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De izquierda a derecha, Luis Solana, Rodolfo Martín Villa, Silvia Clemente, Luis Pérez de Cossío, José Antonio López Arranz y Jesús Fuentetaja, ayer en el auditorio del Museo Esteban Vicente. Óscar Costa

El sueño de la autonomía uniprovincial de Segovia, «una herida cicatrizada»

La presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, considera que la creación de la comunidad autónoma ha sido «positiva» a la postre

miguel ángel lópez

Segovia

Sábado, 3 de marzo 2018, 11:38

Contar en una mesa redonda para hablar de qué fue la aspiración uniprovincial de Segovia con ponentes como Rodolfo Martín Villa, en su condición de ministro de Administración Territorial en 1983; Luis Solana Madariaga, diputado del PSOE por Segovia entonces; Luis Pérez de Cossío, secretario provincial de UCD; el alcalde de Segovia de la época, José Antonio López Arranz, y Jesús Fuentetaja, funcionario de la Diputación que se encargó de que se firmara el acta por el que se inició (el 31 de julio de 1981) el propio proceso autonómico de Segovia, es apostar no solo por aclarar el pasado sino también por una conclusión que hable del presente y el futuro. Y una de las conclusiones de este debate en un abarrotado auditorio del Museo Esteban Vicente la aportó Solana: «Treinta y cinco años después no puedo ni quiero pensar si a Segovia le habría ido mejor o peor con Madrid o en solitario; todo el mundo debe trabajar para que lo que hay funcione».

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‘Lo que hay’ es que desde 1983, por ley orgánica y por «interés nacional», Segovia está integrada en la comunidad de Castilla y León y que en opinión de quienes participaron en esta mesa organizada por la Presidencia de las Cortes regionales y de la propia presidenta, Silvia Clemente, «la autonomía ha sido bien utilizada en Castilla y León».

«Tenemos un sentido localista tremendo, no nos sale decir ‘soy castellano’», señala Pérez de Cossío

Esta afirmación de Clemente, que la creación de la comunidad autónoma ha sido «positiva» a la postre, no se podía ver hace treinta y cinco años y menos cuatro años antes, en 1979, y por eso el sector de UCD afín al cuellarano Modesto Fraile inició el camino de la uniprovincialidad, porque, en opinión de Jesús Fuentetaja, había miedo «a ir hacia delante» porque «si se entraba en Castilla y León ya no se podía dar marcha atrás y no se sabía qué iba a pasar». Desde su punto de vista como historiador, declaró que la uniprovincialidad de Segovia es «una herida cicatrizada» y Segovia «está donde está por la fuerza del derecho», pero recordó que en 1983 la Diputación que presidía Rafael de las Heras y seguía las directrices de Modesto Fraile no quiso cumplir los requisitos del artículo 143 de la Constitución para integrarse en Castilla y León, con una evidente división de los municipios, con el Ayuntamiento que dirigía López Arranz a favor de la comunidad de nueve provincias, pero con una UCD dividida y apoyada en la capital por el PSOE.

El socialista Luis Solana, diputado ‘paracaidista’ entonces, que admira la «enorme» talla política de Fraile, recordó que consultó con Felipe González y fue a ver a Martín Villa, «y el puso firme a la UCD de Segovia». Con la perspectiva del tiempo manifestó que «la uniprovincialidad ni la vi ni la veo; lo de las dos autonomías, lo vi y lo veo, y lo de tener un enlace especial con Madrid lo sigo viendo». Porque, agregó, la relación de Madrid con Segovia «es muy especial» y «Segovia es una provincia modélica en convivencia, de lo que estoy muy orgulloso». Tanto como de haber compartido, con discrepancias, aquellos tiempos con políticos como Martín Villa, «de lo que hemos conseguido y de las diferencias», como para recriminar a Izquierda Unida que criticara la presencia del exministro de UCD en la ciudad.

Descentralización

Este era más partidario de la descentralización administrativa que de la política, y alabó el «impresionante» proceso descentralizador, pues el Estado solo dispone del 20% de los impuestos que recauda. En 1983, recordó, en el proceso de construcción del Estado de las autonomías solo las provincias de León y Segovia no ejercieron el derecho a integrarse en una comunidad (el problema de León fue incluso mayor, comentó), y Segovia quedó en tierra de nadie. Siempre pensó que una comunidad de Castilla sin León estaría incompleta «y que una Segovia uniprovincial no tenía sentido porque tenía poca masa crítica».

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Pérez de Cossío explicó que, en aquella época, a él le parecía adecuado formar la comunidad de Castilla la Vieja de once provincias, con Cantabria y La Rioja, que luego no fue posible, porque «yo no estaba de acuerdo con la uniprovincialidad, y lo de Castilla y León, ni fu ni fa». La cuestión está resuelta, vino a decir, pero recomendó a la presidenta de las Cortes «seguir luchando por la identificación de la gente con la comunidad autónoma» porque «los castellanos tenemos un sentido localista tremendo, somos segovianos o de León, no nos sale decir ‘soy castellano’». López Arranz evocó que sufrió presiones entonces, «y de qué manera», que le abandonaron nueve concejales centristas y que hoy se siente orgulloso porque «cumplimos nuestra misión». Y aunque opina que «Segovia no está tan atendida como quisiera, ha progresado y sigue progresando gracias al esfuerzo de los segovianos».

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