Un brote con 20 positivos y 200 presos aislados genera tensión en la cárcel de Segovia
Se han confirmado una veintena de positivos en la población reclusa, se han formado grupos burbuja y el personal reclama más medios de protección
La irrupción de la sexta ola de la pandemia del coronavirus en el centro penitenciario de Segovia se salda, por el momento, con en torno a veinte reclusos que han dado positivo en las pruebas de detección. Los contagiados confirmados han sido aislados, como establece el protocolo de actuación, lo mismo que los posibles contactos entre la población reclusa, que también han sido confinados en un régimen de grupos burbuja para tratar de atajar la propagación de infecciones que padece Perogordo.
Entre los encerramientos preventivos y las clausuras obligadas para guardar el preceptivo periodo de cuarentena de los internos que sí han resultado infectados hasta que las pruebas den negativo han llevado al centro a aislar, total o parcialmente, a unos doscientos internos.
La evolución epidemiológica del día a día marca las pautas de actuación, según se desprende de los datos que maneja la representación de los trabajadores y los delegados de salud laboral. En las últimas horas se ha desconfinado el módulo de ingresos, aunque dos pacientes siguen en aislamiento en la enfermería de la cárcel. Los positivos detectados hasta ahora se concentran en los módulos 3 y 4 y en ningún caso pueden salir mientras persista la infección, por lo que han de permanecer encerrados y sin ningún contacto personal al menos diez días para pasar la cuarentena.
Piden un cribado para todos los reos
El resto de celdas en estas dos dotaciones se destinan a aislamientos preventivos. Como ocurre en otros ámbitos como el deportivo, se han formado burbujas para agrupar a reclusos con el fin de que puedan hacer las comidas o las salidas al patio por turnos y horarios sin que se mezclen los componentes de esos distintos grupos.
Uno de los módulos en los que se ha tenido que aislar a reclusos por haber dado positivo en los test es de los catalogados como regimentalmente conflictivo debido a la peligrosidad de los perfiles de los presos que cumplen condena.
Los representantes de la plantilla insisten en demandar mascarillas FFP2 para trabajar en esos módulos, así como equipos de protección individuales, batas resistentes a líquidos o gafas especiales para protegerse de salpicaduras. En esta misma línea, el comité de prevención de riesgos y de salud laboral de la cárcel de Segovia reclama a la Junta de Castilla y León un cribado de detección molecular por el que pasen todos los internos que cumplen condena en Perogordo así como los empleados penitenciarios con el objetivo de descubrir cuanto antes los posibles casos de contagio.
Fuentes sindicales apuntan que los juzgados han decidido que se usen la videoconferencia o la videollamada para atender las diligencias pendientes de presos que hayan dado positivo. En este sentido, Perogordo se decanta por la opción del teléfono para que el interno contagiado no tenga que salir de la celda. Pese a estas medidas, la representación laboral incide en solicitar la suspensión de este tipo de trámites para evitar el riesgo de contagio del empleado.
Cuatro afectados por sarna
La demanda de un mayor control también es para los nuevos internos, a quienes se les aísla en un principio y se les da un termómetro para que se tomen la temperatura y notifiquen si tienen fiebre. Sin embargo, hay algunos que para eludir el encierro sanitario mienten y aseguran no tener nada.
En las últimas fechas, Perogordo también ha tenido que afrontar un foco de sarna, que ya está atajado desde inicios de esta semana. Este tipo de problema de salud no es grave ni tampoco habitual, a lo mejor cada año hay un brote como el que ha afectado recientemente cuatro internos. Suelen ser presos que ingresan de nuevas y que normalmente viven en la calle. La falta de aseo y de higiene tanto personal como de la ropa son las causas frecuentes de este trastorno.