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Residuos que llegan hasta la Edar de Segovia. El Norte
Toallitas, grasas y hasta dentaduras: Segovia 'tira' 100.000 euros al año por el retrete

Toallitas, grasas y hasta dentaduras: Segovia 'tira' 100.000 euros al año por el retrete

Una nueva ordenanza, que afectará también a San Cristóbal y La Lastrilla, sancionará los vertidos irregulares que atascan tuberías

quique yuste

Segovia

Viernes, 25 de enero 2019, 07:50

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La Asociación Española de Abastecimiento y Saneamiento calcula que los atascos en las tuberías tienen un coste de 230 millones de euros al año para las arcas públicas, mientras que en Europa se estima que el coste oscila entre los 500 y los 1.000 millones. En Segovia, y según los cálculos del Ayuntamiento, se 'tiran' al año unos 100.000 euros por el inodoro o el sumidero al arrojar textiles, plásticos o aceites, los principales causantes de los atascos en las redes.

La quinta parte de esos 100.000 euros va a parar a los contratos con empresas especializadas para solucionar los problemas generados en la red de saneamiento que el Ayuntamiento, a través de recursos propios, no es capaz de resolver. «Cuando hay un atasco la primera intervención la realizan los operarios municipales, pero cuando no es posible solucionarlo hay que llamar a una empresa especializada», explicó ayer la concejala de Obras y Servicios, Paloma Maroto. Así, en 2018 se solicitó en 75 ocasiones los servicios de una empresa privada especializada para poder desatascar las tuberías de la red general debido a las averías provocadas por vertidos como plásticos, aceites o toallitas, con un coste superior a los 20.000 euros.

Durante los tres últimos años, el promedio anual de residuos de cribado (toallitas, preservativos, plásticos, telas...) que han llegado a la depuradora (Edar) ha sido de 233.630 kilogramos, mientras que el de grasas, en especial procedentes de establecimientos hosteleros, asciende a 2.000 kilos. «En 2018 hemos subido 1.000 kilos en grasas», afirmó, con preocupación, Maroto, quien recordó que el Ayuntamiento lleva tiempo insistiendo en la necesidad de utilizar los contenedores de recogida de aceite, aunque reconoció que «en algo no estamos calando lo suficiente todavía».

Con el objetivo de revertir la situación, el Ayuntamiento prepara una nueva ordenanza que regulará el régimen de los vertidos a la red de alcantarillado municipal. «Es algo fundamental», subrayó Palomo sobre una ordenanza que «está en marcha», que hasta el pasado lunes estuvo en periodo de exposición pública y que será sometida a la votación del pleno en febrero. Con ella, se pretende regular y controlar el uso de los sistemas generales de saneamiento, proteger la salud del personal encargado de la explotación y el mantenimiento de colectores y de la planta de tratamiento. Además, se busca garantizar, mediante los tratamientos previos adecuados, que las aguas residuales industriales que entran en los sistemas tengan características aceptables, así como que no se obstaculice el funcionamiento de las plantas de tratamiento.

La Concejalía de Obras y Servicios también considera que, debido a la catalogación como zona sensible del río Eresma (receptor de los vertidos tras su paso por la Edar), los parámetros de eliminación de nutrientes como nitrógeno y fósforo sean más exigentes. En este sentido, la futura ordenanza también afectará a los Ayuntamientos de San Cristóbal de Segovia y de La Lastrilla que vierten sus aguas residuales a la red de alcantarillado municipal. «Es algo que ya está hablado», declaró Paloma Maroto.

La ordenanza, que busca solucionar los problemas derivados de los vertidos que provocan daños y sobrecostes importantes en la explotación de las infraestructuras, afectará tanto a particulares como a industriales y hosteleros. No obstante, la edil de Obras y Servicios reconoce que realizar el control en las comunidades de vecinos y en las viviendas «va a ser más difícil» que con los establecimientos hosteleros, aunque apunta que ya hay muchas que cuentan con un registro que favorecerán el control.

Así, el conjunto de normas que regulará el vertido de residuos en la ciudad estará más enfocado a los establecimientos industriales y hosteleros. «Los problemas más gordos los solemos tener en las zonas donde hay restaurantes. La ordenanza ayudará mucho a paliar esto», indicó Paloma Maroto, quien señaló los problemas que generan en las tuberías los compuestos, «muy duros y compactos», que se generan por la mezcla de jabones y grasas. Por ello, recordó que se obligará a que los establecimientos cuenten en sus locales con un separador de grasas. La concejala, quien no desveló la cuantía de las multas y las sanciones que contemplará la ordenanza para los infractores, indicó que cada empresa «va a tener un registro para que no haya dudas» de la procedencia de los residuos, medida con la que también pretenden evitar el vertido de materiales peligrosos.

Campaña

Conscientes de que el control del vertido de residuos es más complicado en viviendas y comunidades, el Ayuntamiento de Segovia ha puesto en marcha una campaña con la que pretenden concienciar a los ciudadanos de que todo aquello que se tira por los desagües e inodoros termina en la red municipal de alcantarillado y que los residuos que se acumulan en las tuberías provocan atascos y malos olores que perjudican a todos.

«Hay que conocer lo que hay. Muchas veces esto pasa por desconocimiento y por pensar que es insignificante», declaró Paloma Maroto sobre los residuos que acaban en la red municipal provocando atascos o una reducción de la capacidad de las tuberías. La campaña, que lleva por título 'Si todos colaboramos, todos ganamos', pretende evitar que textiles, toallitas, plásticos, productos de higiene personal (especialmente pañales y bolsas que no se deshacen en agua) y aceites lleguen a la red de alcantarillado municipal y la Edar, donde se deben tratar para su posterior vertido al río Eresma. «Aparecen hasta dentaduras», se quejó Maroto durante la presentación de la campaña, en la que recomendó tener una papelera en el servicio donde poder arrojar todos aquellos productos que no deben ir por el retrete. «El inodoro no es un vertedero. Los atascos afectan a las viviendas, a la comunidad, a la red principal e incluso a la depuradora y suponen una gran cantidad de dinero», concluyó la concejala.

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