin fiestas de toros
CUÉLLAR ·
Peñistas, caballistas y un corredor de encierro recorren los escenarios vacíos de la villa, que ayer habría inaugurado los festejos en honor de la Virgen del Rosario, célebres por sus encierrosMÓNICA RICO
Cuéllar
Sábado, 29 de agosto 2020, 12:54
Cuéllar celebraría desde este fin de semana sus fiestas en honor a la Virgen del Rosario y sus encierros, los más antiguos de España. Durante esta semana, las redes sociales de los cuellaranos se han llenado de recuerdos festivos. Pregones, procesiones, imágenes de diversión, alegría, chateos y encierros, muchos encierros. Algunas de ellas se comparten y otras quedan guardadas en la retina, pero ninguna se repetirá este año tan atípico, en el que Cuéllar no podrá gritar ni bailar su emocionante 'A por ellos' debido a la crisis sanitaria de la covid-19.
Con la vista puesta en la celebración del próximo año, muchos cuellaranos han optado por descansar estos días y tomarse unas merecidas vacaciones. Muchos negocios cerrarán sus puertas, como hacen habitualmente durante la semana de fiestas, mientras que otros han decidido permanecer abiertos, intentando así recuperar algunas jornadas de trabajo, pues ya tuvieron que cerrar sus puertas obligatoriamente durante el estado de alarma.
Esta semana las calles se han sentido vacías. Aunque el trasiego de vecinos es constante, no ha sido el movimiento que habitualmente tiene la localidad durante los últimos días de agosto. También se han echado elementos que habitualmente llenan de colorido la villa, como los pañuelos adornando los balcones, las fotografías de encierros de otros años plasmadas en grandes lonas con las que se adornan varias calles, las luces de colores del alumbrado festivo, y, cómo no, las talanqueras, esas vallas de hierro que cambian por completo la fisonomía de la localidad durante todo el mes de agosto y parte de septiembre.
Este fin de semana las calles de Cuéllar bullirían de alegría y actividad, de gente, de jolgorio que ya se notaría desde la noche del viernes. Aunque las fiestas no comienzan hasta el sábado, el viernes ya se programa un recorrido por las peñas con la corregidora y las damas. Este año esa figura no existe, por lo que el agosto cuellarano ha quedado cojo, sin la tradicional presentación oficial o su ronda en Tenerías, tradiciones que se confía en poder recuperar en 2021.
Hoy, todo Cuéllar sería una fiesta, especialmente desde primera hora de la tarde, cuando los grupos de amigos comienzan a reunirse en sus peñas para calentar motores con el fin de disfrutar del pregón inaugural de las fiestas. Las no fiestas de este verano hacen que la localidad se quede también sin pregonero, que gritaría su conocido 'A por ellos' desde un balcón del Ayuntamiento que se siente vacío, sin cámaras, sin emoción, sin piel de gallina, sin jotas y sin los banderines de las peñas oficiales con los que se adorna cada año los últimos días de agosto.
Las peñas oficiales han sido conscientes de la necesidad de dejar a un lado las celebraciones y han decidido no organizar ninguna actividad estos días. Valentín Quevedo es el presidente de la peña El Pañuelo. En un paseo por la villa pasa por delante de la sede de la agrupación, que permanece cerrada, tal y como lo hará durante estas fiestas y todo lo que queda de año.
Asegura que estos días pasados se han vivido «con absoluta normalidad», puesto que ni siquiera los miembros de la peña se han reunido para analizar la situación. «Se dijo que no se iba a hacer nada y así será», asegura, mientras le invaden sentimientos encontrados, como a muchos cuellaranos. La tristeza se mezcla con la necesidad de ser conscientes de la crisis sanitaria.
Responsabilidad
«A todos nos fastidia no celebrar las fiestas de tu pueblo, todos queremos hacerla, pero hay que tener mucho cuidado y sobre todo responsabilidad», afirma el presidente de El Pañuelo, que apostilla que por ello «hemos decidido todas las peñas no hacer absolutamente nada».
Tras la suspensión de las fiestas de forma oficial, corrió el rumor de que algunos peñistas tenían pensado salir este fin de semana a las calles vestidos con los trajes oficiales, aunque parece que finalmente no ocurrirá así. Quevedo cree que «fue un bulo y no creo que salga nadie vestido de peña. Si lo hace, es bajo su responsabilidad», pues todas las peñas oficiales han dejado claro que su actividad va a ser nula.
Todos echarán de menos el emocionante pregón, el desfile y la multitud de actividades que organizan cada año, donde riegan las calles de diversión, colorido y música, que llena la villa desde el amanecer, con las dianas y pasacalles, hasta bien entrada la noche, con las charangas y las orquestas, pasando por los animados chateos, que cada vez atraen a más juventud.
Tampoco hay que olvidarse de los encierros. Tras un triste sábado, muy diferente a lo habitual, el domingo amanecerá sin el tradicional bullicio en los corrales situados junto al río Cega. Allí se guardan los toros que protagonizarán las carreras por las calles durante las mañanas y los festejos taurinos por la tarde en el coso de la villa.
Desde muy temprano, este lugar donde normalmente reina el silencio, entre pinares y río, se convierte en epicentro de actividad. Poco a poco cientos de cuellaranos y vecinos de la comarca se sitúan en sus inmediaciones para disfrutar de uno de los espectáculos más impresionantes de las fiestas: 'la suelta'. Se trata del momento en el que los astados salen del lugar donde permanecen guardados, toman velocidad y son recogidos por los caballistas que los esperan unos metros por delante. Ellos tratan de parar la carrera, bajar el ritmo y que la manada pueda realizar al paso el trayecto por el pinar. Este año esas escenas no se repetirán, tal y como no se han podido vivir en otros municipios de la provincia y la región. Un grupo de caballistas de la Asociación Cuellarana Amigos del Caballo se reúnen nostálgicos frente a la conocida puerta verde, tras la que debería haber astados y sólo hay silencio. Han vivido los días previos a las fiestas «con un poco de ansiedad. No cabe duda de que nos gustaría estar aquí el domingo, y como no se puede, estamos un poco apenados», apunta Juan José Pilar.
Sin embargo son conscientes de la situación y de que la suspensión de las fiestas es lo correcto, pues en caso contrario «sería para nosotros contraproducente». El presidente de la entidad, Iván Sastre, señala que desde la asociación estaban muy ilusionados este año, puesto que tenían planteados numerosos eventos para desarrollar durante estos meses, y todos ellos se han tenido que cancelar por la crisis sanitaria. Entre ellos la clásica suelta de bueyes que se celebra anualmente el día del Pilar y probablemente también suspendan la cena de hermandad que se suele celebrar en diciembre y que intentarán trasladar a un momento en el que la situación sea más favorable.
El rito de la salida de los corrales se repetiría desde el domingo hasta el jueves, como también se repetiría la llegada de los astados a las calles, donde cada día decenas de corredores esperan para medirse en sus carreras junto a los bravos. Uno de ellos es el cuellarano Jairo Martín, quien lleva participando en los encierros de la villa desde hace trece años. Con añoranza recuerda esos años, desde el primero, en el que solo corrió los encierros en los que participaban novillos, hasta el del año pasado.
Ahora «sientes tristeza, pena, ves todo el pueblo vacío», señala, apuntando que los corredores de encierros pasan todo el año esperando las carreras «y ves que llegan las fechas de un pueblo y que no hay nada, ni en otro, ni en otro». Al final llegan las de Cuéllar, y el rito ancestral tampoco se repetirá.
Apunta que «es una situación muy extraña» y se muestra apenado porque no haya encierros, pero también echará de menos la fiesta en general, los vermús…, pero «al final lo primordial es la salud. Esto al final es un año», afirma con resignación y apela a la responsabilidad, ya que si la situación continúa «el año que viene estaremos otra vez mal y nos quedaremos sin fiestas otra vez».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión